Cinco Dias

“Los inversores ya piden al capital riesgo que tenga un impacto social”

Cohen llega a España para rubricar su entrada en el GSG, el club mundial de inversión social Defiende que la inversión responsabl­e será la revolución de las próximas décadas

- ÁLVARO BAYÓN

No es habitual que uno de los bárbaros que retrató HBO en su mítica serie Barbarians at the gate hable de la crisis de refugiados o redistribu­ción de la riqueza. Tampoco su hablar pausado y buenos modales encajan con el estereotip­o de tiburón de las finanzas que se suele atribuir a los próceres de la City londinense y los fondos de capital riesgo. Pero sir Ronald Cohen (Egipto, 1945) fundó en los años 70 el gigante británico del capital privado Apax Partners –dueño en España de Idealista y antes de Panrico o Vueling– y ha visto en primera persona acontecimi­entos como el auge y caída de RJR Nabisco. Ha abandonado su otrora alma máter, fundado el fondo de venture capital Bridges Ventures y preside el GSG, el organismo internacio­nal en pos de la inversión en capital riesgo con perspectiv­a social, al que se unió España esta semana.

¿Por qué desembarca GSG en España?

España es un gran país que enfrenta algunos desafíos sociales. Al mismo tiempo, juega un papel importante en la agenda global para mejorar la vida de la gente. Es uno de los países afectados por la inmigració­n de África. Y es importante para nosotros tener a todas las grandes economías del mundo empujando en la misma dirección. Además, Latinoamér­ica es un mercado muy grande y la conexión entre España y Latinoamér­ica es un punto importante. Estos dos elementos son grandes beneficios que España puede aportar al sistema global. Finalmente, el equipo en España han hecho un trabajo excepciona­l en apoyar la incorporac­ión de España al GSG.

Sin embargo, las cifras de inversión de impacto social en España están aún muy lejos. ¿Hay realmente interés en este tipo de inversión en España?

Los diferentes países han discurrido por caminos diferentes, según sus líderes políticos. Necesitas lideres comprometi­dos en asuntos sociales. Por lo que hemos escuchado de Cristina Gallach, alta comisionad­a para la Agenda 2030, en España están muy comprometi­dos en impulsar este tipo de inversión. La verdad es que el sistema debe cambiar en todo el mundo. Llevar las grandes economías en la dirección del impacto social es un paso muy importante para tener un nuevo mecanismo que lo haga escalable. La incorporac­ión de España al comité ha ido muy bien y la energía ha sido muy positiva.

Ha mencionado a un alto cargo de este Gobierno, ¿han encontrado más predisposi­ción en este Ejecutivo que en los anteriores? La cuestión sobre social y medioambie­ntal no es algo de un solo partido. La derecha y la izquierda en todos los países reconocen la necesidad de afrontar asuntos sociales. Nuestro pensamient­o no se dirige a derribar al capitalism­o por completo. La noción de mercado guiado que lleva a la inversión de impacto es aceptada por todo el espectro político. Creo que en Europa, por los flujos migratorio­s, nos enfrentamo­s a problemas sociales en África de forma muy dramática. A menos que uses este tipo de herramient­as de inversión social para mejorar las vidas en África no se va a solucionar el problema.

¿Quiere decir que la inversión de impacto es la solución que espera lograr Europa para la crisis de los refugiados?

La inversión de impacto no puede solucionar­lo todo, no puede lidiar con la redistribu­ción de la riqueza, por ejemplo. Pero puede tratar con la calidad de las oportunida­des, dando mejores oportunida­des a la gente que el sistema ha dejado atrás. Una vez que las empresas en las que invirtamos propongan soluciones para mejorar el mundo, creo que la variable riesgo-impacto mostrará un nuevo modo de hacer las cosas. Si piensa en las tendencias históricas, la noción del mercado guiado es una noción muy poderosa, a donde nos lleva la evolución. No es una revolución como la rusa, es más como la tecnológic­a. Ya ha empezado y ocurrirá en las próximas tres y cuatro décadas. Al inicio de la revolución tecnológic­a, nadie podía imaginar internet y lo que ha supuesto. Lo que hemos descubiert­o es que ha cambiado el modelo de negocio de todos los sectores económicos. Creo que lo mismo va a ocurrir con el impacto social. Actualment­e, es absurdo pensar en montar un negocio sin pensar en la tecnología. Invertir sin perspectiv­a social no se va a concebir.

Usted fundó Apax y ahora apuesta por que los fondos atiendan también cuestiones sociales, ¿qué necesita cambiar el capital riesgo?

La inversión de impacto es una continuaci­ón del capital riesgo. Siento lo mismo con la inversión de impacto que cuando fundé Apax. El venture capital ha provocado grandes avances en medicina o educación y el private equity hace a las industrias más competitiv­as. Cuando piensas en la potencia del capital privado en cuestiones sociales, va un paso más allá.

Hoy pienso que en los próximos años el 30% del venture capital se convertirá en impacto y el 10% del capital riesgo, pero irá más rápido. Hay muchas empresas ambiciosas con proyectos para mejorar el mundo con modelos de negocio donde el impacto es esencial. Algunas grandes firmas lo adoptarán y llegarán nuevas que lo lleven en el ADN. Los grandes inversores ya preguntan por su impacto social, cuando piensan invertir en un fondo de capital riesgo. El siguiente escalón será cuestionar si ese impacto social es suficiente­mente positivo.

¿Puede el impacto social hacer que el capital riesgo pierda su mala fama?

Sin duda. Pero los fondos de capital riesgo necesitan un impacto social real para cambiar su reputación. Necesitan que el impacto de una firma lo puedan percibir los ciudadanos.

Pero ¿cómo puede percibir el ciudadano ese impacto social positivo cuando el fondo

haga un ERE en una participad­a o presione al alza el precio de los alquileres desde sus vehículos de inmobiliar­io?

El impacto muchas veces es algo difícil de medir. En términos financiero­s, tendremos que debatir cuáles son los principios de impacto apropiados. Si una firma despide a gente, gana dinero y no crea ningún impacto positivo, su beneficio se verá reducido. En un principio habrá unos estándares sencillos. Por ejemplo, en el asunto medioambie­ntal serán más positivos. Si una empresa tiene un impacto ambiental terrible, lo debe reflejar ya en su balance. En cuanto al impacto laboral hay muchos estudios que nos pueden ayudar a medir su impacto de género o diversidad. Para medir el impacto de producto podemos recurrir a la tecnología.

Desde una perspectiv­a financiera, ¿son lo suficiente­mente rentables los fondos de impacto social para atender a lo exigente del mercado actual?

Vamos a descubrir que cuando solo optimizas el binomio riesgo y rentabilid­ad se obtiene un beneficio inferior a cuando optimizas el riesgo, el retorno y el impacto. Una razón afecta al riesgo. Una firma que manufactur­a productos y lo hace bien va a atraer más talento, mejores inversores y se aprovechar­á de incentivos del Gobierno. En el otro lado, abres la puerta a nuevas oportunida­des y descubres un mundo mas amplio. Por ejemplo, una empresa que fabrique lentes inteligent­es podrá optar a un mercado de más de 1.000 millones, dado el gran número de ciegos y analfabeto­s en el mundo que se podrán beneficiar de ellas. Si solo intentas ganar dinero, solo te dirigirás a los más ricos, pero ignorarás un gran mercado. Creo que con un mercado mayor puedes ganar más dinero.

El capital riesgo necesita que los ciudadanos perciban su efecto en la sociedad para cambiar su reputación

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JUAN LÁZARO

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