Un producto en extinción
Complejidad. Los bonos estructurados emitidos para particulares son un producto complejo que precisa que el cliente rellene un test de conveniencia. En algunos casos, cuando el 10% o más del capital no está garantizado, están obligados a incluir una advertencia por petición de la CNMV. Una dificultad que ha provocado que hayan casi desaparecido de la oferta de la banca.
Competencia. Santander y CaixaBank dejaron de comercializar entre particulares estos bonos en 2019. Sabadell, por su parte, colocó en marzo bonos simples no preferentes por importe de 120 millones. Se trató de una colocación privada ejecutada entre “contrapartes elegibles y clientes profesionales” de una emisión de bonos con vencimiento en 2037 que cuentan con un cupón anual del 3,15%. BBVA sigue colocando deuda de este tipo entre particulares. En lo que va de año ha vendido 38,5 millones a través de su filial luxemburguesa BBVA Global Markets.