La prima de la deuda ya empieza a darle al aldabón de las puertas fiscales
Lo que no había conseguido ni la inexistente gestión del problema de las pensiones ni la inminente ralentización económica lo está consiguiendo el contagio masivo de una enfermedad con una incidencia muy aguda en la mortalidad. El rendimiento del bono español subió ayer a casi el 1%, niveles de hace casi un año, y con una prima respecto al bono alemán que no se observaba desde hace tres. El bono italiano, cinco cuartos de lo mismo.
Parece inevitable que la Unión Europea abra los candados fiscales para apoyar a las familias y las empresas y vuelva a crecer la ratio de deuda respecto al producto interior bruto, de nuevo hasta el 100%. Se ha perdido la oportunidad de bajar esa proporción en tiempos de moderada bonanza económica, y ahora no es el momento de exigir esfuerzos al enfermo; aunque el diagnóstico de urgencia del panorama económico español revela que su salud era más que frágil.
La disciplina que intenta imponer Bruselas desde hace décadas choca una y otra vez con la realidad; aunque sin su autoridad, probablemente los vaivenes serían aún más violentos.
Los suizos están acostumbrados a mantenerse al margen de las guerras –y a ir por libre manteniendo sus fronteras–, y aunque esta vez no está claro que puedan esquivar el contagio, sus empresas actúan con aparente serenidad ante los desbarajustes del mercado. La oferta de Six por BME sigue en pie, dicen sus dirigentes, pese a que ya cotice con un 13% de descuento respecto al precio propuesto.
La duda es si esta crisis es la ralentización que venía avisándose, que ha llegado toda de golpe, o si se extenderá en el tiempo. Six parece apostar a lo primero, aunque todavía tiene margen para cambiar de idea. Quizás haga falta que la pandemia (de incertidumbre) asalte la neutralidad helvética.