Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)
IA, una Influencia Abrumadora
Andrew McAfee es cofundador y codirector de la Iniciativa del MIT para la Economía Digital e investigador principal del Centro de Negocios Digitales de la Sloan School of Management del MIT, donde estudia cómo la tecnología está afectando a las empresas, la economía y la sociedad. Con la publicación en 2014 de su libro The second machine age: work, progress and prosperity in a time of brilliant technologies, escrito junto con Erik Brynjolfsson, recibió varios premios y el reconocimiento como top ten de los más vendidos según The New York Times y The
Wall Street Journal. Su libro más reciente, publicado en junio de
2017 también en coautoría con Brynjolfsson, Machine, Platform, Crowd: Harnessing our digital future, ofrece una guía para ayudar a los ejecutivos a alcanzar el éxito en esta era turbulenta.
McAfee fue uno ponentes invitados al Hoy es Marketing de ESIC Business & Marketing School, evento que en su décimo sexta edición –bajo el lema “Technology, markets, business & human behavior”–, puso el foco en el desarrollo tecnológico, en los lazos internacionales del mundo de la empresa, y en la importancia fundamental del ser humano en todos estos cambios.
Durante su intervención, llamó la atención sobre el potencial de la Inteligencia Artificial (IA) que, combinada con las habilidades sociales propias del ser humano, puede llevarnos a “nuevos territorios que serán explorados de forma asociada entre máquinas y hombres”. Tras su ponencia, cuyos mensajes principales sintetizamos a continuación, nos concedió una interesante entrevista.
¿POR QUÉ SUBESTIMAMOS LA IA?
La forma en la que estamos aunando mente y máquina –o lo que es lo mismo, aunando aquello en lo que como humanos somos buenos y aquello que en particular las nuevas “máquinas” de IA consiguen– va a cambiar rápida y profundamente; y continuamos sin darnos cuenta del tremendo impacto que esto tendrá sobre nosotros.
Una manera de poder percibir el rendimiento combinado de la mente y las máquinas es el entorno de los juegos. Tan pronto como se inventó el ordenador, intentamos que fuese bueno practicando los juegos que las personas habíamos inventado para nosotros. Pronto pudimos programarlo para algunos sencillos, como el tres en raya, donde la máquina nunca perderá frente a una persona. Continuamos con otros más complejos, como el ajedrez, algo en lo que se trabajó durante décadas. Hace unos 20 años (1997), Gari Kaspárov se enfrentó a un ordenador de IBM llamado Deep Blue, jugando lo que muchos consideran la partida de ajedrez más importante de la historia de la humanidad. Kaspárov perdió. Desde entonces, el mejor jugador de ajedrez dejó de ser un hombre y la distancia entre habilidad digital y habilidad humana a la hora de jugar ajedrez no ha hecho más que aumentar.
Otro juego fascinante de estrategia, para muchos el más puro y complejo, es el Go. Ampliamente practicado en Asia, tiene más de 30 siglos de existencia. Lo interesante es que, hasta hace poco, los ordenadores habían sido pésimos jugadores de Go y nos preguntábamos por qué no se podían programar adecuadamente, tras estudiar el juego y a los jugadores.
Con emprendimiento, infraestructuras,
educación, inmigración e investigación original, un gobierno puede crear un entorno propicio para
la IA
Un gran player de Go no puede explicar la razón que hay detrás de un movimiento, argumentando que ha sido intuitivo y que su cerebro, habituado a jugar, toma esas decisiones sólo contrastables con la victoria final. Esto que puede parecer raro se explica a través de la paradoja de Polanyi, que nos dice que los seres humanos tenemos una increíble cantidad de conocimiento en nuestro cerebro al cual no podemos acceder ni describir, ni siquiera comunicar a otros, y que interfiere a la hora de progresar con la tecnología.
Gracias a esto, creímos tener una regla adecuada con la que distribuir el trabajo: todas aquellas cosas descriptibles, para las máquinas; todos aquellos casos donde sabemos