Las plazas más exigentes
La complejidad de cada oposición está limitada por el nivel de titulación que exigen. En general, las del grupo A1 son las más difíciles pues se accede a los puestos más altos de la Administración. Entre las plazas que figuran aquí están los interventores y auditores del Estado, jueces, fiscales e inspectores de seguros. El temario y el tipo de pruebas son un añadido. En el caso de los registradores de la propiedad, considerada una de las oposiciones más difíciles de España, el programa abarca casi 400 temas que deben ser memorizados al detalle.
Por otra parte, no es lo mismo hacer una prueba escrita que tener que defender un tema ante un tribunal o tener que resolver un caso práctico, como ocurre con las oposiciones de educación. Cada solicitante debe afrontar desde un problema de convivencia hasta el planteamiento de una metodología docente innovadora. En cualquier caso, los interesados en trabajar en la enseñanza tienen más de una opción, pues las plazas de empleo público son para auxiliares educadores, maestros y profesores de formación profesional y secundaria.
La ratio de plazas por opositor también influye en la dificultad de acceso. En general, las oposiciones de menor categoría son más sencillas, pero también más demandadas. Los auxiliares administrativos y la policía nacional son las típicas plazas con una oferta amplia y regular, pero con mucha competencia.