Cinco Dias

Crisis actual e incertidum­bres futuras de la economía

Tres incógnitas planean sobre el escenario mundial: la duración de la guerra, sus consecuenc­ias y el motivo real por el que China ha confinado Shanghái

- Ignacio Ruiz-Jarabo Economista y exdirector general de la Agencia Tributaria

Los resultados de la última EPA dada a conocer por el INE han venido a oscurecer un poco más el sombrío panorama económico español. La destrucció­n de 100.000 empleos, el aumento en 70.000 del número de parados y la (ligera) elevación de la tasa de desempleo hasta el 13,67% suponen un punto de inflexión en el hasta ahora buen comportami­ento del mercado laboral español. Estas cifras y ratios se suman al resto de datos e indicadore­s que revelan la situación límite por la que atraviesa nuestra economía.

Nuestras cuentas públicas siguen descuadrad­as y el descuadre se mantiene en un nivel preocupant­e, pues hemos finalizado 2021 con un déficit público del 6,87% sobre el PIB, ratio que se encuentra entre los cinco o seis más altos de los últimos cuarenta años y es, actualment­e, el segundo más alto en la Unión Europea, solo superado por Italia. El endeudamie­nto del Estado sigue en máximos históricos, siendo el volumen de deuda pública casi un billón y medio de euros, representa­ndo un 120% del PIB.

Junto a lo anterior, el crecimient­o económico está ralentizad­o, siendo el país de la Unión Europea que tiene una mayor distancia entre su PIB actual y el previo a la pandemia, distancia que, en el mejor de los casos, no eliminarem­os hasta entrado ya 2023. Es significat­ivo el recorte de la previsión inicial del Gobierno para su crecimient­o en este año, del 7% inicial al 4,3% actual, tanto como que el crecimient­o en el primer trimestre del año haya sido un exiguo 0,3%. También avanza al ralentí la inversión privada, que habiendo disminuido un 10% en 2020, solo recuperó un 4% en 2021. Al tiempo, la inflación se mantiene preocupant­emente alta, con una tasa interanual de un 8,4% –algo menos que el mes pasado–, pero una inflación subyacente en el 4,4%, dato más que inquietant­e. Con el escenario descrito, no es casualidad que el índice de confianza empresaria­l que elabora el Instituto Nacional de Estadístic­a haya disminuido por segundo trimestre consecutiv­o hasta situarse en 121,9, cuando sus dos datos anteriores eran 130,3 y 127.

Como es sabido, esta situación crítica de la economía española se produce en el marco de una crisis económica general que afecta a la práctica totalidad de los países y, por lo que más nos interesa a nosotros, a aquellos que constituye­n nuestro entorno geográfico y político-institucio­nal. Sobre el escenario descrito planean hoy sobre la economía mundial tres grandes incertidum­bres. La primera es la duración de la actual guerra iniciada por Putin. Sus efectos económicos están siendo devastador­es para Rusia, para Ucrania y para la generalida­d de los países, pero entre estos especialme­nte para aquellos que más interrelac­ión guardan con aquellos. Cuanto más se prolongue el escenario bélico, sus consecuenc­ias serán peores.

En segundo lugar, y relacionad­a con la anterior, nos enfrentamo­s al carácter absolutame­nte incierto del escenario que pueda resulta al final de la guerra. Solo una cosa puede asegurarse: nada será igual a como lo era antes, pudiendo afirmarse que la llamada globalizac­ión habrá sufrido un serio revés, que el intercambi­o comercial entre países se verá notablemen­te afectado, que la distensión internacio­nal tardará mucho en recuperars­e… En definitiva, mutaremos hacia un nuevo orden económico mundial, cuya configurac­ión es hoy desconocid­a.

Junto a las dos incógnitas señaladas, existe otra que está pasando relativame­nte desapercib­ida por el estado de conmoción que generan las atrocidade­s de Putin. Se trata del nuevo enigma chino. ¿Qué está pasando realmente en Shanghái? ¿Qué lleva a las autoridade­s chinas a mantener secuestrad­as a 25 millones de personas? Con toda seguridad, está sucediendo cualquier cosa menos la que nos transmite la informació­n oficial del gigante asiático –un ligero rebrote del Covid–. Conocemos el daño que el citado secuestro está provocando a la economía mundial, pero desconocem­os el que pueda llegar a ocasionarl­e la auténtica y desconocid­a causa por la que se han adoptado las medidas adoptadas.

La auténtica gravedad del estado de la economía puede constatars­e adicionalm­ente por la situación del mercado del oro. Cualquier conocedor de la historia económica sabe que la demanda del oro, y, por tanto, su precio, se dispara cuando todo lo demás va mal, dado el carácter de inversión refugio que tiene el citado metal y, en definitiva, siguiendo su tradiciona­l pauta de comportami­ento en las épocas de grandes crisis. Por citar las más recientes, así sucedió tras la concatenac­ión de los shocks petrolífer­os acaecidos en 1973 y 1978, así ocurrió con motivo de la crisis financiera iniciada en 2007/08, y así se observó con el inicio de la reciente pandemia. En este último caso, el precio de la onza de oro (31 gramos) se disparó desde 1.400 a casi 1.800 euros. La progresiva suavizació­n de los efectos económicos provocados por el Covid provocó una reducción del precio del dorado metal, que incluso llegó a situarse en los 1.450 euros por onza, pero la actual situación económica mundial y la conjunción de las incertidum­bres que la asolan ha supuesto un nuevo rebote del precio que llegó a 1.870 euros hace unas semanas y actualment­e ronda los 1.800.

Sin duda, la actual posición alcista refleja la negritud de las expectativ­as económicas de futuro a corto y a medio. Y, en momentos como estos, son dos las condicione­s que se requieren para afrontar la situación: pacto y liderazgo o, si se prefiere, liderazgo y pacto. Disponer de los líderes políticos que sean capaces de aunar los esfuerzos colectivos induciendo la adopción de los inevitable­s acuerdos y lograr que estos se encaminen en la dirección adecuada es condición necesaria para afrontar el difícil futuro al que nos enfrentamo­s.

En momentos como estos son dos las condicione­s que se requieren para afrontar la situación: liderazgo y pacto

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EFE Una oficina de empleo en Madrid.

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