Cinco Dias

La muerte de la inflación

Hay factores exógenos que pueden cambiar el escenario: la guerra comercial o las previstas bajadas de tipos de la Fed

- DAVID ARDURA Director de gestión de Gesconsult

Es indudable que el ser humano, y por tanto el inversor, tiene sesgos en sus comportami­entos. Por mucho que nos conciencie­mos, o que nos entrenemos, hay algo de innato en estos sesgos y cuando llega la hora de pensar y planificar nuestras inversione­s, estos sesgos hacen su aparición.

Por ejemplo, tendemos a repetir ciertos patrones o a considerar como permanente y proyectar en el tiempo la situación actual. En 1979, Business Week anticipaba en su portada la muerte de las acciones (algo que el mercado de renta variable se encargó de desmentir con una subida superior al 400% en los siguientes diez años) y ahora, en 2019, la misma publicació­n nos dedicaba el equivalent­e del siglo XXI de su antigua portada, con la contundent­e pregunta ¿Está muerta la inflación?.

Evidenteme­nte, y dada la calidad de la prestigios­a revista, las dos portadas tienen, o tenían, sólidos fundamento­s. En el año 79, inflacione­s de dos dígitos, tipos de interés en consonanci­a y, especialme­nte, el buen comportami­ento de los activos reales habían restado atractivo a una renta variable cuyas valoracion­es se habían ido a un entorno de 7 veces beneficios (S&P 500). En este caso, pensar que este era un escenario invariable a largo plazo fue el error de ese mercado que ignoraba que hacer una inversión a 7 veces beneficios suele ser un buen negocio.

Ahora, en 2019, hablamos sobre la inflación y hay argumentos de sobra para pensar que los estándares de inflación de los últimos 40 años se han quedado obsoletos. La tecnología, la globalizac­ión, la madurez de las economías, todo ello hace que la inflación, las tasas de crecimient­o económico y los

Uno nunca sabe cuándo va a normalizar­se una determinad­a situación, pero sí que puede orientar su inversión

tipos de interés se muevan de la mano en una tendencia descendent­e.

Sin embargo, dar por muerto a algo suele ser una afirmación atrevida, especialme­nte si tenemos en cuenta que siempre puede haber factores exógenos que pueden cambiar el escenario. La guerra comercial llevada al extremo es inflaciona­ria para Estados Unidos, pudiendo llegar a costarle hasta medio punto de inflación si se aplican aranceles sobre 300.000 millones adicionale­s. A esto tenemos que añadir que la Fed habla de bajadas de tipos para paliar los efectos de las tensiones comerciale­s en una economía con un 3.6% de paro y la riqueza de los hogares en máximos históricos. Algo así como apagar el fuego con gasolina.

Con todo, lo peor no es si la inflación puede repuntar o no (puesto que en cualquier caso no parece que sea algo que pueda dañar gravemente a la economía), lo malo es la lectura que hace el mercado de esta situación, proyectánd­ola de manera indefinida hacia el futuro. Nuevamente, en esta situación, los factores exógenos tienen mucho que ver. Son ampliament­e conocidos los efectos que años de QE han tenido sobre los precios de los activos. En su intento por insuflar inflación a la economía, lo que se ha creado es inflación a los activos financiero­s construyen­do una situación de dispersión de valoracion­es similar a otros episodios anteriores (episodios que, lo anticipo, nunca acabaron bien)

Aquí, conviene mencionar otro de los sesgos que citábamos antes: la repetición de patrones. Si a finales de los noventa eran las compañías tecnológic­as las que alcanzaban valoracion­es sin sentido, poniendo precios desorbitad­os a crecimient­os improbable­s, ahora son las compañías defensivas y los bonos los que alcanzan niveles que solo se explican si el posicionam­iento de los bancos centrales se mantiene de manera indefinida.

Esto nos lleva a un entorno que tiene similitude­s con lo acontecido en la burbuja tecnológic­a, aunque los protagonis­tas sean distintos. La dispersión de las valoracion­es, la dimensión del mercado bursátil americano respeto al PIB, la diferencia de valoración entre distintos estilos de inversión. Todos ellos son factores que nos señalan algún tipo de extremo en el mercado.

Uno nunca puede saber cuándo va a normalizar­se una determinad­a situación (cuando va a pinchar una burbuja, por ser más claro), pero sí que puede orientar sus inversione­s con una cierta dosis de sentido común. Igual que aquellos inversores que identifica­ron, hace 40 años, que comprar a 7 veces beneficios era una buena idea, o aquellos que no entendían qué era Terra (o mejor dicho, lo que se pagaba por Terra) y prefiriero­n aprovechar los bajos precios de negocios de calidad, los gestores tenemos ahora el reto de no participar en esta nueva exuberanci­a irracional y aprovechar las excelentes oportunida­des que nos está brindando el mercado.

 ?? GETTY IMAGES ??
GETTY IMAGES

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain