Otras cicatrices
Déficit. Hasta 2021, lo que España acumulaba eran 73.138 millones de euros atribuibles a las intervenciones públicas en favor del sector financiero, según datos de Eurostat. El Gobierno confía en cerrar el año 2022 con un saldo fiscal negativo del 5%. Del comportamiento real de este indicador dependerá, sin embargo, el despliegue e impacto de las medidas que el Gobierno tiene comprometidas con Bruselas y que condicionarán parte de la recaudación, entre ellas la reforma fiscal.
Morosidad. La banca española ha realizado un esfuerzo a lo largo de los últimos años para digerir los numerosos activos tóxicos ligados al ladrillo que permanecían acumulados en su balance como consecuencia de la crisis. Su trabajo se ha traducido en el hundimiento de su tasa de morosidad, que hoy se sitúa en un tercio de la que registraba a finales de 2014, pero que sigue duplicando la media que soporta el sector en Europa, del 2,1%, una ratio no vista en España desde el verano de 2008.
Austeridad. Los recortes y la austeridad fueron protagonistas de la crisis de 2012. Las restricciones presupuestarias en sanidad y la reforma hecha por Mariano Rajoy propiciaron el crecimiento de la sanidad privada. Algunos analistas achacan el actual colapso sanitario a las medidas que se implementaron en esos años.