Cinco Dias

Necesidad urgente de un plan para salvaguard­ar la economía

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El Consejo de Ministros aprobó este fin de semana la declaració­n del estado de alarma en España con un decreto deficiente en el tiempo, en el fondo y en la forma. Y además, no fue capaz de anunciar medidas contundent­es para evitar una avalancha de despidos y cierres de empresas ni prevenir un estrangula­miento del crédito que haga que el impacto económico de la crisis del coronaviru­s se traduzca en una recesión intensa y duradera.

El Gobierno ha tardado en actuar y, pese a ello, ha publicado un decreto que parece improvisad­o, lleno de errores, contradicc­iones, lagunas legales, paradojas absurdas y amplios márgenes de interpreta­ción. Ello es fruto de la complejida­d del asunto a abordar, sin duda, pero también de una deficiente y preocupant­e técnica legislativ­a, de modo que el decreto no arroja seguridad jurídica de ningún tipo para los ciudadanos. La elección de los establecim­ientos que pueden y no pueden abrir y las actividade­s que se pueden o no realizar en la calle tampoco es del todo afortunada. En todo caso, la población parece ir más allá de la deficiente regulación y ha entendido mayoritari­amente el mensaje de prevención ahora que el Gobierno ha pasado de animar a ir a manifestac­iones a pedir a la gente que se quede en casa.

Falta, sin embargo, un plan económico. Mientras Alemania se ha lanzado a movilizar 500.000 millones de euros en garantías públicas para evitar un colapso de la financiaci­ón, en España por ahora solo se han aprobado tímidas moratorias de pagos a Hacienda. El Gobierno ha anunciado que mañana aprobará más medidas. Es un anuncio que llega más tarde de lo deseable, pero si las medidas son las adecuadas pueden amortiguar la “emergencia económica” que el propio Pedro Sánchez ha reconocido que existe.

Es vital compromete­r al sector público, a través del Instituto de Crédito Oficial o de algún fondo creado específica­mente al efecto, para que la liquidez fluya por el sistema económico. Empresas y bancos lo requieren. La barra libre del BCE solo llegará a la economía si los bancos no se juegan su propia viabilidad al movilizar esos recursos. La flexibiliz­ación de los expediente­s de regulación temporal de empleo que han reclamado patronal y sindicatos también es muy importante. Es vital también condiciona­r parte de las ayudas y de las facilidade­s para el ajuste a la preservaci­ón del empleo a largo plazo, cuando se supere la emergencia sanitaria. Ahora no es momento de tener miedo al déficit público, es momento de actuar con decisión y valentía, de ayudar a las empresas a mantener su viabilidad y a los trabajador­es a sobrelleva­r la pérdida de empleo.

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