Los ciudadanos, pendientes del coste de la vida... y del PIB, aunque no lo sepan
Estamos solo a mayo, y la Comisión Europea ha vuelto a recortar la previsión de crecimiento para España en este año, hasta el 4%; es verdad que los pronósticos son igualmente peores para el resto de las economías, pero nuestro país parte de un caída mayor por la pandemia, por lo que también le costará más volver a los niveles previos. Espera Bruselas que la inflación toque techo dentro de poco, algo que bien puede ocurrir en el caso de la general, pero la subyacente sigue absorbiendo los efectos de la subida de la energía, y podría seguir ascendiendo durante varios meses. Los políticos llevan semanas entretenidos con el caso Pegasus, pero los ciudadanos están más pendientes del coste de la vida, de sus salarios y del PIB (aunque no usen demasiado esa palabra). España se enfrenta a una decisión importante en torno a las pensiones (y a los sueldos públicos), asunto sobre el que llaman la atención las autoridades europeas. Lo lógico sería seguir el criterio sugerido por el Banco de España, como es no actualizarlas con el IPC, salvo en el caso de las mínimas. En cuanto a los fondos europeos, la devaluación monetaria que supone la inflación moderará inevitablemente su impacto, por lo que habrá que usarlos con aún mayor eficiencia.