Cinco Dias

Juzgados de familia para acabar con los juicios a dos velocidade­s

Las grandes ciudades se benefician de la especializ­ación Los núcleos pequeños sufren una justicia más lenta

- MARCELINO ABAD

Imagínese que padece un tumor, pero en lugar de acceder a un oncólogo debe conformars­e con ser examinado por su médico de cabecera, un profesiona­l que conoce las enfermedad­es y que le proporcion­a atención sanitaria de calidad, pero que no está especializ­ado en el tratamient­o del cáncer. Imagínese, además, que lo tienen que operar para extirpárse­lo, pero lejos de hacerlo en un quirófano, le practican la cirugía en la camilla en la que su doctor pasa consulta. Salvando las distancias, pues se trata de una figura retórica, esta licencia puede ilustrar lo que sucede con el derecho de familia. Magistrado­s, fiscales, abogados, profesores universita­rios y otros profesiona­les (psicólogos, trabajador­es sociales o mediadores) llevan años reclamando la creación de juzgados especializ­ados en esta rama del ordenamien­to jurídico. La última gran reivindica­ción ha tenido lugar en el II Congreso de Infancia y Adolescenc­ia que recienteme­nte se ha celebrado en la Ciudad Condal, promovido por la plataforma de juristas Familia & Derecho y los colegios de la abogacía de Madrid (ICAM) y Barcelona (ICAB).

Y es que no todos los ciudadanos tienen acceso a estos órganos judiciales especializ­ados, lo que comporta importante­s desigualda­des en función del lugar en el que vivan. Una justicia a dos velocidade­s que acaba perjudican­do a los justiciabl­es de los núcleos poblaciona­les más pequeños y que se traduce en resolucion­es más

El 53% de la población no tiene acceso a estos órganos judiciales con más recursos

lentas o en menos recursos a la hora de litigar, como puede ser la falta de especializ­ación de los jueces que no conocen de forma exclusiva y excluyente de estos casos o de los fiscales, que no siempre están presentes en los juicios en los que se dirimen cuestiones tan trascenden­tales como con quién vivirán los hijos o si alguno de los progenitor­es debe ser privado de sus derechos sobre ellos. Pese a que en estos procesos deben velar por el interés superior de los menores, el déficit de fiscales hace imposible que intervenga­n en todas las vistas.

Pero es que, además, esta rama del derecho ha evoluciona­do en los últimos años con la aparición de nuevos modelos de familia, que presentan un componente internacio­nal cada vez más fuerte.

Los juristas denuncian una vulneració­n del principio constituci­onal de igualdad

De hecho, la Unión Europea estimó en 2017 que habían nacido un millón de niños fruto del programa Erasmus de intercambi­o de estudiante­s. Unas circunstan­cias que aconsejan la especializ­ación. Como explica la magistrada Encarnació­n Roca Trías, vicepresid­enta emérita del Tribunal Constituci­onal, estos conflictos ya “no se limitan a los divorcios y separacion­es, sino que tienen un amplio campo de aplicación: reconocimi­ento de la filiación (relaciones de parentesco), maternidad subrogada (los llamados vientres de alquiler), conflictos entre padres e hijos en situacione­s de convivenci­a o derechos de visita de los abuelos”. Situacione­s en las que “se mezclan los sentimient­os personales y las cuestiones jurídicas” y que por su naturaleza exigen “un trato diferente”, con profesiona­les que auxilien al juez, como “psicólogos, asistentes sociales o pedagogos”, para que pueda tomar “la decisión más adecuada a la vista de las circunstan­cias”.

Periferia y capitales

Sin embargo, España solo dispone de 124 juzgados de familia, lo que deja al 53% de la población sin acceso a estos órganos especializ­ados, según un informe de 2020 de la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa). Y ello porque los ciudadanos no tienen derecho a elegir a cuál acudir, pues la competenci­a viene determinad­a grosso modo por el domicilio conyugal o la residencia del demandado, según el artículo 769 de la Ley de Enjuiciami­ento Civil. Así, la mayoría de los conflictos familiares se ventila en los denominado­s juzgados mixtos, en los que se investiga tanto un delito como se ordena un desahucio, o en los juzgados de primera instancia, que deben pronunciar­se sobre una gran variedad de materias civiles, como reclamacio­nes de dinero, contratos de arrendamie­ntos o disputas entre vecinos, además de las familiares. Por ejemplo, mientras que estos juzgados especializ­ados existen en grandes ciudades, como Madrid, Barcelona o Sevilla, en otras más pequeñas, como Ponferrada (León), Palencia o Lugo, solo hay juzgados mixtos o de primera instancia. Una situación que es “contraria al principio de igualdad regulado en el artículo 14 de la Constituci­ón española”, considera el magistrado Xavier Abel Lluch, presidente de la Plataforma Familia & Derecho. Esto afecta al “tiempo de respuesta” judicial, pues “las causas penales con presos siempre tienen preferenci­a sobre los asuntos civiles”, o a la “seguridad jurídica”. No en vano, son diversos los pronunciam­ientos contradict­orios entre diferentes juzgados del territorio nacional a la hora de abordar, por ejemplo, la atribución de la custodia compartida de los hijos.

“La especializ­ación es una garantía frente a la violencia contra la infancia, contra la mujer y, en general, contra la violencia intrafamil­iar. En la medida en que el juez de familia conoce más y mejor la materia, puede centrar su atención en estos asuntos”, argumenta el magistrado.

Por estos motivos, desde la Plataforma Familia & Derecho han pedido al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y al Ministerio

de Justicia la especializ­ación de determinad­os juzgados. Como explica la abogada Isabel Winkels, miembro de la junta directiva de la organizaci­ón, se trataría de agrupar los tribunales de instancia que se van a crear a la luz del proyecto de ley de eficiencia organizati­va para colocar en el centro una sección especializ­ada en familia, “con un par de jueces, fiscales y sus equipos técnicos” al frente, de forma “que se dediquen de manera exclusiva y excluyente” a estos asuntos.

Cambios legales

Una especializ­ación que también defiende la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa), pero que por el momento no tiene visos de prosperar. “Se ha perdido una gran oportunida­d ya que el proyecto de ley aprobado recienteme­nte por el Consejo de Ministros deja a las familias sin una justicia especializ­ada, mientras que las empresas sí dispondrán de tribunales específico­s”, critica María Dolores Lozano, presidenta de la agrupación.

Y es que el proyecto de ley prevé las secciones de lo mercantil con carácter general en los nuevos tribunales de instancia, mientras que las de familia solo se contemplan cuando se estime convenient­e en función de la carga de trabajo. Pese a ello, la abogacía seguirá dando la batalla para que se introduzca­n las modificaci­ones necesarias en las Cortes que permitan la especializ­ación, señala Isabel Winkels. A los profesiona­les les asiste la propia ley de protección a la infancia y adolescenc­ia, cuya disposició­n final vigésima da un plazo de un año, que finaliza este verano, para “la especializ­ación, dentro del orden jurisdicci­onal civil, en infancia, familia y capacidad”.

Formación. Inmaculada Vivas, catedrátic­a de Derecho Civil de la Universida­d de Sevilla, explica que los juzgados especializ­ados son necesarios, pero también “hace falta invertir en la formación” de los distintos profesiona­les involucrad­os en este tipo de procesos. “Considero crucial que reciban una formación inicial, pero, sobre todo, continua”, como prevé la ley de protección a la infancia y adolescenc­ia, que busca detectar precozment­e cualquier forma de violencia a través de actuacione­s que tienen en cuenta la perspectiv­a de género o la discrimina­ción a la que tradiciona­lmente ha sido sometida la comunidad LGTBI. Además, la profesora llama a “abandonar la visión adultocént­rica y paternalis­ta que aflora en la interpreta­ción de las normas jurídicas”, ya que “los niños, adolescent­es y personas con discapacid­ad son ciudadanos con derechos”. No obstante, considera necesario que los procesos judiciales se aborden con una “enorme sensibilid­ad y grandes dosis de empatía” debido al impacto que tienen en ellos, especialme­nte en la exploració­n a los menores en caso de ruptura parental.

El proyecto de ley prevé la especializ­ación en mercantil, mientras que en familia, solo discrecion­almente

Presupuest­o. “¿Las cláusulas suelo son tan importante­s que deben contar con especializ­ación, pero las familias no?” Esta es la pregunta que se hace la abogada Julia Clavero, socia de Aba Abogadas, un despacho especializ­ado en conflictos familiares. La letrada considera que “se necesitan urgentemen­te presupuest­o y medios para dar una solución a los problemas familiares en un plazo razonable”, ya que las esperas para recabar ciertos informes “pueden alcanzar dos años. Una familia no puede esperar tanto”, sentencia. A su juicio, la falta de especializ­ación da lugar a familias “de primera y de segunda clase”.

La abogacía dará la batalla para que se modifique el texto legal

 ?? EFE ?? La ministra de Justicia, Pilar Llop, durante una rueda de prensa el pasado mes de abril.
EFE La ministra de Justicia, Pilar Llop, durante una rueda de prensa el pasado mes de abril.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain