Los bancos se previenen contra una burbuja en la promoción de viviendas
El sector inmobiliario, que no había sido de los más perjudicados por la crisis económica provocada por la pandemia (aunque los visados de obra nueva cayeron un 19,5% en 2020), está notando ya con toda su dureza en sus carnes que la falta de solvencia general les ha cogido de rehenes: para evitar todas las fugas de créditos impagados posibles, los bancos están endureciendo los requisitos para prestar dinero a los promotores de viviendas. Y es que la crisis se va a notar también en los bolsillos de los posibles compradores, por lo que las entidades quieren guardarse las espaldas, exigiendo niveles de preventa cada vez más altos.
La industria podrá aducir que pagan justos por pecadores, y que ya pagaron ellos pecados de sobra en el colapso anterior, pero los prestamistas quieren cubrirse las espaldas. Y las empresas que más lo sufrirán serán las pequeñas y medianas, con menos capacidad de llevar adelante los proyectos tirando de sus propias fuerzas, y, como pasa con los círculos viciosos, con menos posibilidades también de convencer a los bancos. Más presión para los precios, pero los fantasmas de las malas experiencias recientes no se olvidan.