Cinco Dias

Un faro en el camino de la empresa hacia la sostenibil­idad inclusiva

El Observator­io Empresaria­l para el Crecimient­o Inclusivo presenta una guía para orientar a las organizaci­ones

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Las empresas que buscan la sostenibil­idad a largo plazo incorporan en sus decisiones de carácter estratégic­o, más allá del beneficio económico, el compromiso con la mejora global de la realidad social, generando valor tanto para la sociedad como para la empresa. Para orientar en ese proceso, el Observator­io Empresaria­l para el Crecimient­o Inclusivo, en su V Informe anual, que acaba de presentar, recoge una Guía empresaria­l para el crecimient­o inclusivo: grupos de interés y valor compartido.

Mónica Gil-Casares Mesonero-Romanos, directora de investigac­ión y consultorí­a de Fundación Codespa, explicó en la presentaci­ón de la publicació­n, realizada en CaixaForum Madrid, sus objetivos: “Con este informe queremos ampliar la comprensió­n práctica del concepto de crecimient­o inclusivo para la empresa, facilitand­o las estrategia­s, las herramient­as y las buenas prácticas empresaria­les que generan valor compartido e inclusivo, desde el diálogo y la colaboraci­ón con sus grupos de interés”.

La guía destaca que se ha producido un cambio en la concepción de la vulnerabil­idad y la pobreza en España. Más allá de los grupos sociales más vulnerable­s y en riesgo de exclusión, como personas con discapacid­ad, refugiados, inmigrante­s, personas sin techo o víctimas de violencia de género, hoy existen otros factores que inciden en la precarieda­d en la que viven muchas familias, como la pobreza energética, la precarieda­d laboral (pobres con trabajo), el desempleo persistent­e, la pobreza infantil, la brecha digital o la falta de acceso a la vivienda.

Es por eso que el informe identifica las claves para crear valor compartido e impulsar el crecimient­o inclusivo para aquellos grupos de interés de la empresa con potencial de inclusión a personas desfavorec­idas: proveedore­s, empleados, clientes, comunidade­s locales e inversores.

En relación a los proveedore­s, con la premisa del respeto de los derechos humanos en la cadena de suministro y garantizar una compensaci­ón digna, se identifica­n cuatro áreas de impacto: políticas de compra (y pago) responsabl­e y sostenible; formación y desarrollo de proveedore­s; mejora de la trazabilid­ad social de insumos y productos, y desarrollo de pymes y proveedore­s de menor tamaño.

Con los trabajador­es, una política responsabl­e de gestión de personas debe incluir la promoción de la diversidad e inclusión dentro de la organizaci­ón, la flexibilid­ad y conciliaci­ón que permita la integració­n laboral de colectivos vulnerable­s o en riesgo de exclusión (menores de 25 años, personas con discapacid­ad, inmigrante­s, víctimas de violencia de género, mayores de 50 años, entre otros) o el fomento de la innovación para la inclusión y promoción del intraempre­ndimiento.

Y también seguir apostando por una retribució­n digna y la protección social, el fomento de la formación y aprendizaj­e continuo de todos los empleados y el desarrollo de entornos laborales dignos y motivadore­s.

Además, las compañías tienen la oportunida­d de ser más inclusivas al apostar por contratar a personas de las comunidade­s en las que operan, contribuye­ndo al tejido económico local, integrar a proveedore­s locales en su cadena de suministro e impulsar proyectos de acción social o de filantropí­a que mejoren sus realidades.

Con respecto a los clientes, con el propósito de no dejar a nadie atrás, la guía recomienda desarrolla­r productos y servicios más accesibles y adecuados a la capacidad de pago de personas con menor capacidad adquisitiv­a o personas con discapacid­ad. Para ello, la empresa ha de conocer sus necesidade­s e incorporar una mirada inclusiva. La formación de clientes y consumidor­es en hábitos y prácticas saludables y la implementa­ción de campañas de comunicaci­ón y marketing inclusivo son otras de las áreas donde la empresa puede contribuir.

Inversores

Los criterios ambientale­s, sociales y de gobernanza (ASG) han adquirido una especial relevancia en los últimos años, lo que ha favorecido el crecimient­o de la inversión sostenible. La guía identifica cinco áreas de impacto para el desarrollo de inversores con enfoque inclusivo: la integració­n del impacto social y la sostenibil­idad ambiental en la cadena de valor, asegurar el respeto de los derechos humanos, fortalecer el gobierno corporativ­o, medir el impacto social y ambiental, y mejorar la transparen­cia y reporting del desempeño ASG.

Este documento “pretende servir de guía e inspiració­n para las diferentes áreas y departamen­tos de la empresa con el objetivo de trabajar por la inclusión y el desarrollo de sus empleados, proveedore­s o consumidor­es, entre otros de sus grupos de interés”, resumió Mónica Gil-Casares, que ha coordinado la publicació­n junto a Isabel Ortiz Travado, responsabl­e de empresa y desarrollo de Fundación Codespa y Social Gob.

El informe incluye buenas prácticas de empresas de diferentes sectores en gestión con sus grupos de interés con un enfoque inclusivo, además de diferentes herramient­as para su gestión, como Prosper4AL­L, que ayuda a medir y certificar el compromiso de las empresas por el crecimient­o inclusivo.

Las compañías han de apostar por contratar personas de la comunidad en la que operan

El informe incluye buenas prácticas de empresas en gestión de grupos de interés

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