Productores y aerolíneas, hacia la descarbonización
Las principales distribuidoras de queroseno, así como las mayores aerolíneas europeas, tratan de tirar de la oferta y demanda de combustibles sostenibles a base de imponerse objetivos por encima de lo que exige la regulación.
Repsol
ha lanzado varios lotes de SAF en España a partir de biomasa y de residuos. En octubre de 2020 anunció la construcción de la primera planta de biocombustibles avanzados en este país, que entrará en operación en 2023 en Cartagena (Murcia). Su capacidad será de 250.000 toneladas anuales de biocombustibles.
tiene en Castellón la primera refinería del mundo que recibió, en octubre del año pasado, la certificación Corsia (Plan de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional) para la producción de biocombustibles de aviación. El SAF se obtendrá a partir del procesamiento de aceites renovables. La planta tiene como meta su transformación hacia la producción de energía de cero emisiones netas en 2050.
IAG se comprometió el año pasado a operar un mínimo de un 10% de sus vuelos con combustibles de origen sostenible. El grupo encargará un millón de toneladas de este tipo de combustible de aviación al año, con lo que reducirá las emisiones de carbono en dos millones de toneladas para 2030.
También extenderá su compromiso de cero emisiones netas de CO2 a su cadena de proveedores.
Ryanair,
líder por volumen de viajeros en España, prevé alcanzar un porcentaje de sustitución del queroseno del 12,5% en 2030.
KLM,
que operó en 2011 su primer vuelo con mezcla de biocombustible, anunció en enero que comenzaba a agregar un 0,5% de SAF en aviones con punto de partida en Ámsterdam. Sufraga ese esfuerzo con recargos en el precio de los billetes que van de 1 a 12 euros, en función del tipo de vuelo y su distancia. Esta aerolínea y demás socios de la alianza Clean Skies Tomorrow tienen como reto llegar al 10% de sustitución en 2030.