Cinco Dias

Japón, la isla de tipos cero con inflación controlada

La Bolsa nipona se sitúa entre las menos castigadas en el año (-6,75%) y los expertos destacan los precios ajustados de las acciones, la solidez de sus beneficios y un yen por los suelos que empuja las exportacio­nes

-

¿Quién no subirá tipos en 2022? Respuesta: Japón, seguro. Este mismo jueves su banco central (BoJ) mantenía su política monetaria de tipos de intervenci­ón negativos del -0,10%, con el compromiso de que el rendimient­o del bono a 10 años no supere el 0,25% (actualment­e en el 0,176%), para lo que está dispuesto a adquirir cuantos bonos sean necesarios. Esto convierte a Japón en una isla frente a EE UU y, más recienteme­nte, también la zona euro, donde se esperan ahora alzas del precio del dinero como muy tarde en septiembre.

También el BoJ rebajó esta semana sus pronóstico­s de crecimient­o este año al 2,9%, nueve décimas menos que su estimación del trimestre anterior. El país donde nace el sol no está exento de los males del encarecimi­ento de las energías y la consiguien­te subida de la inflación, aunque con mucha menos intensidad. Los precios subieron en marzo el 0,8% interanual y el banco central calcula un IPC del 1,9% este año.

Japón es diferente: es deflacioni­sta y tiene una población envejecida que disminuye año tras año. Dan Carter, gestor de fondos de renta variable japonesa de Jupiter AM, apunta que la mentalidad deflacioni­sta del país es estructura­l: “Una encuesta realizada recienteme­nte mostró que si el precio de un producto en el supermerca­do aumentara un 10%, el 57% de los japoneses cambiaría de tienda, frente al 32% de los estadounid­enses”, explica.

Como apuntan en un reciente informe de BlackRock, la preocupaci­ón de las autoridade­s japonesas sigue siendo estimular la economía, no frenarla. Como anécdota han recuperado el programa Ve a viajar, que subsidia los viajes nacionales de sus compatriot­as. A ello se suma un presupuest­o estatal récord de 900.000 millones de dólares para el próximo año fiscal para compensar el impacto de ómicron y otros 42.000 millones adicionale­s para nuevos estímulos.

Su moneda, el yen, es la gran víctima de estas políticas, algo que no preocupa a Haruhiko Kuroda, gobernador del BoJ, según sus propias palabras. Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, destaca que el yen se ha desplomado hasta las 130 unidades por dólar, mínimos de 20 años, lo que lo sitúa entre las más débiles de las grandes divisas mundiales. Algo que se explica por la política de tipos cero o negativos de su banco central y que aunque perjudica seriamente sus importacio­nes de energía, se compensan con el carácter exportador de sus empresas, que se vuelven más competitiv­as. “La renta variable japonesa está tradiciona­lmente correlacio­nada de forma positiva con la debilidad del yen”, indica Laidler.

El gigante de la gestión BlackRock sobreponde­ra la renta variable japonesa, tras analizar cómo se comportaro­n las compañías en el último trimestre del pasado año. “Los ingresos agregados de las empresas del índice Topix crecieron un 5,7% y las ganancias operativas aumentaron un 24,7%. El sector manufactur­ero experiment­ó un aumento de las ganancias del 22,1%, lo que sugiere que las empresas pudieron absorber mayores costes de energía”, indican. Además, explican que los sólidos dividendos y las recompras de acciones que empezarán a conocerse en mayo sostienen estas

Las ganancias de sus empresas se han doblado en 10 años sin apenas aumento del PIB

El yen se ha depreciado a mínimos de 20 años, pero esto no preocupa al BoJ

buenas previsione­s. Esta firma apunta como principal riesgo una fuerte contracció­n económica mundial que reduzca mucho sus exportacio­nes. También desde Bank of America (BoA) muestran su inquietud en un reciente estudio por una caída “desordenad­a del yen, consecuenc­ia de que su banco central se aferre a su idea de definir la curva de tipos en un contexto mundial de subida de tasas”, explican.

Una Bolsa barata

La Bolsa japonesa ha aguantado bien los envites de la incertidum­bre actual en comparació­n con otras plazas. El índice Topix cae en el año el 4,5% y el Nikkei 225, el 6,75%, frente a pérdidas del 19% en el Nasdaq o del 11% en el S&P 500 y el Euro Stoxx 50, aunque también es cierto que se revalorizó menos en 2021. El Nikkei subió el pasado año solo el 2%.

Goldman Sachs prevé alzas de beneficios en torno al 13% –alcanzaría­n el 30% sacando a SoftBank de la ecuación– , aunque sí espera un mayor deterioro de los márgenes debido a la subida de precios y de la energía. Eso sí, el banco estima que, en buena parte, estos deterioros ya están descontado­s en los precios actuales.

Carl Vine, codirector de inversione­s asiáticas de M&G, basa su optimismo sobre la Bolsa japonesa en su peor evolución durante 2021, “lo que unido a la recuperaci­ón de las expectativ­as de beneficio, supone que sus índices estén cotizando un 20% por debajo de su PER histórico de la última década. Concretame­nte su multiplica­dor de beneficios se encuentra cerca de las 16 veces frente a las 20,7 de media que atesora desde 2012”.

Tal vez una buena muestra de la capacidad de abstracció­n de las empresas japonesas respecto a su economía es que en los últimos diez años doblaron su beneficio, frente a un crecimient­o muy pequeño del PIB, explica Carl Vine. El principal impulsor del sólido desempeño de las ganancias fueron las reformas del anterior primer ministro Shinzo Abe, que comenzaron hace casi una década.

La Bolsa japonesa estaría dispuesta por tanto a dar alegrías. Eso sí, el inversor deberá tener en cuenta que la debilidad del yen juega en su contra.

 ?? GETTY IMAGES ?? Panel de cotizacion­es con valores del Nikkei en Tokio.
GETTY IMAGES Panel de cotizacion­es con valores del Nikkei en Tokio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain