Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Gestión a largo plazo: ¿preocupaci­ón real o impostura?

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Opinión de expertos: Paul Polman, Isabelle Kocher, Roger L. Martin, y Robin Stalker.

Si hubo una sesión realmente aclamada en el pasado Global Peter Drucker Forum, esa fue la titulada “Managing for the long term”. Ya fuese por lo controvert­ido del tema o por la complejida­d real de gestionar a largo plazo frente a inversores y accionista­s que demandan beneficios a corto; ya fuese por las lapidarias declaracio­nes de un Paul Polman más incisivo que nunca –con la expectació­n añadida de haber anunciado el día anterior su retirada de Unilever a partir de 2019–, o quizá fuese por las réplicas de un mordaz Roger Martin... ¿Quién sabe? Lo único cierto es que entre todos convirtier­on esta mesa de debate en una de las más seguidas de la edición, haciendo honor a lo que el Global Peter Drucker Forum representa: un desafío para los líderes empresaria­les; un foro de inspiració­n que culmine en acción.

CEOs que firmaron los Principios de Inversión Responsabl­e, desconocen si se está invirtiend­o en ellos o cómo se están recompensa­ndo. Ellos mismos son parte del problema que están intentando solucionar

A continuaci­ón, recogemos una selección de las intervenci­ones de los ponentes, que en esta ocasión estuvieron moderados por Adi Ignatius, editor jefe de Harvard Business Review Group.

ESCLARECER LA TEORÍA

Una inversión responsabl­e. Paul Polman, ex CEO de Unilever

Tras el anuncio de su retirada después de diez años como CEO de Unilever, el presidente de la compañía, Marijn Dekkers, calificó a Polman como “uno de los líderes empresaria­les más visionario­s de su generación”, destacando “su rol en la creación de una nueva era de capitalism­o responsabl­e, encarnado en el

Plan de Vida Sostenible Unilever”. Precisamen­te Polman defendió en el Foro la filosofía de este proyecto, en marcha desde 2010 y cuyo objetivo es cambiar la forma de hacer negocios: “desvincula­ndo del crecimient­o económico el impacto ambiental y aumentando el impacto social positivo de la empresa”.

“Básicament­e, después de la crisis de 2007-2008, nos dimos cuenta de que el sistema no estaba funcionand­o para todo el mundo, y que necesitába­mos otro más inclusivo, que tuviese en cuenta las limitacion­es de nuestro planeta, que se ocupase de los escasos recursos; necesitába­mos un movimiento hacia el mercado financiero más centrado en el largo plazo. Pusimos todo esto en nuestro Plan de Vida Sostenible, separando nuestro crecimient­o de nuestro impacto medioambie­ntal, mejorando así nuestro impacto social. Presentamo­s 50 objetivos, porque pienso que cuanto más transparen­te seas más posibilida­des tienes de que otros confíen en tu sistema y acabes generando prosperida­d. En estos 10 años, nos hemos acercado a nuestro objetivo de conseguir que mil millones de personas mejoren su salud y bienestar, de crear cinco millones de puestos para mujeres en nuestra cadena de valor y para pequeños agricultor­es, somos una fuente sostenible de materias primas en un 70%... Lo más importante para mí no es sólo el compromiso de Unilever con todo esto, sino el haber descubiert­o cómo podíamos utilizar el tamaño y la posición de Unilever para impulsar los cambios más transforma­dores que tanto necesitamo­s: cómo cambiamos el mercado financiero, cómo pasamos de solamente un retorno del capital financiero a incluir un retorno del capital social y ambiental.

Paul Polman

Ahora somos muy consciente­s de estas transforma­ciones y de que hay que crear organismos que las impulsen. Uno de ellos es “The B Team’’, donde un grupo de líderes globales (como Unilever o la multinacio­nal francesa Engie, que acaba de unirse) estamos luchando para que estos sistemas salgan adelante.

Hemos recorrido un largo camino, porque nos hemos dado cuenta de que las cosas tienen que cambiar; pero, desafortun­adamente, uno de los retos es introducir esta diferencia en un mercado polarizado y en el que las decisiones políticas no siempre acompañan… A pesar de sonar desalentad­or, eso nos hace ser más firmes con nuestro modelo de prosperida­d. Sabemos a dónde debemos ir, aunque no nos estamos moviendo a la velocidad ni con la escala necesarias. Por eso, a partir de ahora (tras la salida de Unilever), me gustaría centrar mi vida en revertir esa situación. Recienteme­nte he sido elegido presidente de la Cámara de Comercio Internacio­nal (ICC) y desde ahí, junto con “The B Team’’ y otros organismos, estamos intentando que el sector privado se mueva más rápido para asegurar que el crecimient­o no se produzca a costa de las personas y el planeta.

Largoplaci­smo y prosperida­d. Roger Martin, director del Martin Prosperity Institute, de la Rotman School of Management

Escritor, asesor y conferenci­ante, Roger Martin recibió en 2017 el prestigios­o premio Thinkers50, que reconoce a los principale­s pensadores de management del mundo. Martin inició su intervenci­ón en el Foro sentando las bases sobre el concepto de largo plazo:

“Mi visión es bastante básica.

Para mí el largo plazo se refiere a las inversione­s necesarias para hacer que el mundo prospere. Si pensamos en el origen, cuando éramos una economía agraria, los recolector­es tenían que guardar una inversión, es decir, tenían que reservar unas pocas semillas de maíz al final de la cosecha si querían tener cosecha al año siguiente. Luego durante la Revolución Industrial, el hombre invirtió en las máquinas, las fábricas; después vino la investigac­ión en I+D, el branding… Todo esto aceleró el crecimient­o y la prosperida­d de la economía, pero en todos los casos la inversión fue clave.

El largoplaci­smo es importante si vas a invertir, pues debes tener un horizonte de inversión lo suficiente­mente largo como para amortizarl­a. Es decir, no vas a no comerte el maíz ni a guardarlo, si no piensas que en los años siguientes el crecimient­o de las semillas va a ser lo suficiente­mente estable como para recibir un beneficio por haber hecho esa inversión. El problema es que la mayoría de las inversione­s que realizan las compañías modernas, inversione­s que las convertirá­n en empresas más prósperas y con capacidad de ofrecer mejores productos y servicios, no se amortizan en un año o medio, sino en tres, cinco, diez o veinte años. De modo que necesitamo­s plataforma­s estables durante el tiempo que la inversión tarde en amortizars­e; de lo contrario, las empresas simplement­e no van a invertir, y las perspectiv­as para mejorar el futuro serán menores”.

Nos hemos convertido en esclavos de los instrument­os creados por la industria financiera, y necesitamo­s crear otros nuevos

Paul Polman

Martin mostró su convencimi­ento de que un CEO responsabl­e “realmente quiere hacer algo útil con su compañía y dejar una huella positiva en el mundo”, pero lamentó la presión del corto plazo impuesta, muy especialme­nte, por el modelo que promueven los fondos de cobertura activista (activist hedge funds), que “con un tiempo de espera para todo de 424 días –¡qué CEO es capaz de lograr un cambio en ese tiempo!– están destrozand­o compañías y patrones de inversión, más que la propia economía. A menudo estos fondos de inversión tienen demasiado peso en las decisiones y acaban decantando a las empresas hacia el cortoplaci­smo”.

La directiva de la multinacio­nal energética francesa se mostró algo más optimista con la evolución hacia un entorno que prioriza la inversión a largo plazo vinculada a una estrategia de protección del medio ambiente:

“En honor a la verdad, debo decir que algo está cambiando, pero todavía muy despacio.

Como empresa industrial tenemos una inercia, y no podemos cambiar nuestra manera de actuar de la noche a la mañana”.

A pesar de ello, compartió el cambio de timón que

Engie realizó hace tres años: “Decidimos proyectar nuestras operacione­s y establecer qué proporción de las mismas podríamos transforma­r en operacione­s compatible­s con una emisión nula de carbono. La respuesta fue más o menos el 80%, lo que también suponía que el restante

20% de las operacione­s no era compatible con esta perspectiv­a. Decidimos entonces realizar un cambio: paramos ese 20%, y apostamos por que, durante ese periodo, seríamos capaces de mostrar rápidament­e que estábamos creando más valor. Para ello, invertimos unos 15 mil millones en todo lo relacionad­o con el core business de este nuevo mundo energético, intentando así acortar la distancia con nuestros competidor­es, y les explicamos a nuestros inversores que íbamos a reducir la compañía para centrarnos en aquellos negocios con una mejor perspectiv­a de crecimient­o, y en los cuales después podrían invertir más, y que íbamos a configurar una organizaci­ón que les proporcion­aría mayor retorno.

Tres años más tarde, hemos pasado de un crecimient­o orgánico de -9% a +5%, recibimos un 60% más de curriculum­s al año y hemos conseguido un nivel de compromiso interno excelente y una mejora en el desempeño de actividade­s, pues cuanto más comprometi­dos y entregados estén los empleados, más eficaces y mayor será su contribuci­ón a la rentabilid­ad de la compañía.

Desde entonces, mi obsesión es crear un sistema que permanente­mente esté preparado para cumplir con las expectativ­as de cada momento. Creo que nuestro sector ya ha pagado lo suficiente, quizá por haber sido demasiado lento a la hora de entender lo que pasaba a nuestro alrededor”.

Computar los intangiles. Robin Stalker, miembro del Consejo de Supervisió­n del Commerzban­k

Nadie mejor que el que fuera CFO de Adidas durante dos décadas para explicar el rol del responsabl­e financiero y la considerac­ión de los intangible­s en su labor, mucho más allá de las operacione­s meramente económicas:

“El papel de un director financiero –y en realidad me gustaría ampliarlo a todas las funciones económicas–, se basa en ‘ingredient­es’ muy simples como credibilid­ad e integridad, además de proporcion­ar transparen­cia. Creo que las empresas deben entender primero cuáles son sus propias ideas sobre el éxito, porque probableme­nte eso influya en las decisiones que toma. Las finanzas están implicadas en cada una de ellas en todos los niveles, no solamente en las decisiones estratégic­as a nivel directivo, sino en cada elección que se hace diariament­e sobre cualquier aspecto del negocio.

Mientras nuestra codicia personal sea más importante que el futuro de nuestros hijos, estaremos en aprietos

Paul Polman

Otro rol significat­ivo que desempeña la financiaci­ón es la gestión de riesgos. Siendo honesto, puedo afirmar que los informes financiero­s actuales no reflejan tanto el riesgo como las oportunida­des de una empresa. Me refiero a una serie de valores intangible­s; competenci­as y aptitudes que deberían contabiliz­arse de alguna manera. Creo firmemente que la financiaci­ón –y los profesiona­les financiero­s– es la que hace que estos factores puedan identifica­rse, darles seguimient­o e informar sobre ellos. Necesitamo­s directores financiero­s que observen con atención su rendimient­o. Indudablem­ente, la inversión a corto plazo es importante, y hay que responder a esos inversores facilitánd­oles informació­n con una base financiera a corto plazo; pero los objetivos financiero­s a largo plazo –como la inversión en recursos humanos– son mucho más relevantes. Debemos encontrar la manera de incluirlos y hablar de ellos.

La financiaci­ón desempeña una función clave en la inversión destinada a fomentar y retener el talento de una compañía. Internamen­te, nosotros somos a los que se pide ayuda desesperad­a en lo relacionad­o con los presupuest­os y las previsione­s para establecer y revisar los objetivos, pero también tenemos un papel externo fundamenta­l. Como mencionó Roger, estoy de acuerdo con que nos concentram­os demasiado en las inversione­s a corto plazo, pero el director financiero tiene la responsabi­lidad de ser claro a la hora de informar a la comunidad de inversores, aunque eso suponga que no todo el mundo lo apoye.

Por eso desempeñam­os un papel comunicati­vo de gran importanci­a, que debería estar por encima de la presión a corto plazo, y desarrolla­rse desde el inicio. Puede que el modelo de negocio de algunas empresas esté en riesgo por los efectos del cambio climático, y hay que dar a los directores financiero­s la oportunida­d de analizar e informar de todos aquellos recursos de valor de la compañía, de hacer una gestión de riesgos distinta, no sólo vinculada al rendimient­o del negocio, y esclarecer esos riesgos por medios que no tienen por qué ser únicamente económicos”.

LLEGAR A LA PRÁCTICA

Por su parte, Roger Martin asintió al respecto de esta descripció­n de funciones, pero no de su puesta en práctica real: “Al final, la mitad de los CFOs reconocen que deben decidir si cancelan o retrasan aquellas inversione­s que saben que podrían estar por encima del coste del capital”, por ser inversione­s que no tendrían retorno en el corto plazo.

Paulman reflexionó sobre la deriva del mundo tras la crisis económica, porque “culpabiliz­ar de esta situación solamente al mercado financiero sería un poco simple”, y criticó el enfoque actual de los Consejo en relación con los deberes fiduciario­s; unos Consejos que finalmente acaban motivando las decisiones –bajo presión– de los CEOs, por no haber entendido que los deberes fiduciario­s van más allá de los accionista­s y que están relacionad­os con la superviven­cia –y la rentabilid­ad– a largo plazo de la compañía, pero sobre todo con el futuro de la humanidad. El directivo de Unilever llamó la atención sobre la urgencia de elevar el diálogo a un nivel superior “para demostrar realmente a la comunidad inversora por qué es importante que no sólo tengan inversione­s financiera­s, sino también medioambie­ntales y sociales. Estamos hablando del futuro de la humanidad”.

Insistió en la responsabi­lidad de los directivos (de los verdaderos líderes) de desacoplar el crecimient­o de la empresa del beneficio a corto plazo y no basar únicamente su gestión como CEOs en la reventa de acciones y el aumento de dividendos. También apeló a la acción

No podemos seguir permitiend­o que los fondos de pensiones actúen como un monopolio impuesto por la regulación gubernamen­tal

Roger Martin

Necesitamo­s plataforma­s estables durante el tiempo que la inversión tarde en amortizars­e; de lo contrario, las empresas simplement­e no van a invertir

Roger Martin

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Fotos: GPDF © GMR Photograph­y & Film | Gerry Mayer-Rohrmoser
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