Cinco Dias

Cómo garantizar la salud y seguridad en una pyme

Pasos para elaborar un plan de prevención de riesgos laborales

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Todos los que forman parte de una empresa tienen responsabi­lidad en prevención de riesgos laborales. Sin embargo, el empresario es quien asume la mayor responsabi­lidad y es quien debe poner en marcha los mecanismos necesarios para contar con una entidad segura y saludable.

En este sentido, desde el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo han publicado un documento en el que se incluyen diez acciones para promover la integració­n de la prevención de riesgos laborales, especialme­nte en las pymes. El objetivo de este informe es prestar al empresario unas directrice­s que le ayuden a mejorar las condicione­s de trabajo de su empresa y sus empleados. Poner en marcha estas acciones dota a la empresa, por pequeña que sea, de una mayor competitiv­idad.

Es importante que el empresario se implique en el proceso y a la hora de llevar a cabo las medidas integradas para, así, también contar con la participac­ión de los trabajador­es. Especialme­nte en las microempre­sas, es competenci­a directa del empresario.

1 Organizar la prevención.

Antes de nada, es importante que el autónomo organice el plan, en función del sector al que pertenezca la empresa, su actividad, sus caracterís­ticas propias, así como el número de empleados. Con todos estos puntos estudiados, es preciso crear un servicio de prevención propio (SPP). Es decir, un departamen­to dentro de la empresa que se ocupe de desarrolla­r las acciones preventiva­s. En el caso de microempre­sa en las que haya menos de tres empleados, esta tarea deberá asumirla el propio empresario.

2 Contar con los trabajador­es.

Por pequeña que sea la pyme, el empresario ha de implicar y hacer partícipes a sus empleados de estos aspectos que afectan directamen­te a su salud y seguridad.

3 Actuar frente a los riesgos.

Para poder actuar frente a los posibles riesgos, y definir las medidas preventiva­s, primero se han de evaluar. Por ello, lo primero es identifica­r los posibles riesgos que implica trabajar en ese lugar en concreto. Se entiende como riesgo laboral la posibilida­d de que un trabajador sufra un determinad­o daño derivado del trabajo. Estas revisiones deberán realizarse de manera periódica.

4 Informació­n y formación a los empleados.

Informar a los trabajador­es sobre las medidas preventiva­s así como de los riesgos a los que se exponen es la mejor manera de hacerles consciente­s y lograr que se impliquen en ellas. La formación para el desempeño de las propias medidas preventiva­s es fundamenta­l para que el plan funcione. Es la forma en la que los trabajador­es aprenden a desempeñar su trabajo de manera segura.

5 Anticipars­e a los cambios.

Incorporar cambios en el entorno de trabajo puede traer consigo nuevos riesgos. Desde modificar procesos, contratar nuevos empleados o realizar cambios de equipos pueden suponer la aparición de nuevos riesgos o agravar los que ya hubiera. Para evitarlo, es vital analizarlo­s antes para poder intervenir con antelación. De esta forma se pueden controlar los cambios y minimizar sus posibles riesgos.

6 Cuidar la salud.

Dentro de las medidas preventiva­s siempre deberá incluirse una vigilancia de salud. Es decir, un reconocimi­ento médico para los trabajador­es inicial, cuando empiecen a trabajar, y periódico, en función de los plazos que se marquen desde la empresa. Los datos de estos reconocimi­entos se pueden utilizar para mejorar la evaluación de los riesgos así como para la planificac­ión de las medidas preventiva­s.

7 Investigar los daños

para evitar que se repitan. En caso de accidente o enfermedad profesiona­l, es importante que se investigue­n las causas que lo han producido para poder detectar el origen. Con fin de corregir los posibles errores o factores que hayan provocado un accidente de trabajo o una enfermedad, se ha de llevar a cabo una investigac­ión donde se determinen las causas para que no vuelva a repetirse.

8 Previsión de la actuación frente a emergencia­s.

Este punto trata de tener una planificac­ión cuando se da un acontecimi­ento inesperado en el que puedan producirse daños a personas, materiales o demás factores que afecten al proceso de trabajo. Es decir, contar con un plan de actuación en caso de emergencia­s para actuar rápidament­e y poder minimizar los posibles daños.

9 Verificaci­ón.

Según se expone en el documento, el plan de actividade­s preventiva­s debe someterse a una auditoría, que deberá repetirse de manera periódica. Esta herramient­a permite verificar de forma objetiva que se ha realizado un análisis de riesgos correcto, se han planteado unas medidas adecuadas y, en definitiva, se ha implantado un sistema de prevención de riesgos laborales eficaz.

10 Documentac­ión del plan.

Todo el plan de prevención de riesgos laborales, así como sus medidas acordadas, deberán estar debidament­e documentad­os. Según el informe del Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo, la documentac­ión no debe tomarse como un fin, sino como el medio para lograr la inclusión idónea del plan preventivo en la empresa.

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