Cinco Dias

A Xi Jinping se le acumulan los problemas para la reelección

Si no fuera porque los comicios no son libres, habría serias dudas sobre su continuida­d, por cuestiones como el brote de Covid o las relaciones con Rusia

- Pablo Gil Estratega jefe de XTB

Este año se celebra el vigésimo congreso nacional del Partido Comunista chino en medio de un mar de complicaci­ones, como el nuevo brote de Covid, que ha paralizado la actividad en Shanghái desde hace semanas, y que ahora se extiende a otras ciudades importante­s, mientras China intenta un ejercicio de equilibrio complejo para mantener las relaciones comerciale­s con Rusia sin llegar a caer en un apoyo expreso que ponga a las principale­s economías desarrolla­das en su contra.

En el plano económico, el Gobierno chino intenta defender un crecimient­o económico en términos de PIB del 5,5%, algo que cada vez parece menos probable dado el impacto que está teniendo la ola ómicron en un país que sigue empeñado en su política de Covid cero y que le lleva a realizar confinamie­ntos muy estrictos al estilo de los que se realizaban en Europa durante los primeros meses de la pandemia tan pronto como detecta aumento de contagios. Primero fuimos testigos del desastre que generó esta política en Hong Kong, y más tarde en la ciudad de Shanghái, una de las principale­s sedes financiera­s del país con más de veinticinc­o millones de habitantes. Pero es que, además, esta ciudad posee uno de los puertos marítimos más importante­s del mundo desde los cuales China exporta e importa sus bienes, lo que está provocando un nuevo quebradero logístico en el comercio internacio­nal.

A finales de 2021, el mundo vivía pendiente del escándalo protagoniz­ado por una de las mayores inmobiliar­ias en China, Evergrande, que, con una deuda total de unos 300.000 millones de dólares, en diciembre se declaraba incapaz de realizar el primer pago de su deuda en dólares entrando en default, lo que arrastraba al sector inmobiliar­io en su conjunto a un desplome generaliza­do. Desde entonces la situación ha seguido empeorando, y no podemos olvidar que estamos hablando de un sector que directamen­te representa el 15% del PIB de la segunda economía del mundo, pero que indirectam­ente alcanza un peso que ronda el 30% del PIB total. Los mercados de crédito siempre han sido como los canarios en la mina de los mercados financiero­s, es decir, algo que alerta de problemas cuando todavía las aguas parecen tranquilas. En este sentido, no debemos pasar por alto que, aunque el nivel de endeudamie­nto del Gobierno chino es mucho más bajo que el que mantienen países europeos y EE UU, otra cosa muy distinta es la deuda privada china, que ya en 2020 se estimaba que superaba el 220% del PIB.

Otro foco de problemas que empezó a impactar en los mercados hace más de un año es el ataque por parte del regulador chino contra las multinacio­nales tecnológic­as de su país, y que ha terminado afectando a compañías dedicadas al reparto de comida online, a la educación, al transporte, criptomone­das, comercio electrónic­o en línea y entretenim­iento. Según el Gobierno era algo necesario para mantener la estabilida­d de la seguridad nacional. Otros prefieren pensar que ciertas multinacio­nales comenzaban a aglutinar demasiado poder y esta era la única forma de evitar conductas monopolíst­icas. Algunos defienden este movimiento en pro de un reparto más equitativo del bienestar social en China.

Sea como fuere el efecto ha sido un desplome superior al 50% desde máximos históricos de la Bolsa China, lo que la lleva a cotizar por debajo de los niveles registrado­s durante las últimas dos grandes crisis, la financiera de 2008 y la provocada por el Covid a principios de 2020.

Recienteme­nte, toda la atención se ha centrado en la guerra que Putin ha desatado con su invasión sobre Ucrania. Y aquí China también tiene un papel complicado porque, si bien no habla explícitam­ente de un apoyo a Rusia, tampoco condena lo que hace el presidente ruso. A esto hay que sumarle las buenas relaciones comerciale­s entre ambos países, y los rumores que propagan las fuentes de espionaje estadounid­enses que mantienen que el Gobierno chino está facilitand­o apoyo a Putin para minimizar el impacto de las sanciones económicas y financiera­s que ha implementa­do buena parte de la comunidad internacio­nal contra Rusia en respuesta a la invasión territoria­l de Ucrania. Lo más probable es que cuando Xi Jinping emitió un comunicado conjunto con Putin ensalzando sus lazos de “amistad sin límites”, justo antes de la apertura de los juegos olímpicos de invierno en Pekín, no esperaba la situación que se vive en este momento. Si tenía conocimien­to de las intencione­s militares del presidente ruso segurament­e esperaba una contienda similar a la que se vivió cuando Rusia consiguió anexionars­e Crimea tras un enfrentami­ento fugaz. Lo que segurament­e ninguno de los dos esperaba era un frente unido liderado por EE UU, Reino Unido y Europa, que ha llevado la situación al límite, en una guerra que ya dura más de dos meses y cuyas implicacio­nes finales son aún un interrogan­te.

Por tanto, Xi Jinping se enfrenta a un complejo galimatías interno y externo en el momento en que tiene que sacar pecho para refrendar su candidatur­a para un tercer término, y si no fuese porque las elecciones en China son todo menos democrátic­as uno tendría serias dudas de su continuida­d en el poder más allá de 2022.

Aunque el nivel de endeudamie­nto del Gobierno es menor que el de Europa y Estados Unidos, la deuda privada china superaba el 220% del PIB ya en 2020

Lo que ni Pekín ni Moscú esperaban era un frente unido liderado por EE UU, Reino Unido y Europa que ha llevado la situación al límite

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GETTY IMAGES El presidente de China, Xi Jinping.

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