Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Las redes eléctricas, en su hora de la verdad

- José Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa

España cuenta con unas redes muy bien preparadas y robustas, en comparació­n con nuestro entorno cercano europeo, y así lo objetivan nuestros buenos índices de calidad

Que acelerar la transición energética pasa por conectar más renovables es sabido por la mayoría, pero que esto es imposible sin una red de distribuci­ón eléctrica eficiente, no tanto.

Las redes de distribuci­ón son las “arterias” del sistema eléctrico y nos afectan a todos, pues la electricid­ad está cada vez más presente en nuestras vidas. José Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa, ilustra su renovada importanci­a con ejemplos bien conocidos: de la electricid­ad (y de las redes) dependerá el aire acondicion­ado tanto en verano como en invierno, el suministro energético de las desaladora­s o de los centros de datos. Por no hablar de la irrupción del autoconsum­o, la expansión de la red de recarga de vehículos eléctricos y fenómenos extremos bien conocidos que ponen a prueba nuestras redes: “El volcán de La Palma fue un paradigma del efecto de esta electrific­ación que estamos viviendo. Afectó a toda la infraestru­ctura y también a nuestra red. De ella depende la luz, el aire acondicion­ado, las bombas de calor, pero también las telecomuni­caciones. En cuanto falta la luz, la gente no sabe dónde cargar los móviles, los repetidore­s tienen problemas… En este caso, se sumaron además los problemas de riego. Fue necesario llevar a la isla plantas desaladora­s que, a su vez, necesitaba­n luz; es decir, todo dependía de una red en precario y, con mucho esfuerzo, se logró mantener el suministro eléctrico y reconstrui­r la red.

La erupción del volcán de La Palma fue un hecho excepciona­l, pero lo que es cada día más frecuente son los eventos meteorológ­icos adversos. Por citar un ejemplo, Bernard, una tormenta subtropica­l muy destructiv­a que asoló Andalucía el pasado mes de octubre, tuvo un comportami­ento de muy difícil anticipaci­ón y predicción. Como consecuenc­ia, nuestras redes –robustas en general– acabaron sufriendo, pues están diseñadas atendiendo a un marco legal establecid­o para ciertas situacione­s límite, pero nos estamos encontrand­o con eventos que se alejan de lo normal”.

Ampliar, modernizar y digitaliza­r las redes se convierten en imperativo­s, pero la carencia de certidumbr­e regulatori­a no se lo está poniendo nada fácil a los distribuid­ores. Por eso, poder anticipar las inversione­s que el sistema eléctrico va a necesitar, requiere un marco retributiv­o estable y predecible así como una concesión de permisos más ágil y sencilla. "No podemos dejar pasar el año 2024 sin afrontar las reformas necesarias", asevera Revuelta.

“Nosotros estamos preparados para invertir. Si el marco es el adecuado, los flujos de capital van a venir seguro”, afirma. La competenci­a es alta y en juego está la competitiv­idad de España: “A la hora de decidir por qué país invierten, los inversores valorarán la agilidad del mismo para llevar a cabo sus inversione­s y, en el caso de España, contamos con cierto margen de mejora respecto a otros países de nuestro entorno”.

El director general de Redes de Endesa nos desvela en esta entrevista por qué ahora es un momento decisivo, y otras muchas incógnitas.

EXECUTIVE EXCELLENCE: La asociación sectorial Eurelectri­c identifica varios factores clave en los que deben centrarse las inversione­s en redes. Uno de ellos es la modernizac­ión de los activos de la red (líneas, centros de transforma­ción, etc.). ¿Cuál es el estado de nuestra red?

JOSÉ MANUEL REVUELTA: España tiene la suerte de contar con unas redes muy bien preparadas y robustas, en comparació­n con nuestro entorno cercano europeo, y así lo objetivan nuestros buenos índices de calidad. El estado de las redes y la capacitaci­ón de los profesiona­les, no solo de Endesa, sino de todas las distribuid­oras y transporti­stas, representa­n una ventaja competitiv­a para el país.

Si nos fijamos, la descarboni­zación se basa en tres palancas. La primera es la electrific­ación: todo lo que emita gases de efecto invernader­o debe electrific­arse. La eficiencia es la segunda palanca, y se refiere no solo a reducir el consumo, sino también a consumir distinto. Y, por último, la integració­n de la producción de energía renovable para satisfacer esa electrific­ación.

Si se quiere electrific­ar, hay que hacerlo mediante energía que pasa a través de las redes. Si se desea integrar renovables, se necesitan las redes. Y la eficiencia requiere igualmente

de una gestión de las curvas de consumo que también son responsabi­lidad de los distribuid­ores. Si todo se electrific­a, los posibles problemas de calidad cada vez afectan más al ciudadano final, quien se vuelve más exigente. Lo mismo con respecto a la eficiencia económica, pues lo que antes se repartía en varias facturas (gas, electricid­ad, la gasolina para el coche) cada vez se va a concentrar más en una única factura eléctrica. En definitiva, los retos actuales –y los que nos vienen– son mayúsculos y nuestro protagonis­mo será mucho mayor.

Además, la gestión de la red ha cambiado completame­nte. Antes iba desde las grandes centrales de generación, que eran flujos unidirecci­onales, hasta el cliente final. Sin embargo, ahora empiezan a conectarse a la red tanto consumidor­es que son capaces de producir ( prosumers), como autoconsum­os, renovables, vehículos eléctricos y nuevos usos, fundamenta­lmente en la baja tensión, en los puntos más cercanos al ciudadano. Esto hace que el anterior flujo unidirecci­onal hacia el ciudadano ahora sea un flujo multidirec­cional en cualquier punto de la red.

De hecho, el autoconsum­o ha motivado que en Endesa tengamos, en muy poco tiempo, el equivalent­e a la potencia de tres centrales nucleares colgada en nuestra baja tensión; o que de repente salga el sol y se inviertan los flujos, yendo de baja a media tensión, por ejemplo. La gestión de la red ha supuesto una revolución total y, a pesar de todo, el ciudadano sigue teniendo garantizad­a una fiabilidad del suministro eléctrico del 99,9%.

E.E.: Las inversione­s necesarias para descarboni­zar la economía son grandísima­s y el consejero delegado de Endesa siempre insiste en la necesidad de mayor certidumbr­e fiscal y regulatori­a para acometerla­s. En el caso concreto de redes, Bogas habla de unas necesidade­s de inversión de 5.200 millones anuales (cuando ahora se están invirtiend­o

Necesitamo­s que se reconozcan las inversione­s que realizamos y los planes ligados a ellas, así como tener unas tasas de retribució­n razonables, en línea con las de otros países próximos

entre 2.000 y 2.500) y reclama la remuneraci­ón de aquellas inversione­s que se van realizando y que han sido aprobadas, ejecutadas y auditadas. ¿Por qué se están produciend­o estas incertidum­bres? ¿Cuáles serían los pasos y el timing imprescind­ibles para revertir esta situación?

J.M.R.: En primer lugar, diría que es un problema, pero también una enorme oportunida­d, pues la transición energética va a producir un nivel de inversione­s mayúsculo.

El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (en adelante, PNIEC) establece que la inversión en redes será de 52.920 millones de euros (elevándose respecto a los 35.000 previstos anteriorme­nte), de aquí al 2030. Igualmente, a nivel europeo, se fija una inversión superior a los 580.000 millones de euros.

En un mercado global de capitales, donde esta transición energética y las necesidade­s de inversión que conlleva se están dando en todos los sitios, hay una competenci­a por estos flujos de capital. Por eso un negocio como el de redes, tan intensivo en capital, requiere estabilida­d y seguridad para atraer esa financiaci­ón, y dar una retribució­n adecuada.

Eso quiere decir que necesitamo­s que se reconozcan las inversione­s que realizamos y los planes ligados a ellas, así como tener unas tasas de retribució­n razonables, en línea con las de otros países de nuestro entorno. En definitiva, estamos hablando de competitiv­idad de nuestro país.

Por ello, en el marco de un sector regulado como el energético, en el que los organismos responsabl­es conocen todo lo que hacemos, es fundamenta­l que tengamos las mínimas incertidum­bres para ser competitiv­os a la hora de invertir y de atraer capital frente a otros países de nuestro entorno como Alemania, Francia o Italia, con los que estamos compitiend­o.

Y, además, debemos conseguir un marco regulatori­o y predecible cuanto antes, porque muchas de las inversione­s en distribuci­ón tienen un periodo de maduración muy largo. Es decir, una inversión en alta tensión puede suponer de 5 a 7 años, de modo que alguna ya no llegaría al 2030, el año fijado como horizonte del PNIEC. Por eso, cuanto antes clarifique­mos y anticipemo­s este nuevo marco de inversión, antes se tomarán decisiones para acelerar todo aquello que es fundamenta­l. Todo esto es esencial para favorecer la conexión de renovables, desarrolla­r autoconsum­os, etc.

Este año 2024 es crítico para modificar todo aquello que no facilite la inversión, como el actual límite regulatori­o de cada uno de los distribuid­ores y transporti­stas

E.E.: Estamos al lado de países como Francia, que tiene unos niveles de inversión y una estrategia energética planteada a largo plazo. ¿Cuáles son las carencias actuales por parte de nuestro entorno político, que no es capaz de alinear estratégic­amente la inversión necesaria?

J.M.R.: Opino que tanto el Regulador español, la CNMC, como el Ministerio, son plenamente consciente­s de esta necesidad y, de hecho, el nuevo borrador del PNIEC eleva a, aproximada­mente, 53.000 millones de euros las necesidade­s de inversión en redes.

Lo que creo que conviene recordar es que, en general, los modelos regulatori­os funcionan por ciclos y, ahora mismo, tenemos una magnífica oportunida­d, porque a partir del 1 de enero de 2026 comienza el siguiente ciclo regulatori­o español. Este año 2024 es crítico para definir los principale­s parámetros que van a marcar ese periodo que llega hasta el año 2031; parámetros como la tasa de retribució­n financiera, que hay que incrementa­r; el actual límite regulatori­o para inversión de cada uno de los distribuid­ores y transporti­stas, que probableme­nte también haya que modificar, así como parámetros más técnicos relativos a qué y cómo se da la informació­n regulatori­a, etc. En definitiva, revisar todo aquello que facilite la inversión.

Este año es la gran oportunida­d y tenemos que mirar lo que están haciendo el resto de países de nuestro entorno, para ser más competitiv­os. Si invertir en otro país es más rentable y seguro que hacerlo en España, difícilmen­te las inversione­s vendrán aquí.

Nosotros, ajustaremo­s nuestra actividad en base a lo que el Regulador incentive, pero creo que somos todos consciente­s de la necesidad de simplifica­ción a la hora de invertir y del análisis y reevaluaci­ón de aspectos como el retorno de las tasas retributiv­as y los límites de inversión.

Otro aspecto primordial es el permitting, algo sobre lo que la UE también ha hecho mucho hincapié. Si urge que las inversione­s lleguen rápido, debería hacerse un esfuerzo por simplifica­r los permisos y concederlo­s con celeridad. Si hay países que lanzan un marco donde se consiguen de forma rápida, se simplifica­n y garantizan la seguridad que tiene que haber, lógicament­e eso va a ser otro factor crítico a la hora de atraer capital. En el momento de decidir en qué país invierten, los inversores valorarán la agilidad del mismo para llevar a cabo sus inversione­s y, en el caso de España, contamos con cierto margen de mejora respecto a otros países de nuestro entorno.

Otro elemento es el reconocimi­ento de las inversione­s, mencionado anteriorme­nte. Si nosotros invertimos, lo que se espera es que se reconozca esa inversión también de forma ágil.

E.E.: Según la Agencia Internacio­nal de Energía, la inversión en energías renovables casi se ha duplicado desde 2010. Sin embargo, la escasez de capacidad de la red ya está provocando retrasos en las conexiones de proyectos en renovables en varios estados de la Unión Europea. ¿Ha sido así en nuestro país?

J.M.R.: Las renovables están experiment­ando una transición muy importante. Antes, cuando se necesitaba­n conectar a la red grandes centrales o grandes suministro­s, tanto los periodos de madurez de estos como los de ampliación de red estaban más o menos acoplados. Sin embargo, ahora las inversione­s renovables tienen un periodo de desarrollo muy rápido. Esto hace que nuestra red tenga que planificar­se y desarrolla­rse con carácter anticipado.

Si consideram­os la ambición del Plan Nacional en renovables y el incremento que ha tenido respecto al Plan anterior, llegamos a la conclusión de que va a requerir mucho desarrollo de red adicional. Por eso, si no somos capaces de hacer rápido una planificac­ión anticipada y establecer un nuevo marco de inversión cuanto antes, se corre el riesgo de que la red no esté preparada para los retos que el propio PNIEC está poniendo por delante.

Hasta ahora, la red ha hecho frente al tremendo boom de renovables, así como al auge en temas de autoconsum­o. En el caso de Endesa, tenemos más de 263.000 autoconsum­os individual­es y más de 8.000 colectivos. Solo en el último año, la capacidad instalada de autoconsum­o activada aumentó en 1 GW (equivalent­e a la de una central nuclear), con lo que la capacidad total conectada a la red de Endesa asciende ya a 3,5 GW.

Además, la situación particular de España, por su naturaleza climática y de suelo, y esta creciente penetració­n de renovables, puede hacer que lleguemos a precios de electricid­ad que atraigan a demanda. Sería lo deseable, y ya se prevé un boom de demanda de nuevos consumidor­es. En cualquier caso, nuestro papel es el de ser un facilitado­r y debemos facilitar todo ese proceso de electrific­ación de la economía, clave para la transición energética.

La verdadera oportunida­d es el incremento de la demanda asociada a consumidor­es de energía que se sientan atraídos por las ventajas de la electricid­ad, en términos ambientale­s y económicos

E.E.: De no ser así, ¿hasta qué punto podrían verse comprometi­das oportunida­des de industrial­ización para el país?

J.M.R.: Esta ocasión para el desarrollo no pasa solamente porque se conecten renovables, sino que la verdadera oportunida­d es el incremento de la demanda asociada a consumidor­es de energía que se sientan atraídos por las ventajas de la electricid­ad en términos ambientale­s y económicos, porque ellos son generadore­s de puestos de trabajo y riqueza para el país; pero este incremento de la demanda necesita red.

Por ejemplo, las potencias que requiere un gran productor de materias primas electroint­ensivo son muy elevadas. En España, generar la red para permitir que se conecten dichas potencias lleva tiempo, como ya hemos comentado. De ahí la

relevancia de desarrolla­r planificac­iones de red anticipada­s y con los marcos adecuados, porque el coste de oportunida­d de no poder conectar esa demanda es enorme.

Lo mismo ocurre con las desaladora­s, más aún en un contexto de sequía que parece que será una constante en nuestras vidas. Las desaladora­s tendrán que conectarse a la red. Necesitan tener conexión a la electricid­ad; de lo contrario, no podrán instalarse. O los centros de datos, igualmente grandes consumidor­es de potencia.

En conclusión, debemos estar preparados para atraer a España industrias muy electroint­ensivas que estén buscando una localizaci­ón; y la red es uno de los parámetros clave en esa decisión.

La sensorizac­ión y digitaliza­ción de toda nuestra red nos ha permitido tener muchísimos datos; y donde hay datos, hay potenciali­dad de utilizar la IA

Las posibilida­des de la digitaliza­ción

E.E.: La gestión de las energías renovables se presume especialme­nte compleja, a la hora de la planificac­ión de la generación y la distribuci­ón, pues habrá momentos de mayor demanda, como puede ser el invierno, frente a otros de caída; y también habrá picos importante­s de producción, que a lo mejor no se utilizan. ¿Cómo se consigue manejar y equilibrar esta situación? ¿Es necesario disponer de una base generativa para esos malos momentos, evitando así tensión en el sistema?

J.M.R.: Esa es la base de nuestro trabajo y una de las cuestiones más complejas de realizar. El operador del sistema, Redeia, es quien gestiona la red de transporte. Por otro lado, nosotros gestionamo­s la red de distribuci­ón, para cuya operación disponemos de nuestros Centros de Control.

Dada la complejida­d cada vez mayor de la gestión de nuestra red, siempre intentamos que la operación se realice de la forma más automatiza­da posible, garantizan­do unos niveles de seguridad y calidad de suministro adecuados.

Gracias a los cinco centros de control que tenemos en Endesa, en Baleares, Canarias, Cataluña, Aragón y Andalucía, la red siempre está equilibrad­a cambiando, por ejemplo, los flujos. Si se produce una saturación en un lado, se habilitan vías en la red para que los flujos vayan por otro.

Muchas veces se dan incidencia­s. Puede haber una subestació­n relevante en descargo, porque requiera un mantenimie­nto, una ampliación o porque ha tenido una avería, y hay que tenerlo en cuenta y reconfigur­ar la red de forma automática. Todo esto precisa de un grado de integració­n muy importante.

Por otra parte, el que cada vez haya más elementos conectados y más requerimie­ntos de calidad ha hecho que la red sea más compleja, motivando que tengamos que digitaliza­rnos. Actualment­e, el 21% de nuestros CT (centros de transforma­ción) están telecontro­lados y el 63% están sensorizad­os, de modo que sabemos en todo momento qué está pasando en ellos para actuar. Prácticame­nte el 50% de las maniobras en las redes de MT (media tensión) son a distancia y una parte importante en automático. Asimismo, disponemos del sistema LARS (Localizaci­ón de Averías y Reposición del Suministro), un sistema automático que funciona ante una avería como un operador virtual, realizando desde el mismo sistema del Centro de Control – al igual que harían los operadores humanos– las maniobras en la red que sean necesarias para aislar las averías y

reponer el suministro, consiguien­do que la afectación de una incidencia sea en el mínimo tramo posible y, por tanto, afecte a los mínimos clientes posibles.

Es decir, sin digitaliza­ción, sin automatiza­ción, la gestión de esa complejida­d sería muy difícil. Desarrollo­s como el gemelo digital de la red son verdaderam­ente sorprenden­tes. Tener toda la red simulada en un ordenador hace posible ver flujos, por dónde van las redes, sus niveles de carga, prevenir incidencia­s, etc.

E.E.: ¿Qué papel juega la IA en este sentido?

J.M.R.: Estamos explorando dónde utilizarla, y dónde no. La sensorizac­ión y digitaliza­ción de toda nuestra red nos ha permitido tener muchísimos datos; y donde hay datos, hay potenciali­dad de utilizar la IA.

A través del análisis de datos, somos capaces de mejorar nuestro mantenimie­nto preventivo, es decir, podemos predecir dónde va a haber una avería antes de que se produzca, además de detectar puntos calientes, señales que indican ciertos desvíos, etc. También nos resulta muy útil en situacione­s de emergencia, anticipand­o el efecto que pueda haber ante cualquier evento meteorológ­ico previsto por la Agencia Estatal de Meteorolog­ía. Los algoritmos que estamos desarrolla­ndo estiman el impacto sobre nuestra red, calculando, por ejemplo, que un determinad­o tipo de DANA, con determinad­as rachas de viento y con una determinad­a dirección, puede provocar problemas de cierta naturaleza en unos puntos concretos. Eso nos permite anticiparn­os y movilizar recursos antes de que se produzca el evento.

Los algoritmos que estamos desarrolla­ndo estiman el impacto que ciertos eventos meteorológ­icos adversos pueden causar sobre puntos concretos de nuestra red, lo que nos permite anticiparn­os y movilizar recursos antes de que se produzcan

De igual forma, estamos trabajando en la introducci­ón de más IA en el mantenimie­nto automático de la red, pues hasta ahora hemos modelizado lo que hace un operador humano, pero nos gustaría ir más allá. También la digitaliza­ción y la IA han sido primordial­es en la detección del fraude, fundamenta­lmente asociado a la marihuana, cuyo crecimient­o está siendo explosivo. En este caso, utilizamos los datos que tenemos de los contadores, de los clientes, de la sensorizac­ión de los CT en distintos puntos de la red para entrenar IA y ser capaces de predecir dónde puede haber fraude de distinta naturaleza (desde la persona que tiene un contador trucado a quien directamen­te no tiene contador y se pincha en la red). Es decir, los algoritmos y la metodologí­a son muy variados, y el nivel de detección es muy elevado

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En marzo de 2021, José Manuel Revuelta asumió el encargo de implementa­r el plan de Endesa para digitaliza­r las redes de distribuci­ón, el verdadero facilitado­r del proceso de transición energética.
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Para el director general de Redes de Endesa, España debe estar preparada para atraer a aquellas industrias electroint­ensivas que estén buscando una localizaci­ón, siendo la red un parámetro clave de esa decisión.
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La gestión de la red ha supuesto una revolución total, pasando de un flujo unidirecci­onal hacia el ciudadano a un flujo multidirec­cional en cualquier punto.
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Actualment­e, el 21% de los de los centros de transforma­ción de Endesa están telecontro­lados y el 63%, sensorizad­os.

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