El BMW M8 va un paso más allá en el camino de la deportividad
Estará disponible desde su lanzamiento con carrocería cupé y cabrio, en versiones estándar y ‘M competition’
La vuelta del número 8 a la familia de BMW se hizo esperar casi dos décadas pero, una vez resucitado el modelo, la marca alemana no se ha demorado en dotarle de una gama de versiones de lo más completa. Como casi siempre en la casa bávara, todas ellas han sido la antesala de la variante M, su máxima expresión deportiva que, en esta ocasión, llega en múltiples formatos.
Y es que BMW, lejos de optar por una presentación paulatina de las distintas versiones M del Serie 8, ha mostrado juntas las cuatro en las que estará disponible, permitiendo al cliente optar por las carrocerías cupé o cabrio, así como por dos niveles de potencia, uno base y el poderoso competition.
En todas estas variantes aparece bajo el capó el mismo motor, un V8 TwinPower Turbo de cuatro litros, que entrega 600 y 625 CV respectivamente, aunque en ambas especificaciones desarrolla idénticos 750 Nm de par máximo. También es común la caja de cambios M Steptronic de ocho relaciones, así como la tracción integral xDrive.
Una combinación que permite al nuevo M8 Coupé pasar de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos, siendo una décima más lento el M8 Cabrio. Las variantes competition de ambos consiguen rebajar una décima el tiempo necesario para completar el sprint.
Cabe señalar que la caja de cambios dispone de tres modos de funcionamiento: confort, enfocado a una conducción más tranquila; deportivo, que prioriza su capacidad de respuesta, y circuito, pensado para sacarle el máximo partido en trazados cerrados. Algo similar sucede con la tracción integral, que puede funcionar en un modo básico, otro denominado 4x4 Sport, en el que predomina el envío de potencia al eje trasero, y directamente como un tracción posterior.
Todos sus elementos mecánicos reciben una puesta a punto específica o directamente cambian por otros de mejor rendimiento respecto a los que utiliza el Serie 8 convencional. Así, cuenta con la suspensión adaptativa M de serie, con amortiguadores controlados electrónicamente y tres modos de configuración (Comfort, Sport y Sport Plus); emplea la dirección electromecánica M Servotronic con desmultiplicación variable, también con modos Comfort y Sport, y calza llantas de 19 pulgadas, que pueden ser de 20 como opción. Además, monta un sistema de frenos con discos de acero perforado, que miden 395 mm de diámetro en el eje delantero y 380 mm detrás, mordidos por pinzas de seis pistones y monopistón, respectivamente. Como es habitual, BMW también permite elegir unos frenos carbocerámicos de mayor rendimiento y estabilidad térmica, de 400 y 380 mm en cada eje.
A todo ello hay que añadir que exhibe una estética más agresiva que el modelo base, con paragolpes específicos, entradas de aire de mayor tamaño, techo de doble burbuja fabricado en CRFP, salidas de escape más grandes…