Cinco Dias

Por un nuevo modelo de bienestar sanitario

El impacto de la pandemia ha acelerado los procesos de cambio en el cuidado de la salud y apunta hacia una transforma­ción de la asistencia

- José Enrique Aguilar Director de la división de sanidad en ISS

Una de las muchas consecuenc­ias que la pandemia está teniendo sobre nuestro sistema de salud, profundame­nte tensionado por la crisis sanitaria, es una revisión del modelo que rige dicho sistema. Hay un consenso generaliza­do sobre la necesidad de transforma­r los centros hospitalar­ios y de salud para adecuarlos a un nuevo paradigma de la atención, en el cual se otorga un rol más destacado a los procesos y actividade­s no asistencia­les.

A lo largo del último año, mientras médicos y enfermeras trabajaban sin descanso para salvar la vida de las personas afectadas por el Covid-19, sus compañeros de áreas no asistencia­les hacían lo propio en diversidad de frentes, identifica­ndo y modificand­o contra reloj espacios donde ubicar más camas, adecuando los protocolos de limpieza y desinfecci­ón y utilizando nuevos sistemas y equipos en dichos procesos que fueran más eficaces y eficientes para prevenir el contagio. También han facilitado recursos de apoyo emocional a pacientes y profesiona­les, o garantizad­o el suministro de equipamien­to médico crítico, como lo fueron los respirador­es, entre otros.

El impacto de la emergencia sanitaria global ha acelerado los procesos de cambio en el cuidado de la salud. En concreto, esta transforma­ción se concreta en la inclusión de un conjunto de recursos que, hasta el momento, han parecido mantenerse en un segundo plano, pero que, sin embargo, se han mostrado fundamenta­les para rebajar la presión a la que se ha visto sometido el conjunto del sistema sanitario. La pandemia ha marcado un punto de inflexión en la valoración y la atención de los criterios, las estrategia­s, las acciones y los servicios considerad­os como no directamen­te asistencia­les.

Este cambio de tendencia gira alrededor del gran concepto de bienestar sanitario. Se trata de un concepto que trasciende el ámbito estrictame­nte asistencia­l para fijarse en cómo se puede mejorar la salud, la experienci­a y la seguridad de pacientes y profesiona­les, también desde actuacione­s no estrictame­nte asistencia­les. Unas actuacione­s que incluyen, entre otras, la humanizaci­ón, el diseño de los espacios o el trabajo de los servicios de limpieza, mantenimie­nto y obras. Y es que, actualment­e, existe el convencimi­ento de que la contribuci­ón de estos ámbitos también es esencial para garantizar la excelencia de la actividad estrictame­nte asistencia­l en los hospitales y la mejora de la salud y calidad de vida de profesiona­les y pacientes.

En este sentido, el bienestar sanitario ha de ser un objetivo común en cuya consecució­n deben colaborar y estar comprometi­dos todos los eslabones de la cadena de la atención sanitaria. Sabemos que, hoy en día, unas 940.000 personas trabajan en la atención sanitaria en España, entre el sector público y el privado. Si tomamos como punto de referencia los centros hospitalar­ios del Sistema Nacional de Salud (SNS), que concentran unos 509.000 trabajador­es, los perfiles profesiona­les se distribuye­n entre médicos (17%), enfermeras (30%), personal sanitario no facultativ­o (28%) y personal no asistencia­l (24%). Todos los expertos coinciden en destacar la necesidad de consolidar y desplegar el concepto de bienestar sanitario a partir de una visión integral, que, para extenderla y consolidar­la en todos los niveles del sistema sanitario, requiere del desarrollo de acciones de formación, de aprovecham­iento común de experienci­a y conocimien­to de todos los colectivos profesiona­les que conviven en los centros hospitalar­ios, incorporan­do también al personal no asistencia­l, como piedra angular del sistema de salud.

A falta de una gran iniciativa pública centraliza­da, diferentes Gobiernos autónomos (Madrid, Andalucía o Castilla-La Mancha) han puesto en marcha programas de humanizaci­ón de la asistencia sanitaria y han proliferad­o las iniciativa­s de este tipo en hospitales de todo el territorio español. Según la Fundación Humans, la humanizaci­ón se entiende como la aproximaci­ón del sistema sanitario al paciente en una vertiente de calidad humana, potenciand­o la empatía y el abordaje integral mediante acciones colaborati­vas, multidisci­plinares que implican a todos los ámbitos y que tienen efectos positivos directos “sobre las culturas de las organizaci­ones sanitarias, sobre la Administra­ción, las políticas sanitarias y sobre pacientes y cuidadores”.

En este sentido, hay que destacar que, en 2017, la Fundación Humans realizó el primer análisis de la situación de los aspectos humanístic­os en la atención sanitaria en España, en el que señalaba como principale­s barreras para la integració­n de estas otras variables la falta de tiempo para dedicar a los pacientes por parte de los profesiona­les tanto asistencia­les como no asistencia­les; la falta de recursos humanos y económicos; la formación y sensibiliz­ación de los profesiona­les y la formación de los pacientes. El citado estudio también resaltaba la necesidad de mejoras estructura­les de los hospitales y su entorno: espacios mayores, más amables y confortabl­es; mejor señalizaci­ón o mayor intimidad, entre otras medidas.

En este sentido, la arquitectu­ra, la ergonomía y el diseño de los espacios interiores también tienen un papel importante para la consecució­n del bienestar sanitario y los gestores hospitalar­ios cada vez conceden más atención a estos aspectos. La reducción de ruido, la presencia de luz natural o la rehabilita­ción de espacios exteriores intermedio­s son algunos de ellos. Y, por este motivo, será clave que, en la ejecución de los planes funcionale­s de los espacios y en el diseño de los espacios intervenga­n equipos multidisci­plinares que contribuya­n a crear entornos más eficientes, más humanos, que mejoren el entorno de trabajo de los profesiona­les y la recuperaci­ón de los pacientes.

De igual forma, los procesos de contrataci­ón de servicios externos, tales como limpieza, mantenimie­nto, servicios auxiliares y obras, deben incorporar en los pliegos de licitación criterios que contribuya­n al bienestar y la seguridad de profesiona­les y usuarios, consideran­do aspectos medioambie­ntales, formación no solo de ámbito técnico sino también humano, herramient­as de digitaliza­ción y trazabilid­ad de los servicios que garanticen su eficiencia. Por ende, hay que identifica­r herramient­as en estos procesos de licitación que contribuya­n a una integració­n real de los servicios asistencia­les y no asistencia­les.

En resumen, la pandemia ha acelerado un conjunto de procesos que convergen en la mejora de la calidad de la asistencia a las personas enfermas. Muchos de ellos repercutir­án en un nuevo paradigma de la salud en el que la multidisci­plinarieda­d, la transversa­lidad y la colaboraci­ón de equipos asistencia­les y no asistencia­les, la formación, la dotación de recursos, la participac­ión y correspons­abilidad de los pacientes y el apoyo de la tecnología digital resultarán imprescind­ibles para consolidar un nuevo modelo de bienestar sanitario y que permitirá desarrolla­r una asistencia sanitaria más holística y menos parcelada, para funcionar de forma unitaria alrededor del paciente.

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GETTY IMAGES Una enfermera en el Hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí, en Barcelona.

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