La Universidad frente al espejo digital
La incorporación de metodologías activas de aprendizaje es clave para mejorar la capacitación de los docentes y alumnos universitarios
Supuso el curso 2019-2020 un cambio radical en la forma de afrontar las enseñanzas y aprendizajes por parte de los docentes y el alumnado. Una distopía, provocada por la aparición de la covid-19, golpeó a todas y cada una de las etapas educativas de la enseñanza reglada, desde infantil hasta bachillerato, pasando por estudios de formación profesional y alcanzando de lleno a la Universidad. El 12 de marzo de 2020, las comunidades autónomas decidieron cerrar las universidades siguiendo las recomendaciones del Gobierno. Ese año académico, 1.309.762 estudiantes cursaban estudios de grado, 234.214 algún máster y 89.353 estaban matriculados en algún doctorado. Se iniciaba un tiempo de incertidumbre en el ámbito universitario en el que se trabajó con denuedo para mantener “a distancia” los aprendizajes de sus egresados con el objetivo de tener la menor pérdida de conocimientos curriculares posible.
Para mitigar los efectos de la pandemia en las enseñanzas superiores, la Unesco elaboró un decálogo que incluía un conjunto de recomendaciones para la docencia a distancia, haciendo hincapié en la necesidad de garantizar la calidad y extensión de la conexión digital, o planificar las actividades docentes y su duración, entre otras. El coronavirus creó una nueva situación que dirigía a la comunidad educativa hacia la implementación de la docencia a distancia, el uso de infraestructuras tecnológicas y el desarrollo de competencias o adaptación pedagógica. Un marco digital en el que la enseñanza superior ya se movía de manera tímida y a la que la pandemia obligó a sumergirse de lleno. Actualmente, metodologías como el microelearning, los programas en formato bootcamps, el aprendizaje basado en prácticas en empresas, video-learning interactivo, el uso de chatbots inteligentes, la gamificación o el mobile learning crecen a la sombra de una pandemia que les ha dado el empujón definitivo para su utilización en las aulas universitarias por parte de docentes y graduados.
Inmaculada Aznar Díaz, profesora titular de Didáctica y Organización Escolar de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, sostiene que “en los últimos años se han empezado a introducir metodologías activas e innovadoras vinculadas con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación superior. No podemos quedarnos anquilosados en metodologías tradicionales dentro de la Universidad; está claro que se prevé un cambio en la manera de enseñar en las aulas en los próximos años y algunos ya están sucediendo”.
Adaptación al cambio
Aunque la implementación de estas metodologías es totalmente viable en el ámbito universitario, Aznar Díaz considera necesario “realizar previamente un trabajo de adaptación del método respecto al tipo de materia y los contenidos que se desarrollan en la misma ya que sí hay diferencias respecto a si son más teóricos o prácticos”. En la Universidad de Granada, en la que ejerce como profesora titular, ha coor
dinado tres ediciones de un curso de formación de Personal Docente e Investigador (PDI) “para saber integrar recursos didácticos y tecnológicos con metodologías innovadoras en el desarrollo de buenas prácticas docentes en cualquiera de los grados universitarios”.
La Universidad del siglo XXI, sumergida a veces en prácticas tradicionales de siglos anteriores, trata de incorporarse a una realidad, la actual, VUCA (volátil, incierta, compleja y ambigua), globalizada y digital, trabajando en la mejora e implementación de sus procesos de enseñanza de metodologías activas. En este proceso de cambio, la Universidad es consciente de que la innovación mediante la incorporación de este tipo de metodologías de aprendizaje mejorará la formación de su capital humano, docentes y alumnado. Una mejora que pasa por un cambio de los modelos educativos, los escenarios espaciales (centros) y temporales (horarios) en los que tienen lugar los aprendizajes y que contribuirá a mejorar el trabajo individual y la autonomía del alumno y la colaboración del mismo.
El microelearning es uno de los métodos utilizados en las aulas de los campus universitarios españoles. María Gómez, doctora en Educación y directora de Innovación Docente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), explica que se trata de una metodología que “busca la organización de los materiales formativos en pequeños recursos que trabajen no más de uno o dos conceptos, contenidos o competencias ,y aprovecha las posibilidades que ofrecen los nuevos formatos multimedia (vídeos, podcast, recursos interactivos…) y dispositivos de reproducción (dispositivos móviles, tabletas)”. La directora de Innovación Docente de UNIR considera que “la Universidad no debe ser ajena a este escenario y a las posibilidades que presenta, y por ello prácticamente todas, bien sean presenciales, on line o híbridas, incorporan en sus campus virtuales materiales diseñados según este formato, que pueden ser utilizados tanto como piezas motivadoras al comienzo de los temas, como recursos de refuerzo y/o ampliación de contenidos, o para fijar conceptos y trabajar aquellos aspectos más visuales que, sin duda, se ven enriquecidos por este formato”. Además, opina que “las posibilidades de incluir elementos interactivos facilitan, además, la inclusión de autoevaluaciones y recursos prácticos para que los estudiantes puedan participar activamente en la construcción de su aprendizaje”.
Innovaciones específicas
El microelearning, como cualquier otra metodología digital, “debe ser utilizada para dar respuesta a las peculiaridades y necesidades de las materias que se abordan y nunca al revés. Hay materias que son más susceptibles de usar estos recursos como elemento base —se ha demostrado eficaz en formación continua, o para explicar aquellos conceptos muy relacionados con trabajar aspectos concretos, prácticos y visuales—, pero en otros títulos o materias puede ser un buen recurso para trabajar contenidos complementarios o ilustrar otros contenidos más tradicionales, o incluso para dar respuesta a necesidades específicas de los estudiantes (por ejemplo, elaborando microcontenidos de repaso o refuerzo)”, sostiene María Gómez.
El formato bootcamp interactivo también se ha incorporado al aprendizaje universitario. María Cruz Gaya, subdirectora de posgrado Escuela STEAM de la Universidad Europea, dice que el objetivo de la implementación de estos programas intensivos de corta duración —14 semanas en su caso— “es la formación en temas digitales que permita a los egresados aportar valor en sus empresas o adaptarse a las nuevas demandas del mercado de empleo que está generando la digitalización”. Aunque el bootcamp es susceptible de ser utilizado en cualquier contenido, es en las profesiones digitales donde mejor se adapta. “Temáticas como Data Science, Gestión de Proyectos, Marketing Digital, Blockchain, Analítica Web, Desarrollo Web o Experiencia de Usuario (UX) están siendo esenciales en la transformación digital de las empresas y se prestan muy bien a esta forma de estructurar los programas”, señala la subdirectora de posgrado de la Escuela STEAM de la Universidad Europea. El videolearning o vídeo interactivo es otra de las herramientas utilizadas en las aulas universitarias. El director del Centro de Enseñanza Virtual de la UBU (UBUCEV), Víctor Abella García, sostiene que, aunque en la actualidad existen bastantes herramientas que permiten la creación de vídeos interactivos por parte del profesorado, la Universidad de Burgos ha optado por dos de ellas: “La primera de ellas es un ecosistema de vídeo digital que se integra en nuestra plataforma de aprendizaje, en la que una de sus opciones es la de poder crear vídeos interactivos de una forma bastante intuitiva. Y la otra consiste en que desde el Centro de Enseñanza Virtual también ofrecemos la posibilidad de que nuestros técnicos colaboren en la creación y edición de vídeos interactivos más complejos, como son los inmersivos en realidad virtual o algunos más guionizados, tipo “escoge tu propia aventura”. El director de UBUCEV realiza una pequeño DAFO sobre la utilización del videolearning en el entorno universitario: “La principal debilidad reside en que no hay una implantación generalizada entre el profesorado, ya que requieren bastante tiempo para su diseño y creación. Por otro lado, la principal amenaza es que se está intentando forzar a corto plazo una digitalización educativa, necesaria, pero estamos agobiando al profesorado con una cantidad ingente de herramientas que a largo plazo puede generar cierto rechazo en el profesorado”. Pero no todo es negativo, afirma este experto, “también posee fortalezas, ya que algunos estudios están mostrando que pueden ser muy efectivos, sobre todo cuando se trabajan aspectos procedimentales si se compara con recursos similares proporcionados mediante hipertexto. Derivado de esto se podría decir que la principal oportunidad que tenemos es que se utilicen para complementar a los actuales escenarios de aprendizaje existentes”.
Realidad virtual
El mobile learning se encuentra también dentro de las metodologías activas para la enseñanza y el aprendizaje. Francisco Javier Hinojo Lucena, PH. D, catedrático de la Universidad de Granada (UGR), dice que “la UGR tiene plataformas de formación para poder realizar un seguimiento en el propio aprendizaje del alumnado, en la entrega de materiales y en la exposición de contenidos por parte del profesorado universitario”. Esta herramienta posee, en su opinión, ventajas, como “la realidad aumentada, la realidad virtual, contextualizando los aprendizajes a los aspectos técnicos y de desarrollo profesional, la promoción del pensamiento crítico, la creatividad y la imaginación, y utilización de la gamificación para aprender mediante actividades lúdicas”. No obstante, también presenta algunas debilidades, como “falta de preparación del docente en competencias digitales, distorsión del ritmo de clase y disminución de las competencias sociales y habilidades comunicativas”. Pese a estos inconvenientes, Francisco Javier Hinojo Lucena estima que el mobile learning tiene algunas oportunidades, como la “flexibilidad, accesibilidad, motivación y dinamismo al proceso E-A, mejora de la competencia digital, haciendo un buen uso de esos recursos y de la red, contenidos extras y ubicuidad del aprendizaje”.
Aunque la implementación de estos sistemas es viable, hay que ver para qué tipo de materia y contenidos son más eficaces
Los elementos interactivos facilitan la inclusión de autoevaluaciones y recursos para que el estudiante participe de su aprendizaje