Los tipos de interés, como los días laborables, vienen a poner orden y aburrimiento
Pero después de todo, no sabemos / si las cosas no son mejor así, / escasas a propósito… Quizá, / quizá tienen razón los días laborables. Como los lunes en el poema de Jaime Gil de Biedma, los tipos de interés han venido a poner un poco de orden, que es pariente del aburrimiento, en los mercados de inversión, ahítos de novedades y experiencias emocionantes, como los criptoactivos y las acciones meme. Todas ellas han servido de salida para el torrente de liquidez de los inversores, institucionales y minoristas, pero la –aún incipiente– normalización monetaria está mostrando la personalidad verdadera de las divisas virtuales, por ejemplo, que nunca fueron un valor que sirviera realmente de refugio, sino más bien oportunistas que se subían a la cresta de la ola de la Bolsa.
Parece difícil que las criptomonedas vayan a desaparecer de los mercados así como así, pero que en procesos aún levemente correctivos como el actual exhiban poca resiliencia (esa palabra tan de moda como ellas) puede ser motivo para que su papel se vuelva bastante más secundario, como meros complementos exóticos, y sin el protagonismo sorprendente de los últimos años.