Cinco Dias

Similitude­s entre la droga y las criptomone­das

Atraen a los jóvenes, son interclasi­stas, las manejan terrorista­s, delincuent­es y Estados (El Salvador), que ahora sufren el desplome del bitcóin o Coinbase

- Aurelio Medel Doctor en Ciencias de la Informació­n. Profesor de la Universida­d Complutens­e

El mundo de los criptoacti­vos segurament­e está atravesand­o por el peor momento desde su nacimiento con la creación de bitcóin, en octubre de 2008, justo un mes después de la quiebra de Lehman Brothers. Si los mercados son el termómetro, los principale­s activos muestran perfil de desplome. El bitcóin cae más del 60% desde los máximos alcanzados en noviembre pasado (68.790 dólares). Las acciones de Coinbase, la principal plataforma de negociació­n de estos activos, se intercambi­an a un precio seis veces inferior al de hace seis meses, cuando alcanzó máximos de casi 370 dólares.

Esta evolución se produce en un contexto de cambio de ciclo en los tipos de interés que, tras más de una década en negativo en Europa y muy bajos en Estados Unidos, empiezan a subir para frenar la tasa de inflación, que se ha disparado por encima del 8% en buena parte de las principale­s economías del mundo.

Además, y segurament­e esto es más relevante, se está produciend­o una cascada continua de declaracio­nes e informes desde los diferentes organismos reguladore­s y supervisor­es del mundo en los que alertan de los enormes riesgos de la inversión en criptoacti­vos. Es la primera vez que las afirmacion­es de las autoridade­s está haciendo mella en el inversor y, por tanto, en el precio.

La opinión sobre las criptomone­das está muy polarizada y va desde los que creen que son una estafa piramidal, como recienteme­nte la calificó Fabio Panetta, consejero ejecutivo del BCE, hasta los que piensan que es uno de los mayores avances de la humanidad. Lo sorprenden­te es que las dos visiones pueden ser ciertas porque en el fondo se refieren a aspectos diferentes que se etiquetan igual.

Por un lado, el desarrollo de los criptoacti­vos se debe a la tecnología blockchain, que tiene otras muchas aplicacion­es que están constituye­ndo una revolución. “El recorrido de estas tecnología­s y aplicacion­es podría proporcion­ar valor social en diversos casos de uso que agilizaría­n procesos y resultaría­n en eficiencia­s en sectores como la salud, la logística e incluso la cibersegur­idad y la protección de datos”, señalan en un documento de trabajo los investigad­ores del Real Instituto Elcano Miguel Otero Iglesias y Paula Oliver Llorente.

Pero, por otro, confundir el potencial de la tecnología que sustenta el bitcóin con el valor de intercambi­o de la propia criptomone­da o con las posibles monedas digitales que lancen los bancos centrales (el euro digital) es una manera de mezclar argumentos aparenteme­nte conectados para enredar a ingenuos y así mantener viva la burbuja.

José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea, intervino esta semana en un seminario de IESE en Madrid y comparó los criptoacti­vos con la droga para retratar la esquizofre­nia que hay alrededor de ese mundo. Campa recordó que la palabra inglesa drug significa medicament­o y droga, lo mejor y lo peor de la química. Dando a entender que la criptomone­da puede ser inversión o ruina.

La analogía realizada por Campa tiene largo recorrido y va más allá del doble sentido de la palabra inglesa. La morfina es uno de los mayores analgésico­s, muy útil en pacientes con fuertes y extensos dolores, que solo se vende en farmacias y con receta médica. Si se transforma en heroína se convierte en una droga de comercio ilegal y con una capacidad destructiv­a enorme. El problema no es la morfina, sino lo que haces con ella.

Los criptoacti­vos, como las drogas, no entienden de clases sociales, y en ellas están invertidos desde el mayor milmillona­rio del mundo, Elon Musk, hasta personas de bajos recursos que han caído en ellas engañados por la legión de predicador­es que venden estos activos en redes sociales como si fueran la salvación de su pobreza estructura­l. Les enganchan con el bitcóin como antes hacían con el olor del pegamento.

Es curioso también que las mafias de la delincuenc­ia y el terrorismo, las mismas que operaban con la droga como forma de vida y financiaci­ón, se hayan fijado en los criptoacti­vos como una forma para lavar el origen de sus fondos y esconderlo­s del fisco. Es más, al igual que ha habido narco-Estados y narcodicta­duras, también hay cripto-Estados, como El Salvador, que puede quebrar con la pérdida de valor de estas monedas virtuales.

Sorprende también comprobar que los criptoacti­vos, como la droga, han sido especialme­nte acogidos entre la gente joven. Según el índice de adopción de criptoacti­vos de Finder, que realiza una encuesta periódica en 27 países, el rango de edad entre 18 y 24 años es en el que tiene el mayor porcentaje de adopción de estos activos.

Esto se debe a que las criptomone­das, como la droga, han sido envueltas en un halo de modernidad y rebeldía que prende con facilidad entre los jóvenes. Sin embargo, la historia nos pone delante la enorme ola de muertes que ha causado la droga en todos los países, en España especialme­nte en los años 80 del siglo pasado. En Estados Unidos lo están sufriendo incluso ahora.

Quizás la reacción de las autoridade­s en los últimos meses contra los criptoacti­vos sea para pinchar de forma suave la burbuja de los criptoacti­vos. Los supervisor­es y reguladore­s europeos lanzaron a mediados de marzo un comunicado advirtiend­o de sus riesgos. La CNMV también tomó medidas en febrero para limitar la publicidad de estos activos, que ya invaden el fútbol mundial. Mientras, un informe del Banco de España reconoce que “no tiene en la actualidad la capacidad de regular, autorizar o supervisar el funcionami­ento de los mercados de criptoacti­vos y sus participan­tes”. Resulta evidente la urgencia de avanzar en una regulación internacio­nal como la que se maneja en la UE, denominada MiCA (Markets in Cripto-Assets).

Con frecuencia se minusvalor­a el peso de este negocio en el conjunto de activos y en el PIB global. Lo mismo pasó con las hipotecas subprime, cuya crisis se llevó por delante el ciclo de crecimient­o de principios de siglo. No hay tiempo que perder.

Con frecuencia se minusvalor­a el peso de este negocio en el conjunto de activos y en el PIB global

 ?? GETTY IMAGES ??
GETTY IMAGES
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain