IAG tiene motivos para un optimismo moderado, a pesar de todas las dudas
El viaje de vuelta de IAG a la normalidad está siendo un poco turbulento. El ajuste de las operaciones a la recuperación de la demanda está aumentando los costes y los ingresos, pero aún no ha permitido que el grupo dirigido por Luis Gallego vuelva a los beneficios. Los ingresos medios por pasajero y kilómetro son más altos, eso sí; pero la tasa de ocupación de los aviones, aunque al alza, sigue aún en el 72,2%. Los viajes turísticos están en buenas cifras ya (aunque las autoridades europeas se resisten a eliminar la exigencia del certificado Covid, e incluso lo han ampliado hasta junio de 2023), pero los de negocios y eventos solo han repuntado. El temor es que la crisis económica provocada por la inflación, que puede devenir en recesión, frene el gasto de las empresas en desplazamientos de sus empleados y directivos, y que vuelva a hacer caer la demanda de los viajes de ocio, una vez la gente se haya puesto al día con sus ganas de moverse, tras el parón pandémico. Además, IAG puede tener que subir las tarifas de los billetes por el incremento del precio del combustible.
Muchas dudas, aunque las finanzas de la compañía están saneadas y tiene motivos para un optimismo moderado.