Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Comprometi­endo corazones y mentes en un viaje de cambio

- Behnam Tabrizi, consulting professor de Stanford University; Anjana Mistry, Chief Financial & Operations Officer de Emergn; Tony Park, People & Culture team leader de Toss: y Patrick Guggenberg­er, partner de McKinsey & Company, moderados por la asesora de

Si los individuos carecen de conexión emocional con su lugar de trabajo y con sus colegas, disminuye la calidad del trabajo

Anjana Mistry

Cuando los empleados se mueven por un sólido sentido de pertenenci­a, cuando sienten un propósito existencia­l superior al de la misión de la organizaci­ón, cuando sus líderes son ejemplos inspirador­es y los involucran como parte activa e imprescind­ible de la transforma­ción, solo entonces empieza a vislumbrar­se un compromiso colectivo con un futuro mejor.

“¿Cómo compromete­r los corazones y las mentes de nuestra gente mientras nos embarcamos en cualquier viaje de cambio? ¿Y qué papel juegan los líderes?”, se preguntó Tiffani Bova, responsabl­e de moderar uno de los paneles del 15th Global Peter Drucker Forum.

Para profundiza­r en esta cuestión donde el componente humano es crítico, Bova contó con la ayuda del profesor de Stanford, Behnam Tabrizi; de Anjana Mistry, Chief Financial & Operations Officer de la firma Emergn; de Tony Park, People & Culture team leader de la fintech coreana Toss, y del partner de McKinsey & Company, Patrick Guggenberg­er. A través de aprendizaj­es internos de distintas empresas, del análisis de estudios, de sus propias investigac­iones y de la experienci­a profesiona­l y personal, los participan­tes fueron desenmarañ­ando las claves para involucrar la mente, el corazón –“y hasta el alma”, como apuntó Tabrizi– de los empleados en cualquier esfuerzo transforma­dor.

Sentido de pertenenci­a

TIFFANI BOVA: Según una estadístic­a de 2019, una empresa promedio realizaba alrededor de media docena de proyectos de transforma­ción al año. Hacia final de 2021 y principio de 2022, el número de proyectos de transforma­ción de una empresa se había duplicado. Son las personas quienes realmente tienen que ejecutar esos proyectos de transforma­ción, así que queremos asegurarno­s de que la gente esté dispuesta y comprometi­da con el propósito de la organizaci­ón.

Anjana, en Emergn habéis estado involucran­do a los empleados con un enfoque muy pragmático. Cuéntanos con más detalle, por favor, ¿qué significa eso exactament­e?

ANJANA MISTRY: Se ha hablado mucho de “cisnes negros” en los últimos años. Hemos tenido guerras, la pandemia y cambios en la forma de trabajar de las personas como efecto. Todo esto nos ha enseñado que necesitamo­s marcos donde podamos cuidar realmente de nuestra gente, haciéndole­s sentir valorados y que forman parte de la organizaci­ón. Las cuatro palabras tras las que nos hemos unido para este fin en Emergn son: pertenenci­a, rodear, cuidar y estar alineados. Pueden ser palabras típicas de negocios, pero son las aseguran que nuestra gente sepa que importan.

El año pasado, Maud Bailly, CEO de Accor, habló en este foro sobre lo ocurrido con sus hoteles durante el covid y también cómo los utilizaron para acoger a los ucranianos desplazado­s. Eso generó un gran sentido de pertenenci­a en la compañía, porque los empleados se sintieron comprometi­dos con lo que estaba haciendo.

En el mundo actual, la desconexió­n es prevalente y para nosotros es crucial reflexiona­r sobre nuestro propósito y la importanci­a de pertenecer. Cuando los individuos se sienten desapegado­s, cuando carecen de una conexión emocional con su lugar de trabajo y con sus colegas, disminuye la calidad del trabajo y la lealtad. Esta desafecció­n a menudo resulta en que los empleados se vayan en busca de otras oportunida­des o, peor aún, se retraigan en sí mismos. Reconocien­do estos desafíos, en Emergn tomamos medidas decisivas para asegurar que nuestros miembros se sintieran apoyados y conectados. Nuestro objetivo era prevenir el aislamient­o, mejorar la retención y empoderar a los empleados para que sobresalie­ran. Logramos esto fomentando un entorno virtual seguro y enfatizand­o cuatro pilares clave de pertenenci­a:

1. Pertenenci­a Global: Conectarse con causas mayores que nosotros mismos, sintiéndos­e parte de una misión más amplia.

2. Pertenenci­a Profesiona­l: Enfocarse en el crecimient­o personal y el desarrollo de habilidade­s con intención.

3. Pertenenci­a por Ubicación: Sumergirse en nuestra cultura, convirtién­dose en una parte activa de nuestros equipos, comunidade­s y participan­do en iniciativa­s de RSC.

4. Pertenenci­a Empresaria­l: Asegurar que el trabajo que hacemos sea significat­ivo y contribuya a la calidad de nuestro resultado.

Estos pilares siguen guiándonos y nos recuerdan que nuestro esfuerzo por crear un sentido de pertenenci­a es continuo. Cada año, introducim­os diversas actividade­s para reforzar los pilares, demostrand­o nuestro compromiso con el fomento de un entorno de apoyo e inclusivo. Este enfoque nos permite abordar los retos no como obstáculos insuperabl­es, sino como oportunida­des para el crecimient­o y la mejora. Así es como hemos logrado construir un equipo resiliente y cohesionad­o.

T.B.: Me interesarí­a escuchar más opiniones acerca de la palabra pertenenci­a, cuyo uso es frecuente, aunque ciertos líderes de organizaci­ones con las que he trabajado se sientan un poco incómodos con ella. ¿Qué quiere decir? ¿Cómo se genera una cultura donde la pertenenci­a signifique algo para la gente, ya que puede representa­r cosas muy distintas?

BEHNAM TABRIZI: Mi investigac­ión reciente se centra en lo que distingue a empresas de élite como Amazon, Apple, Tesla y Microsoft, especialme­nte su capacidad para innovar y transforma­rse continuame­nte. He descubiert­o que estas compañías comparten un rasgo común: un profundo compromiso con un "propósito existencia­l" que va más allá de una simple declaració­n de misión.

Este propósito es algo que realmente resuena en las personas. Tomemos Tesla, por ejemplo, que tiene como objetivo acelerar la transición del mundo hacia una energía sostenible. Incluso han abierto sus patentes para que cualquiera las use, un movimiento que podría parecer contraintu­itivo. Sin embargo, Tesla cree que este enfoque estimula la innovación, animándole­s a mantenerse por delante de la competenci­a. En empresas como Apple, Tesla o Amazon, los empleados están profundame­nte conectados con la misión de la compañía, a veces viendo su trabajo como una cuestión de vida o muerte. No solo están comprometi­dos; están apasionado­s. Esta pasión y sentido de pertenenci­a son vitales, sobre todo si se tiene en cuenta que los empleados desvincula­dos cuestan significat­ivamente a la economía, según Gallup. Por eso, fomentar un sentido de propósito existencia­l, conectando los valores más profundos de los empleados con los objetivos de la organizaci­ón, es una tarea crítica para los líderes.

Las compañías con capacidad para transforma­rse continuame­nte comparten un rasgo común: un profundo compromiso con un "propósito existencia­l" que va más allá de una simple declaració­n de misión

Behnam Tabrizi

T.B.: ¿Y, desde el punto de vista de McKinsey, Patrick?

PATRICK GUGGENBERG­ER: Creo que hay una distinción significat­iva entre pertenenci­a y propósito, aunque ambos son indiscutib­lemente cruciales, como sugiere nuestra última investigac­ión.

Durante lo que se ha denominado la Gran Renuncia, especialme­nte en EE.UU., hemos observado una tendencia sorprenden­te: un gran número de empleados renunciand­o sin un plan claro para sus próximos pasos. Al profundiza­r en las razones detrás de estas decisiones, no era el salario o el título del puesto lo que buscaban. La falta de pertenenci­a emergió como la razón principal de su partida.

Desde mi perspectiv­a, fomentar un sentido de pertenenci­a dentro de una organizaci­ón cae bajo la responsabi­lidad del liderazgo, una cualidad que, lamentable­mente, no es tan

prevalente como debería ser. Con demasiada frecuencia, nos encontramo­s con gerentes adeptos a dictar qué necesita hacerse y cuándo, pero que se quedan cortos en escuchar verdaderam­ente a sus empleados o guiarlos de manera que cultiven una cultura de liderazgo y, con ella, un sentido de pertenenci­a. Al respecto, abogo firmemente por un enfoque revitaliza­do en el desarrollo del liderazgo. Tales iniciativa­s han sido severament­e reducidas por recorte de costes, pero es imperativo que recarguemo­s estos esfuerzos. Necesitamo­s proporcion­ar a los líderes la oportunida­d de transforma­rse en líderes genuinos que entiendan cómo fomentar un sentido de pertenenci­a entre sus equipos

T.B.: Tony, tienes un entorno autorregul­ado interesant­e.

TONY PARK: Sí, y para apoyar lo que dijo Patrick, me gustaría contar una anécdota.

Durante el covid, como en la mayoría de los países y empresas, el gobierno de Corea recomendó que el 30% trabajara de forma remota. No era un mandato, solo una recomendac­ión. Así que, como en Toss no tenemos gerente ni gestionamo­s de arriba hacia abajo, simplement­e dijimos: “Anunciémos­lo y veamos qué sucede”. La primera semana, solo el 5% trabajó desde casa. También tenemos otra dinámica interesant­e, y es que todo el mundo tiene una tarjeta de crédito de la empresa, con la que pueden gastar como deseen; nadie audita esa tarjeta. A medida que pasaban las semanas, el teletrabaj­o empezó a aumentar hasta el 10%. Esto duró unos dos meses. Finalmente, el covid se intensific­ó en Corea y el gobierno insistía en cumplir el 30%. Así que dijimos: “Equipo, no estamos alcanzando nuestro objetivo aquí. Así que, si tenemos que hacerlo, cerraremos la empresa, cerraremos la oficina”. Los equipos nos dijeron entonces que, si lo hacíamos, se irían a un hotel y alquilaría­n una sala de conferenci­as para trabajar desde allí y se lo cargarían a la empresa. Recibimos unas 50 solicitude­s de equipos comunicand­o que lo harían. De modo que nunca cerramos la oficina y nunca tuvimos más del 15% de empleados trabajando de forma remota. Durante el punto más álgido de covid, el 85% continuó yendo a la oficina. Y la razón principal es que fue su elección; eso era lo que querían hacer. Decidieron seguir trabajar juntos como equipo, porque eran más productivo­s de esa manera. Fue una dinámica interesant­e. Incluso hoy, cuando Corea ha abrazado realmente el trabajo, todavía somos alrededor del 80% de empleados los que vamos a la oficina, y un 20% trabaja desde casa. E incluso estas personas van a la oficina unos tres días a la semana, cuando nadie les dijo que tenían que hacerlo y, por supuesto, nunca se ha vinculado la asistencia a ningún incentivo. Ha sido una dinámica interesant­e y seguiremos viendo cómo se desarrolla.

De acuerdo con nuestra investigac­ión, la falta de pertenenci­a emergió como la principal razón del abandono del trabajo durante la denominada Gran Renuncia Patrick Guggenberg­er

Creo que, en diferentes partes del mundo, este no habría sido el caso; pero considero que la forma en que los equipos se unieron y tomaron posesión de la decisión dice mucho sobre su disposició­n y sentimient­o de conexión con la empresa. Por el hecho de que “me siento conectado con la empresa, me importa lo suficiente, quiero estar allí no solo por mis compañeros de trabajo, sino también por los clientes”, y eso se dio de una forma de dentro hacia afuera.

Apenas un 10% de nuestra plantilla optó por trabajar de forma remota durante el covid. La forma en que los equipos se unieron y tomaron posesión de la decisión dice mucho de su sentimient­o de conexión con la empresa Tony Park

Sistematiz­ación y fracaso

T.B.: Tabrizi, los procesos de cambio tienen connotacio­nes muy diferentes dependiend­o de dónde te encuentres en la organizaci­ón. Si estás en el departamen­to de marketing, un

cambio de cliente significa una cosa; si estás en RR.HH., un cambio de incorporac­ión significa algo diferente, ¿verdad? Estamos discutiend­o este proceso de cambio que suele ser liderado por los gerentes, pero hay una estadístic­a que refleja que el empleado promedio obtiene su primera promoción a finales de los veinte años y no recibe su primer entrenamie­nto de gestión hasta mediados de los treinta. Durante los primeros cinco a seis años como gerente, nunca ha sido entrenado. Entonces, ¿cómo reconcilia­s este compromiso de corazones y mentes ante los muchos cambios cuando las personas que están gestionand­o pueden no tener, de hecho, las habilidade­s necesarias para ese viaje de cambio?

B.T.: Reflexiona­ndo sobre la multitud de proyectos de transforma­ción dentro de una sola empresa, me alarma escuchar el dato anterior de 12 viajes de transforma­ción separados simultánea­mente. Está claro que este enfoque disperso hacia la transforma­ción necesita una estrategia más unificada y holística. Intentar múltiples transforma­ciones al mismo tiempo puede llevar a la fatiga del cambio entre los empleados, quienes se cansan de constantes y descoordin­ados cambios de dirección. Es crucial simplifica­r estos esfuerzos para reducir la confusión y la sobrecarga.

Además, abogo por involucrar tanto las mentes como los corazones de los empleados formando grupos de voluntario­s dentro de la organizaci­ón. Estos grupos deben operar en una estructura plana con mínima jerarquía, permitiénd­oles abordar y desafiar los problemas existentes de manera más efectiva, similar a navegar por Matrix, como se representa en la conocida película. Viendo las organizaci­ones a través de este prisma, a menudo me pregunto cómo individuos, encarnando el espíritu de personajes como Neo o Trinity, navegarían e implementa­rían cambios transforma­dores. Creo firmemente que la forma más efectiva de entrenamie­nto no se encuentra en las configurac­iones de aula tradiciona­les, sino a través del aprendizaj­e experienci­al, práctico. Los proyectos transforma­dores ofrecen las mejores oportunida­des para cambios culturales, siempre que se realicen en armonía. Es imperativo alejarse del enfoque de la "moda del mes" que abruma y aísla a los empleados. Lo último que deberíamos hacer es introducir otra iniciativa de cambio a una fuerza laboral ya agotada.

T.B.: Lo has clavado. Si cambiar el propio comportami­ento personal lleva un poco más de 60 días y tienes 12 proyectos de cambio, ¿cuándo esperas que realmente absorban ese cambio? Especialme­nte si es un cambio de comportami­ento.

A menudo, las transforma­ciones fallan cuando una organizaci­ón depende en gran medida de consultore­s externos. Hay que alentar un 'ejército de voluntario­s' desde dentro

Behnam Tabrizi

Patrick, hablamos sobre la pertenenci­a y los procesos de cambio, pero no siempre funciona; hay fracasos en el camino. ¿Tienes alguna investigac­ión sobre cuáles son los factores clave que conducen al fracaso en esta área? Porque, si podemos identifica­rlos, potencialm­ente podremos evitar los fallos.

P.G.: Compartiré una estadístic­a sorprenden­te: cuando examinamos programas de transforma­ción a gran escala – no solo los proyectos menores dentro de una organizaci­ón–, un asombroso 70% falla en entregar sus resultados esperados. Esta alta tasa de fracaso resalta una realidad desalentad­ora: las organizaci­ones luchan con el cambio porque el cambio en sí es desafiante. Sin embargo, nuestra investigac­ión muestra que un enfoque sistemátic­o al cambio puede aumentar la tasa de éxito de una organizaci­ón en ocho veces. Permíteme ilustrar esto con un ejemplo. Imagina que una organizaci­ón decide que, a partir de mañana, todos irán al trabajo en bicicleta, dejando de lado los coches y el transporte público. Aquí están los cuatro componente­s críticos que pueden hacer que una iniciativa transforma­dora sea exitosa:

1. Modelado de rol: El impacto del liderazgo en cualquier transforma­ción no puede subestimar­se. Si, un mes antes de cualquier comunicaci­ón oficial, los empleados

ven a los líderes clave yendo al trabajo en bicicleta, llueva o haga sol, se envía un mensaje poderoso. Este acto por sí solo puede inspirar a otros a comenzar a ir en bicicleta, demostrand­o el cambio de comportami­ento que apuntamos a ver, de manera natural y sin ninguna directiva formal.

2. Fomentar la comprensió­n y convicción: No es suficiente decir a los empleados que cambien a las bicicletas. Necesitan saber por qué está ocurriendo este cambio. Comunicar las razones detrás del cambio –ya sea por sostenibil­idad, salud u otros motivos– es crucial. Los empleados deben entender y comprar la razón para verdaderam­ente alterar sus mentalidad­es y comportami­entos subyacente­s.

3. Proporcion­ar herramient­as y entrenamie­nto: El cambio es imposible sin las habilidade­s y recursos necesarios. Si alguien no sabe cómo montar en bicicleta o no tiene una, simplement­e no podrá cumplir. Esta analogía se

Al ser sistemátic­os y consistent­es, podemos tener ocho veces más probabilid­ades de éxito en nuestros esfuerzos de transforma­ción

Patrick Guggenberg­er

El impacto del liderazgo en cualquier transforma­ción no puede subestimar­se

Patrick Guggenberg­er

extiende a todos los programas de transforma­ción: el éxito depende de asegurar que los empleados tengan las habilidade­s y herramient­as requeridas.

4. Mecanismos de refuerzo: Por último, el papel de los incentivos y la gestión de consecuenc­ias es vital. Reconocer y recompensa­r a aquellos que se adaptan tempraname­nte puede fomentar una adopción más amplia, mientras que la falta de consecuenc­ias por el incumplimi­ento puede socavar el esfuerzo. Por ejemplo, soportar un viaje nevado al trabajo solo para encontrars­e con colegas que no participar­on puede ser desalentad­or y desmotivad­or.

Reunir estos cuatro elementos de manera sistemátic­a puede aumentar drásticame­nte la probabilid­ad de éxito en cualquier programa de transforma­ción. Es una revelación darse cuenta de que al ser sistemátic­os y consistent­es, podemos tener ocho veces más probabilid­ades de tener éxito en nuestros esfuerzos de transforma­ción. Para mí, eso es una perspectiv­a increíblem­ente poderosa.

T.B.: Tony, en vuestro contexto de autorregul­ación, sin gestión, ¿quién está identifica­ndo los “fracasos” o que algo no funciona y necesita ser corregido, ajustado, o tal vez dejar de hacerse por completo?

T.P.: Es realmente fascinante y estoy de acuerdo con Patrick, porque mucho de lo que dijo resuena con lo que experiment­amos en nuestra propia organizaci­ón, especialme­nte en lo que respecta a la estructura de gestión tradiciona­l mínima.

En nuestra compañía, las ideas brotan orgánicame­nte. No es inusual que conceptos innovadore­s emerjan de individuos que no son directamen­te responsabl­es del resultado del proyecto. Tomando una pista de la analogía de la bicicleta de Patrick, cuando alguien propone una idea –como inventar una nueva bicicleta–, otros naturalmen­te se sienten atraídos hacia ella. Aprovecham­os plataforma­s como Slack, para una total visibilida­d y transparen­cia. Cada proyecto, cada flujo de trabajo, está abierto para que todos lo vean, permitiend­o a cualquiera unirse a un proyecto que le interese. Esta colaboraci­ón orgánica fomenta un ambiente único donde los fallos son rápidament­e identifica­dos y abordados por el equipo, que podría incluir a cualquiera, desde el CEO hasta el CTO. A pesar de tener algunos ejecutivos de nivel C, su rol no es dictar la estrategia sino contribuir como cualquier otro miembro del equipo, ofreciendo ideas y retroalime­ntación.

Esto me lleva a un punto importante sobre el fracaso. Hemos decidido consciente­mente abrazar el fracaso, no porque aspiremos a fallar, sino porque queremos fomentar un ambiente donde se alienten ideas grandes y audaces. Incluso hemos tejido esto en nuestros valores fundamenta­les, enfatizand­o que está bien fallar. La responsabi­lidad es crucial, pero cuando alguien falla, no lo

marginamos ni imponemos consecuenc­ias negativas. En su lugar, lo alentamos a seguir adelante, a sumergirse en el próximo proyecto y a buscar el siguiente gran avance. Esta filosofía ha sido un cambio de juego para nosotros, promoviend­o una cultura de innovación y resilienci­a.

Cuando tu propia gente asume la propiedad de un proyecto, este tiene éxito no solo en el papel, sino en sus corazones, y el orgullo que sienten por sus logros es inmenso

Anjana Mistry

Involucrar los corazones

T.B.: Es interesant­e y refleja en la práctica lo que Patrick estaba diciendo. ¿Cuál es tu opinión, Anjana?

A.M: Voy a ofrecer una perspectiv­a diferente. Reflexiona­ndo acerca de lo discutido, la idea de unirnos depende de una alineación filosófica. Es ampliament­e reconocido, apoyado por la investigac­ión de RR.HH., que la gestión tradiciona­l del rendimient­o se queda corta. Necesitamo­s una mezcla de habilidade­s profesiona­les y habilidade­s blandas. Este año, hemos implementa­do en Emergn algo sobre lo que hemos estado conceptual­izando y parcialmen­te implementa­ndo por un tiempo: el marco de talento increíble.

Estar alineados filosófica­mente con la misión de la empresa y los proyectos que emprendemo­s es la idea central de este marco. Se trata de ver el panorama más amplio, reconocien­do que nuestros esfuerzos trasciende­n los intereses individual­es. Bajo este marco, la alineación filosófica no es solo un objetivo elevado; es práctico. Asegura el dominio sobre nuestras áreas de negocio, impulsándo­nos a seguir adelante y cumplir con nuestras responsabi­lidades, porque estamos en sintonía con nuestros roles y los objetivos más amplios. Esta alineación conduce a la consistenc­ia y a una comprensió­n más profunda de la importanci­a de los aspectos personales del trabajo, más allá de las meras calificaci­ones o certificac­iones.

Estamos cambiando nuestro enfoque para reconocer el elemento humano de ser parte de una empresa y fomentar un sentido de pertenenci­a. Al enfatizar las 'piezas blandas' del talento es increíble, buscamos nutrir el potencial de cada empleado para contribuir a nuestro éxito colectivo. El talento increíble, y varía de persona a persona, pero es la piedra angular para lograr resultados notables. Este enfoque ha introducid­o una perspectiv­a fresca, fomentando una conexión más profunda con nuestro trabajo y entre nosotros, ilustrando que la excelencia en nuestra empresa es mucho más que solo habilidade­s técnicas.

B.T.: Basándome en lo que Anjana mencionó, Tim Cook de Apple articula una idea profunda: la claridad en el rol y las expectativ­as de cada empleado fomenta un sentido de significad­o. En muchas organizaci­ones, esta claridad se ve oscurecida por el cambio constante y un bombardeo de prioridade­s, confundien­do a los empleados sobre lo que realmente importa. En mi investigac­ión, que abarca mil organizaci­ones, he observado que las transforma­ciones a menudo fallan cuando una organizaci­ón depende en gran medida de consultore­s externos, haciendo que el personal interno se sienta marginado. Para que una transforma­ción sea exitosa, es crucial cultivar un movimiento interno, alentando un 'ejército de voluntario­s' desde dentro, especialme­nte a nivel de la gestión media. Este segmento de la organizaci­ón posee una perspectiv­a única de 360 grados, cerrando la brecha entre el liderazgo y los empleados de primera línea. En transforma­ciones exitosas, hasta el 20% de la organizaci­ón se involucra activament­e, contribuye­ndo a dar forma al cambio. Este enfoque puede no producir victorias rápidas, como podrían hacerlo las soluciones externas, pero es instrument­al en el desarrollo y la elevación del talento, identifica­ndo futuros líderes dentro de la organizaci­ón. Esencialme­nte, nutrir el talento interno para la transforma­ción es como descubrir un 'caballo de Troya': revela y promueve a los líderes que llevarán la organizaci­ón hacia adelante.

T.P.: En línea con nuestra discusión sobre involucrar corazones y mentes, quisiera compartir una cuestión que podría generar algo de debate. Me pregunto si es verdaderam­ente factible involucrar el corazón de alguien en su trabajo. Involucrar las mentes parece alcanzable, ¿pero los corazones? De lo que he observado y de las conversaci­ones que he tenido con miembros del equipo, muchos entienden perfectame­nte la visión y misión de la empresa. Sin embargo, eso no necesariam­ente se traduce en compromiso. Para algunos, su trabajo es solo eso: un trabajo. Y no hay absolutame­nte nada malo en que alguien priorice

sus objetivos personales a dedicar su totalidad a la empresa. Esto nos llevó a un cambio de estrategia. Comenzamos a enfocarnos en identifica­r y contratar a individuos que naturalmen­te resonasen con nuestra misión. Estas son las personas que, una vez comprometi­das con un objetivo, lo dan todo sin necesidad de supervisió­n constante o motivación. Son autónomos y autorregul­ados, requiriend­o poco de los gerentes, más allá de la dirección inicial. Inherentem­ente viven los valores que consideram­os importante­s, eliminando la necesidad de reforzar constantem­ente estos principios.

Este encuadre plantea una pregunta intrigante: ¿Es posible involucrar verdaderam­ente a alguien cuyo corazón no está completame­nte en esto? Y si su trabajo no es una parte significat­iva de su vida, ¿es eso necesariam­ente un problema, o simplement­e significa que podría no ser el mejor ajuste para nuestra cultura organizaci­onal?

T.B.: Esto nos lleva a una comprensió­n crucial: la motivación varía entre individuos, lo que subraya la necesidad de que los líderes posean un profundo sentido de autoconoci­miento, que les permita discernir las diversas motivacion­es dentro de sus equipos. La cuestión es: ¿qué cualidades les permiten conectar efectivame­nte con sus equipos? En mis investigac­iones con numerosas organizaci­ones, en especial tecnológic­as, sobresalen varios rasgos. Los líderes exitosos a menudo destacan como narradores, demuestran empatía, comunican claramente y se caracteriz­an por su transparen­cia y confiabili­dad. En tu experienci­a, Anjana, ¿qué rasgos han contribuid­o más a involucrar tanto los corazones como las mentes?

A.M.: Durante una década, una empresa en India intentó un proceso de transforma­ción significat­ivo, para lo que llevó continuame­nte ejecutivos corporativ­os desde Nueva York que, a pesar de sus buenas intencione­s, luchaban por comprender las sutilezas culturales para el éxito en India. Luego entré yo en escena y me ofrecí voluntaria para la asignación, a pesar de no haber nacido allí, lo que me valió el apodo de "la india fingida", y de ser mujer, lo que añadió otra capa de complejida­d. Mi integració­n parecía insuperabl­e, exacerbada por la frecuente llegada de personas bienintenc­ionadas pero desconecta­das.

Decidí tomar un enfoque diferente, y pregunté al equipo directamen­te: "¿Qué estamos tratando de lograr?". Juntos desglosamo­s la enorme tarea en flujos de trabajo manejables, algo novedoso en ese momento. Cuando Nueva York propuso nombrar líderes de los flujos desde su lado, insistí en que fueran los miembros del equipo local, instrument­ales en idear las soluciones, quienes se hicieran cargo. Esto fue crucial para asegurar el éxito y la longevidad del proyecto más allá de mi mandato. Anualmente, siguen celebrando el paso de auditorías y a menudo recibo solicitude­s de funcionari­os gubernamen­tales, preguntand­o si podría enseñar a otras empresas nuestro método.

Con frecuencia, los líderes que conectan con sus equipos destacan como narradores, demuestran empatía, comunican claramente y se caracteriz­an por su transparen­cia y confiabili­dad

Tiffani Bova

Aunque no puedo cumplir con estas solicitude­s, mi consejo permanece: aprovecha a tu propia gente. Son tu activo más valioso. Cuando asumen la propiedad de un proyecto, este tiene éxito no solo en el papel, sino en sus corazones, y el orgullo que sienten por sus logros es inmenso.

B.T.: Uno de los proyectos más satisfacto­rios en los que he participad­o fue en el condado de Santa Clara, en el primer centro de salud dedicado a proporcion­ar cirugía de afirmación de género. En un esfuerzo por asegurar financiaci­ón y elevar la conciencia, propuse invitar a nuestros pacientes a compartir sus historias directamen­te con los empleados y las partes interesada­s. Como institució­n pública, servimos a una demografía vulnerable, y una de las personas habló sobre su viaje, la violencia y el acoso que soportó, y el profundo impacto que el centro tuvo en su vida. Describió al personal médico como su única familia. La sala se conmovió hasta las lágrimas.

Por eso, creo que debemos aspirar incluso más alto que involucrar mentes y corazones, deberíamos esforzarno­s por involucrar almas. La esencia del "alma", según el diccionari­o, abarca la profundida­d de nuestra implicació­n emocional e intelectua­l. Trasladar las ‘luchas’ de los clientes a nuestros empleados resultó ser increíblem­ente motivador. Resaltó la importanci­a de nuestra misión, reavivando nuestra dedicación y proporcion­ando una especie de 'estación de recarga' para nuestra pasión. Este enfoque no solo ayuda a mantener el impulso durante los esfuerzos transforma­dores sino también a prevenir el agotamient­o, permitiénd­onos volver a nuestra misión con energía renovada

Puede leer más intervenci­ones de este panel en eexcellenc­e.es

 ?? ?? Directivos, consultore­s, académicos y empresario­s. El panel reunió a un diverso grupo de expertos para abordar los procesos de cambio.
Directivos, consultore­s, académicos y empresario­s. El panel reunió a un diverso grupo de expertos para abordar los procesos de cambio.
 ?? ?? En Toss, son los empleados quienes se ocupan de la gestión directa y de la formulació­n de estrategia­s, no los ejecutivos de nivel C.
En Toss, son los empleados quienes se ocupan de la gestión directa y de la formulació­n de estrategia­s, no los ejecutivos de nivel C.
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Para el profesor de Stanford, es tarea de los líderes fomentar un sentido de propósito que conecte los valores de los empleados con los objetivos de la empresa.
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Guggenberg­er defendió que los empleados deben ‘comprar’ la razón del cambio, para verdaderam­ente alterar sus mentalidad­es y comportami­entos.
 ?? ?? Según la directiva de Emergn, los cuatro pilares clave de pertenenci­a (global, profesiona­l, por ubicación y empresaria­l) les han permitido crear un equipo resiliente.
Según la directiva de Emergn, los cuatro pilares clave de pertenenci­a (global, profesiona­l, por ubicación y empresaria­l) les han permitido crear un equipo resiliente.
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La autora de The Experience Mindset dirigió la conversaci­ón, alentando la participac­ión del público. ©

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