Cinco Dias

La deuda comienza a apretar a Grifols tras la reformulac­ión de las cuentas

Exane y Bestinver cuestionan si el grupo necesitará ampliar capital El pasivo llega hasta ocho veces el ebitda por el acuerdo con GIC y la compra de Biotest

- ALFONSO SIMÓN

Grifols ve dispararse su deuda, una partida que ya preocupaba anteriorme­nte a los inversores, tras la compra de su rival alemana Biotest y, de forma inesperada, desde que el jueves reformular­a las cuentas a petición de su auditor KPMG al considerar el acuerdo con el fondo soberano de Singapur (GIC) como pasivo en vez de como capital.

El laboratori­o catalán llegó a un acuerdo en junio con GIC para que este fondo inyectara 830 millones de euros a cambio del 23,8% de Biomat, la filial estadounid­ense con 300 centros de obtención de plasma, unos fondos que precisamen­te hubieran debido servir para aligerar la deuda. Pero KPMG considera que las condicione­s de ese acuerdo lo convierten realmente en un pasivo.

“Desde que conocimos la estructura de la toma de una participac­ión por parte de GIC en Biomat, siempre hemos considerad­o la misma como deuda fuera de balance, ya que esta contemplab­a pagos futuros en forma de dividendos preferente­s y la obligación de recomprar la participac­ión en el futuro al mismo precio de la venta”, señala Renta 4 en un informe de ayer. “Es más, siempre hemos dicho que se trataba de otra forma de deuda e incluso con un coste mayor a la deuda media del grupo”, añade.

Tras la reformulac­ión de las cuentas, la deuda pasa de 5.828 millones reconocido­s en febrero a 6.480 millones. Desde Exane BNP, en otro informe del viernes, se explica que el ratio de endeudamie­nto pasa de 6,5 veces el ebitda a 7,5 veces, incluso a 8,5 veces si se considera el instrument­o de factoring utilizado por la compañía. En Bestinver apuntan a cifras similares, de 7,6 veces tras adquirir Biotest e incluso de ocho veces el ebitda de ratio de apalancami­ento si se cuenta sus compromiso­s con la firma Scranton (controlada por directivos del laboratori­o y la familia Grifols).

La multinacio­nal catalana tenía desde septiembre un compromiso de reducción del apalancami­ento por el que suspendió el reparto del dividendo hasta que el pasivo no esté por debajo de cuatro veces el ebitda y, adicionalm­ente, se comprometi­ó a no realizar otras

“No hemos llegado nunca a compartir el racional de la operación” de GIC, indican desde Renta 4

adquisicio­nes más allá de la de Biotest.

Por eso, tras la reformulac­ión del balance, suenan tambores de que tal vez la farmacéuti­ca especializ­ada en derivados del plasma necesite una inyección en el capital. “En general, no descartarí­amos la necesidad de una ampliación de capital”, se asegura en el análisis de Bestinver. Coincide Exane BNP al asegurar que puede reavivarse “el riesgo de un aumento de capital”.

La intención inicial de Grifols con el dinero del fondo soberano asiático era, precisamen­te, aliviar su deuda. “No hemos llegado nunca a compartir el racional de esta operación, ya que a la vez que los fondos obtenidos en la venta servirán para reducir el endeudamie­nto en balance, se han generado otros compromiso­s de pagos”, se indica desde Renta 4, “incluso mucho más caros que la misma deuda que vienen a reemplazar”. No se prevé que este cambio afecte a la liquidez del grupo ni que afecta a covenants ni al coste de su financiaci­ón.

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Raimon Grífols (izquierda) y Víctor Grífols Deu, co-consejeros delegados de Grifols.

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