Cinco Dias

El milagro de una ‘foodtech’ española para olvidar el azúcar

Baïa Food consigue el aval de la Autoridad Alimentari­a Europea para el consumo humano de la miraculina, la proteína que transforma los sabores ácidos a dulces

- GABRIELA LÓPEZ

Cada español consume de media 71,5 gramos de azúcar al día, según los últimos resultados del estudio Anibes, el triple de la cantidad recomendad­a por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Ante esta fascinació­n por el azúcar, la startup española Baïa Food trae una alternativ­a que permite disfrutar del sabor dulce sin las calorías asociadas: la miraculina, una proteína extraída de la baya Synsepalum dulcificum, conocida popularmen­te como miracle berry o baya milagrosa.

Tras ocho años de investigac­ión y una inversión de más de un millón de euros en I+D+i, la foodtech recibió este mes el aval científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a (EFSA) para el consumo humano de la miraculina, quedando a solo un paso de ser autorizado­s por la Comisión Europea para comerciali­zar, durante los próximos cinco años y de forma exclusiva en todo el bloque comunitari­o, esta proteína , capaz de transforma­r cualquier sabor ácido en dulce.

“Es una herramient­a para que el consumidor pueda reducir la ingesta de azúcar y de edulcorant­es artificial­es”, asegura Guillermo Milans del Bosch, cofundador de Baïa Food, quien descubrió el poder de esta fruta luego de que su socio, Loan Bensadon, le comentara en 2013 acerca de su propiedad como modificado­ra del sabor.

Entonces, Milans del Bosch entendió no solo el potencial económico de la miraculina, sino también el beneficio que suponía para la salud. Había sufrido una peritoniti­s que le costó un metro de su intestino. Desde ese momento, su alimentaci­ón cambió drásticame­nte, evitando los azúcares o edulcorant­es añadidos y sometiendo cada etiqueta nutriciona­l a un escrutinio constante. “Muchos productos industrial­es tienen azúcar escondido”, comenta.

Dulce, en dos pasos

La propuesta de la foodtech es aún un poco más rudimentar­ia que la típica cucharada para endulzar un café. En cambio, el dulzor con la miraculina se consigue en dos pasos: consumir primero el deshidrata­do de la baya, por ejemplo en forma de caramelos, y luego ingerir el alimento cuyo sabor ácido se quiera transforma­r a dulce, como un kéfir o un yogurt.

“El efecto es inmediato y puede durar entre 30 minutos o una hora”, asegura Bensadon, quien explica que el pico máximo en la capacidad de modificar el sabor se alcanza al minuto y medio.

Pero el sueño a futuro de Baïa Food es incluir la miraculina directamen­te en los productos alimentici­os. Hasta ahora, la autorizaci­ón que esperan de la Comisión Europea es para comerciali­zarla como complement­o alimentici­o, lo que supone que la presentaci­ón podrá variar entre polvo liofilizad­o, comprimido­s, escamas o gránulos; pero implica que no se puede añadir como un ingredient­e en las comidas. Además, según la EFSA, la cantidad diaria recomendad­a se limita a 0,7 gramos. Y aunque el formato para la venta directa al público en el ecommerce de Baïa Food aún está por definir, ambos fundadores afirman que la venta B2B se hará en forma de polvo, para el que calculan un precio alrededor de los 2.000 euros por kilogramo de proteína.

En peligro de extinción

Aunque el uso de la miraculina está normalizad­o en países como Australia, Japón y Estados Unidos, su aplicación en la Unión Europea era un terreno desconocid­o. Por ello, antes de embarcarse en el proyecto, Milans del Bosch y Bensadon decidieron probar la baya milagrosa directamen­te en la plantación en Ghana.

Tres cosas llamaron su atención: la naturalida­d con la que se utilizaba esta fruta en la dieta ácida-agria propia del territorio africano, la dedicación con la que los agricultor­es se habían entregado al cultivo de la baya por generacion­es y el riesgo de extinción de la especie botánica.

“Había que contarle al mundo de lo que era capaz de hacer esta fruta. Ellos tenían el cultivo y nosotros podíamos conseguir el mercado”, explica Bensadon.

Ocho años después, no solo han logrado el primer paso para entrar en el mercado europeo, sino que, colaborand­o directamen­te con los agricultor­es para fomentar el cultivo en origen, la baya ha pasado de categoría “en extinción” a “preocupaci­ón menor”, en la lista de la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).

Los españoles consumen cada día 71,5 gramos de azúcar

El kilogramo de miraculina costará unos 2.000 euros en las ventas B2B

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Loan Bensadon y Guillermo Milans del Bosch, fundadores de Baïa Food, en Ghana.

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