Cinco Dias

La factura de la luz, el enfoque sistémico y la teoría de Gaia

Las recientes rebajas de algunos impuestos de la electricid­ad deberían plantearse como definitiva­s

- Begoña Casas

EProfesora del departamen­to de Economía y Empresa de la Universida­d Europea l momento en el que nos encontramo­s constituye un cambio de ciclo. Este cambio no es solo económico, sino también social y geopolític­o. De esta manera, algunos cambios que estamos experiment­ando en los últimos años constituye­n tan solo una pequeña manifestac­ión o efecto de ese cambio más global que afecta a la humanidad. Uno de los cambios más cruciales a los que nos enfrentamo­s es el cambio de modelo energético: desde energías fósiles (carbón, gas natural y petróleo) hacia energías sostenible­s.

El elevado precio de la electricid­ad que se ha alcanzado esta semana es una manifestac­ión más de este cambio de ciclo. Las fuentes de energía fósiles que hemos venido empleando presentan un agotamient­o del modelo, no solo por ser estos recursos de naturaleza limitada, sino también por las emisiones de CO2 que inciden en el calentamie­nto del planeta. La cuestión es: ¿cómo pasar de un modelo de energía fósil a un modelo de energía más sostenible?

Como sabemos, ello no puede lograrse de la noche a la mañana, necesitamo­s transitar hacia este régimen de descarboni­zación cambiando las fuentes de energía que empleamos. Para transitar hacia este punto, en el caso de España se está empleando fundamenta­lmente la energía eléctrica. Esto explica el auge de los precios de la electricid­ad, tendencia que va a continuar en los próximos años, entretanto se desarrolla­n mayores capacidade­s de producción de energía sostenible.

El precio de la electricid­ad en España actualment­e es muy elevado, debido principalm­ente a los siguientes factores: el aumento de la demanda por la ola de calor en este verano de 2021, el precio elevado del gas –necesario para producir electricid­ad– y el incremento considerab­le del precio de las emisiones de CO2, que entre el 2 de enero y el 20 de julio ha aumentado un 158%.

Y no hay que perder de vista el factor tributario. En España, la electricid­ad está grabada con tres impuestos: el IVA (actualment­e, el 10%), el impuesto de la electricid­ad (5%) y el impuesto sobre el valor de la producción de energía o impuesto a la generación (actualment­e, el 7%). Es decir, la tributació­n total asciende al 22%. Las recientes rebajas en los tipos tributario­s de algunos de estos impuestos deberían plantearse como definitiva­s.

Si tomamos en considerac­ión que la energía es un bien básico y fundamenta­l para el desarrollo de las personas, las familias, las empresas y el funcionami­ento de las Administra­ciones y de la vida en general, deberíamos revisar este modelo energético, la estructura de la factura de la luz –solo el 24% de la factura en sí misma correspond­e a consumo de energía–, la financiaci­ón de las energías sostenible­s –no necesariam­ente a través de la factura eléctrica– y la cuestión tributaria. En este sentido, el factor social tampoco es nada desdeñable, si tenemos en cuenta que según el último informe Arope, 11,8 millones de personas en España (el 25,3% de la población) se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, para quienes el acceso a la energía puede resultar inalcanzab­le.

El factor económico puede verse potenciado mediante el desarrollo de la innovación, con modelos de negocio sostenible­s e innovadore­s gestionado­s por tecnología –no solo en las grandes empresas, sino también en las pequeñas y medianas y en los hogares–, de modo que ofrezcamos, mediante el ahorro en los costes de producción, precios más asequibles en el mercado. Los fondos Next Generation que España va a recibir se fundamenta­n, entre otros factores, en la sostenibil­idad y en la tecnología, por lo que el cambio de modelo energético debería ser una prioridad.

El factor geopolític­o no es nada desdeñable, ya que evidenteme­nte las grandes potencias compiten en un mundo en cambio donde dicha competenci­a es creciente. El acceso a la energía en mejores condicione­s supondrá para el Estado que lo logre una ventaja competitiv­a internacio­nal y una mejora interna de la calidad de vida de sus ciudadanos.

Como parte de esta dimensión geopolític­a, sería necesario avanzar en un mercado europeo de la energía que no esté tan fragmentad­o, lo que permitiría mejorar las políticas de competenci­a, de suministro y de sostenibil­idad. Este mercado se puede desarrolla­r a través de la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, que desarrolla esta política comunitari­a.

España necesita un replanteam­iento global de su modelo energético, con una reforma racional, objetiva y en profundida­d, en la que deberían intervenir no solo los responsabl­es directos de las políticas públicas, sino también otros actores como las empresas del sector, las universida­des y los actores sociales. En este sentido, propongo la creación de un grupo de alto nivel que incorpore a todos estos agentes y aborde esta cuestión de manera definitiva.

James Lovelock publicó en su día la teoría de Gaia, según la cual, el planeta Tierra –incluyendo a los seres vivos, los océanos, la tierra en sí misma y la atmósfera– constituye un sistema que modifica su composició­n para asegurar su superviven­cia. Si los seres humanos queremos que este sistema en el que vivimos –la Tierra– siga funcionand­o, tenemos que transitar hacia ese nuevo modelo energético, que nos permitirá alcanzar la sostenibil­idad económica, social y medioambie­ntal tan deseada.

El acceso a la energía en mejores condicione­s supondrá para el país que lo logre una mejora interna de la calidad de vida de su gente

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