Agujeros negros y ritmos demasiado lentos
Pérdidas. La falta de medios y un diseño caduco en ciertos tributos, advirtió ayer la Asociación Nacional de Inspectores de la Hacienda Pública Local (ANIHPL), provoca que haya “agujeros negros y prácticas fraudulentas” alrededor de varios impuestos, algo que menoscaba la recaudación pública. Sucede, por ejemplo, en el de bienes inmuebles (IBI), ya que no siempre es fácil perseguir a los contribuyentes que no comunican los cambios en el edificio, como las construcciones de piscinas o la elevación de plantas. También ocurre, esta vez por un mal diseño, en el impuesto sobre los vehículos de tracción mecánica, ya que el domicilio que consta a la hora de aplicar el tributo es el que aparece en el permiso de circulación, que no siempre es el de la localidad en la que reside y conduce el titular.
Plusvalía. Otros problemas se derivan de los plazos y ritmos que maneja la Administración local. Aunque los ayuntamientos debían adaptar sus ordenanzas fiscales antes del 9 de mayo a la reforma del impuesto municipal de plusvalía, los inspectores admitieron que la inmensa mayoría de los consistorios no han elaborado todavía la ordenanza fiscal que recoja la modificación, por lo que todavía aplican la norma estatal.