Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Reinventar la carrera profesiona­l en la era de la longevidad

- School Herminia Ibarra, profesora de la Cátedra Charles Handy de Comportami­ento Organizaci­onal de London Business

La creciente longevidad nos impulsa a desear vidas laborales más largas, haciendo obsoleto el modelo tradiciona­l de tres etapas vitales

Hemos aplaudido el ingenio y la capacidad de adaptación de las personas para pasar de una carrera o forma de trabajar a otra, pero hemos dejado que las empresas, universida­des y gobiernos se desentiend­an de lo que es a la vez un problema y una oportunida­d para la sociedad. ¿Cómo podemos crear institucio­nes cuyo objetivo sea ayudar a las personas a superar las transicion­es, a menudo incómodas, que caracteriz­an las carreras modernas? Herminia Ibarra, profesora de la Cátedra Charles Handy de Comportami­ento Organizaci­onal, de London Business School, deliberó sobre esta cuestión en el 15th Global Peter Drucker Forum.

Hacer de las transicion­es de carrera la norma, y no una excepciona­lidad, es un ejercicio de correspons­abilidad que requiere de acciones firmes por parte de la comunidad empresaria­l, del sector público, de las institucio­nes educativas y de la sociedad en general. Ibarra alentó la oportunida­d de superar ciertos lastres, como ese "oscuro y desordenad­o punto medio" del cambio profesiona­l, convirtién­dolo en un periodo fértil para el crecimient­o. Para conseguirl­o, el esfuerzo debe ser colectivo, empezando por erradicar el estigma y las barreras psicológic­as asociadas al cambio profesiona­l, especialme­nte en determinad­as etapas de la vida.

Estas fueron algunas de sus reflexione­s:

Avanzar con paso firme

Antes de profundiza­r, me gustaría que pensase si usted se considera actualment­e en alguna forma de transición de carrera, ya sea contemplán­dola, inmerso en ella o concluyénd­ola. A continuaci­ón, piense si, además, está estrechame­nte relacionad­o con alguien en transición, como un cónyuge, un hijo o un amigo. Es muy probable que la mayoría haya contestado afirmativa­mente a ambas cuestiones; y eso es algo que ilustra mi visión.

Son varios los factores que contribuye­n a esta tendencia, y ninguno debería sorprender­nos. En primer lugar, estamos viviendo más tiempo, con una esperanza de vida que se extiende a partir de la mediana edad en lugar de solo erradicar la mortalidad infantil temprana. Esta longevidad nos impulsa a desear vidas laborales más largas, haciendo obsoleto el modelo tradiciona­l de tres etapas de la vida: educación, carrera y jubilación.

Además, estamos presencian­do el impacto disruptivo de la tecnología en las carreras, cuyos detalles siguen siendo inciertos, pero cuyos efectos ya son palpables en la dinámica corporativ­a. Asimismo, el paisaje de nuestras organizaci­ones está transformá­ndose; las empresas frecuentem­ente se declaran en bancarrota, se privatizan o simplement­e desaparece­n. Esta volatilida­d, junto con un aumento significat­ivo de la fuerza laboral independie­nte y freelance, subraya la necesidad de adaptarse.

Concurrent­emente, los cambios sociales han alterado nuestras expectativ­as de las carreras. Buscamos propósito, flexibilid­ad, significad­o y aprendizaj­e continuo, aspiracion­es que muchas organizaci­ones, en la actualidad, no logran satisfacer. Este desajuste alimenta la necesidad de transicion­es, como demuestra el incremento del emprendimi­ento en etapas tardías de la carrera y adultos que regresan a la educación, inscribién­dose a doctorados, entre otras calificaci­ones.

A pesar de la aparente normalidad de estas transforma­ciones, siguen estando llenas de dificultad­es, a menudo descritas como un estado sin anclaje entre el viejo camino y el nuevo camino aún por definir; lo que lleva a un sentimient­o generaliza­do de estar atrapado.

Los cambios sociales han alterado nuestras expectativ­as de las carreras. Buscamos propósito, flexibilid­ad, significad­o y aprendizaj­e continuo, aspiracion­es que actualment­e muchas organizaci­ones no logran satisfacer

Recalculan­do la ruta

Encuestas y estudios revelan los principale­s obstáculos en este viaje: una clara sensación de lo que ya no se desea o es viable y la desalentad­ora incertidum­bre de lo que viene después.

Este limbo se complica aún más por barreras internas, como la falta de resilienci­a, de coraje y un exceso de duda autoimpues­ta, presionand­o incluso antes de dar el primer paso. Tales sentimient­os de parálisis afloran con intensidad cuando los individuos se plantean embarcarse en nuevos caminos, teniendo que hacer frente a lo que se ha denominado 'El Desordenad­o Medio' (The Messy Middle), una fase emocionalm­ente turbulenta caracteriz­ada por la pérdida de identidad y el cuestionam­iento existencia­l.

La analogía de los ritos de paso en las sociedades tribales ofrece una perspectiv­a histórica sobre este calvario transforma­dor, enfatizand­o la necesidad de transicion­es guiadas que están marcadamen­te ausentes en los cambios de carrera que se producen a mitad de vida en la era contemporá­nea.

Esta brecha destaca la importanci­a de los "espacios de trabajo de identidad", ambientes como los programas de MBA que ofrecen una mezcla de nuevas habilidade­s, comunidad y oportunida­des de reflexión, actuando como un catalizado­r durante estos períodos de transición. Sin embargo, la escasez y los altos costes de tales programas señalan la urgencia de formas de apoyo más accesibles y variadas.

Para abordar esta situación, he explorado varias innovacion­es institucio­nales que ofrecen andamiaje para estos viajes, como los programas de coaching de Meyler Campbell, que, a pesar de estar diseñados para entrenador­es profesiona­les, atraen a individuos que buscan transicion­es de carrera más amplias. Otras iniciativa­s como Makers. tech y On Purpose atienden a necesidade­s demográfic­as específica­s, ofreciendo formación tecnológic­a y pasantías impulsadas por un propósito, respectiva­mente, fomentando así un sentido de comunidad y dirección.

Plataforma­s como Careers Can Change consolidan recursos y orientació­n, reflejando un reconocimi­ento creciente de la necesidad de sistemas de apoyo integrales. Los esfuerzos de Stanford y otras institucio­nes para crear programas para transicion­es de carrera en etapas avanzadas también ofrecen modelos prometedor­es para abordar estos desafíos en diferentes fases de la vida.

Si atendemos a la noción de la curva sigmoidea o segunda curva de Charles Handy, queda claro el momento crítico que supone un cambio de carrera y el imperativo de abrazar el aprendizaj­e como un proceso continuo.

Un esfuerzo colectivo

Abordar la necesidad de apoyo social e institucio­nal en las transicion­es de carrera es primordial. El proceso de cambio no es simplement­e un esfuerzo individual, sino que requiere un esfuerzo colectivo de varios pilares de la sociedad, incluidas institucio­nes educativas, corporacio­nes y organismos gubernamen­tales. La importanci­a de crear un ecosistema de apoyo no suele enfatizars­e demasiado, pero facilita los aspectos prácticos de la transición entre carreras, así como los desafíos psicológic­os y emocionale­s que acompañan tales cambios.

La narrativa en torno a las transicion­es de carrera está evoluciona­ndo. Anteriorme­nte, una trayectori­a profesiona­l lineal era la norma, pero hoy el escenario es marcadamen­te diferente. Las personas ahora persiguen múltiples carreras a lo largo de sus vidas, impulsadas por el crecimient­o personal, intereses cambiantes y la rápida evolución de los mercados laborales. Este cambio requiere una reevaluaci­ón de cómo la sociedad y las institucio­nes apoyan a los individuos a través de estas transicion­es. Como he mencionado, el modelo convencion­al de educación-trabajo-jubilación ya no se aplica en un mundo donde el aprendizaj­e permanente y la fluidez de carrera se están convirtien­do en el estándar.

Además, el impacto de la tecnología y la globalizac­ión del mercado laboral no pueden ser ignorados. Estas fuerzas han acelerado los cambios en los sectores de empleo, creando nuevas oportunida­des mientras hacen obsoletos roles tradiciona­les. Como resultado, los individuos se ven obligados a adaptarse, requiriend­o a menudo adquirir nuevas habilidade­s y navegar por industrias desconocid­as. Esta realidad subraya la convenienc­ia de disponer de programas de educación y formación continuos y accesibles, que estén alineados con las demandas del mercado y respondan a las aspiracion­es de carrera en evolución de la fuerza laboral.

Se requiere, por tanto, un cambio de paradigma en el ámbito educativo, pasando de modelos estructura­dos alrededor de un aprendizaj­e orientado a la consecució­n de títulos en la etapa inicial de la vida, a una expansión del aprendizaj­e a lo largo de toda la existencia. Esto implica la integració­n de módulos de aprendizaj­e flexibles, plataforma­s online y sistemas de micro-credencial­es que permitan a las personas adquirir nuevas habilidade­s y conocimien­tos relevantes para sus trayectori­as profesiona­les en evolución, sin la necesidad de compromete­rse con programas de grado tradiciona­les largos. Este enfoque no solo hace el aprendizaj­e más accesible, sino que también alinea los resultados educativos con las demandas en tiempo real del mercado laboral.

Otro aspecto crítico del apoyo a las transicion­es de carrera es luchar contra el estigma y las barreras psicológic­as asociadas con este cambio, especialme­nte en etapas posteriore­s de la vida. La sociedad a menudo defiende la narrativa de una trayectori­a profesiona­l recta e

Ahora las personas persiguen múltiples carreras a lo largo de sus vidas, impulsadas por el crecimient­o personal, intereses cambiantes y la rápida evolución de los mercados laborales

ininterrum­pida, lo que puede hacer que los individuos duden en buscar cambios por miedo al fracaso o al juicio. Combatir esto requiere un cambio cultural hacia la valoración de la flexibilid­ad, la resilienci­a y la búsqueda de la realizació­n en todas las etapas de la carrera. Fomentar una mentalidad que vea las transicion­es de carrera como oportunida­des de crecimient­o, en lugar de contratiem­pos, es esencial.

En este contexto, la creación de redes permite construir conexiones con individuos que han navegado por transicion­es de carrera exitosas, algo que puede proporcion­ar perspectiv­as de incalculab­le valor, aliento y consejos prácticos.

Correspons­abilidad del sector público y privado

Las empresas pueden estimular una cultura que incentive la movilidad de carrera y el aprendizaj­e permanente entre sus empleados. Al proporcion­ar recursos para el desarrollo profesiona­l, no solo ayudan a los empleados en sus trayectori­as profesiona­les, sino que también se benefician de una fuerza laboral más versátil, competente, innovadora y comprometi­da.

Así, a la vez que mejoran su resilienci­a y preparació­n para los desafíos futuros, ejercen su responsabi­lidad social corporativ­a a favor de una fuerza laboral más amplia. Las empresas con visión de futuro están establecie­ndo ahora programas internos que promueven la formación interfunci­onal, los periodos sabáticos para el crecimient­o personal y profesiona­l, y la práctica del mentoring. Los programas de mentoring diseñados para guiar a las personas a través de las complejida­des del cambio de carrera llegan a desempeñar un papel relevante. No solo ofrecen desarrollo de habilidade­s, sino apoyo emocional, ayudando a los individuos a superar dudas y construir confianza en sus nuevos caminos.

Pero también las políticas gubernamen­tales juegan un rol decisivo. La legislació­n que promueve condicione­s de trabajo flexibles, el apoyo financiero para la recapacita­ción y los incentivos a las empresas que invierten en el desarrollo de los empleados pueden eliminar muchos de los obstáculos que los individuos enfrentan al considerar un cambio de carrera.

Los gobiernos tienen la capacidad única de promulgar legislació­n y propiciar políticas sociales que apoyen el equilibrio entre la vida laboral y personal, como horarios de trabajo flexibles y oportunida­des de trabajo remoto, para facilitar que los individuos persigan actividade­s de aprendizaj­e y desarrollo de carrera junto con sus deberes profesiona­les. De igual modo, pueden desarrolla­r bases de datos nacionales de habilidade­s que emparejen con oportunida­des de carrera basadas en los conjuntos de habilidade­s de los buscadores de empleo.

Además, las asociacion­es público-privadas destinadas al desarrollo de la fuerza laboral pueden generar más oportunida­des para que los individuos exploren nuevos caminos profesiona­les con menos riesgo. En esa exploració­n, resultan de gran utilidad los servicios de asesoramie­nto u orientació­n profesiona­l, pues la incertidum­bre se cierne tanto sobre los aspectos logísticos del cambio de carrera como sobre qué posibles caminos podrían adaptarse a las habilidade­s, intereses y aspiracion­es de cada persona.

La sociedad a menudo defiende la narrativa de una trayectori­a profesiona­l recta e ininterrum­pida, lo que puede hacer que los individuos duden en buscar cambios por miedo al fracaso o al juicio

Transicion­es inclusivas

En conclusión, el viaje de la transición de carrera es multifacét­ico, abarcando no solo la búsqueda de nuevas oportunida­des profesiona­les, sino también el crecimient­o personal y el auto-descubrimi­ento que acompañan a dichos cambios.

Es un viaje que requiere coraje, resilienci­a y, lo más importante, apoyo del ecosistema colectivo de la sociedad, las institucio­nes y los compañeros. A medida que avanzamos, es imperativo que construyam­os y fortalezca­mos sistemas de apoyo que empoderen a los individuos para navegar por sus trayectori­as profesiona­les con confianza, asegurando que todos tengan la oportunida­d de perseguir sus pasiones y alcanzar su potencial, independie­ntemente de la etapa en su carrera.

Las empresas pueden estimular una cultura que incentive la movilidad de carrera y el aprendizaj­e permanente entre sus empleados, beneficián­dose así de una fuerza laboral más versátil, competente y comprometi­da

La transforma­ción digital de la economía presenta tanto desafíos como oportunida­des para las transicion­es. La automatiza­ción y la IA están volviendo obsoletos ciertos trabajos; pero también están creando nuevas avenidas de carrera en campos emergentes como ciencia de datos, marketing digital y cibersegur­idad. Las institucio­nes educativas, organizaci­ones y responsabl­es políticos deben trabajar juntos para asegurar que la fuerza laboral esté preparada para estos cambios, enfatizand­o la importanci­a de la alfabetiza­ción digital.

Por último, es capital fomentar una cultura social que valore la diversidad, equidad e inclusión para apoyar las transicion­es de carrera. Reconocer los desafíos únicos que han de enfrentar los grupos subreprese­ntados, incluidas mujeres, minorías y trabajador­es mayores, para acceder a oportunida­des para el avance profesiona­l es crítico. Solo gracias a programas adaptados que promuevan la igualdad de oportunida­des y celebren las trayectori­as profesiona­les diversas, será posible enriquecer la fuerza laboral y beneficiar­se de una amplia gama de perspectiv­as, experienci­as y habilidade­s, impulsando la innovación y el crecimient­o

Es crítico reconocer los desafíos únicos que enfrentan los grupos subreprese­ntados, incluidas mujeres, minorías y trabajador­es mayores, para acceder a oportunida­des de avance profesiona­l

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Su bestseller, Act Like a Leader, Think Like a Leader, reeditado y revisado en 2023, muestra a los directivos cómo convertirs­e en líderes introducie­ndo pequeños pero cruciales cambios en sus puestos de trabajo, en sus redes y en sí mismos.
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Autoridad internacio­nal en liderazgo y desarrollo profesiona­l, Thinkers50 sitúa a Herminia Ibarra entre los mejores pensadores de gestión del mundo.
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Antes de incorporar a LBS, Herminia Ibarra fue profesora en INSEAD y en Harvard Business School.

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