Por qué no es seguro ni el WhatsApp de los narcos
Policías de distintos países europeos se infiltraron en EncroChat Se trata de un sistema de mensajería muy usado en el mundo del crimen
El 13 de junio decenas de miles de usuarios de EncroChat recibieron una alerta en su móvil: “Hemos sido infiltrados por entidades gubernamentales”, decía. “Te aconsejamos que apagues el dispositivo y te deshagas de él inmediatamente”. La recomendación de destrozar tu aparato no es un tipo de notificación común para usuarios de móvil. Pero EncroChat tampoco era una app normal.
EncroChat vendía comunicación cifrada y anónima a través de un móvil encriptado y una aplicación de mensajería. En una operación de al menos tres años de las policías francesa y holandesa, con la colaboración de otras (entre ellas la española), las autoridades consiguieron infiltrarse en su sistema: “Este es uno de los mayores proveedores de comunicación digital encriptada con un alto porcentaje de usuarios presuntamente dedicados a la actividad criminal”, dice la nota de prensa de Europol que reveló el trabajo policial. España era uno de los cinco países con más móviles de la marca, según la nota de prensa de las autoridades francesas.
“Un equipo de más de 500 personas ha trabajado en la Operación Venetic día y noche, con miles de agentes más vigilando”, ha asegurado Nikki Holland, directora de investigaciones de la británica National Crime Agency. No ha sido claramente una operación cualquiera: “Ha sido la más amplia y profunda operación en el Reino Unido contra el gran crimen organizado, la infiltración ha sido como tener una persona dentro de cada grupo criminal”, ha añadido. La policía británica ha detenido a 746 sospechosos y se ha incautado de más de 50 millones de euros en metálico y más de dos toneladas de drogas.
El País ha hablado con un distribuidor de móviles EncroChat en España. La venta de teléfonos encriptados es legal: “Dicen que son los teléfonos de los narcos, pero hay de todo. Yo he vendido teléfonos de estos a gente con traje y corbata, jueces, abogados o policías”, explica tras pedir anonimato para hablar con libertad sobre esta empresa, que le debe dinero. Hay muchos perfiles posibles de personas que quieren proteger sus comunicaciones de rivales, enemigos o del Gobierno.
Apodos
EncroChat no solo ofrecía que los mensajes fueran imposibles de interceptar, también que no se vincularan a ninguna identidad. Ese móvil no está ligado a ninguna identidad mediante la SIM, el IMEI (el identificador del dispositivo) u otras cuentas que el usuario pueda tener en su móvil. Pero tampoco a su DNI: “Era todo en negro, no hay una factura de nada, no necesitaba saber los nombres”, dice el distribuidor. “Se usaban apodos para usuarios: perronegro, cervezafría, darthvader, kawasaki, te los daba el sistema aleatoriamente o tú los podías pedir y si no estaba cogido te lo daban. ¿Te quieres llamar zorronegro? Miro en la base de datos y si está pillado, pues te pongo blackfox”, añade.
Un EncroChat costaba 1.400 euros, que incluía la suscripción al servicio durante seis meses. Si alguien quería renovarla, costaba 1.600 euros: es decir, usar este servicio un año entero salía por 3.000 euros. Pero solo con los precios ya se ve que la empresa promovía la renovación del dispositivo, no la suscripción: “Los que renovaban eran jueces, abogados, policías. Gente que los usa para cosas confidenciales pero no tiene que desaparecer. Los otros usan seis meses el teléfono y lo tiran. Me compraban cuatro nuevos para su gente y los que tenían los tiraban al mar”, dice el distribuidor.
El problema de cambiar de aparato era el cambio de nombre. La agenda de un EncroChat consistía en nombres, no en números. Si ponchonegro quería entrar en contacto con caracortada debía mandarle una petición y el otro debía aceptarla. Si no lo hacía en 48 horas, la petición desaparecía. Los usuarios que querían contactar debían intercambiarse su usuario por alguna vía distinta.
Este esfuerzo de anonimato hizo que la policía no pudiera ligar fácilmente identidades, a pesar de la infiltración. Según las autoridades, analizaron más de 100 millones de mensajes. EncroChat tenía 60.000 usuarios, 10.000 de ellos en el Reino Unido, según la policía británica. Los mensajes pudieron revelar direcciones, encuentros o envíos. A pesar de la probable candidez de los mensajes entre dos traficantes que creen que nadie les ve, averiguar quiénes son exactamente es más complejo.
Un EncroChat costaba 1.400 euros e incluía seis meses de suscripción al servicio
El servicio tenía 60.000 usuarios de los que 10.000 se concentraban en el Reino Unido