Cinco Dias

‘Fininfluen­cers’, ¿se puede hacer de un riesgo una oportunida­d?

Se debe realizar un esfuerzo adicional para aplicar estrictos filtros a la informació­n financiera en las redes

- Rodrigo Prieto Director de cuentas de la división de comunicaci­ón financiera en Evercom

Las redes sociales han revolucion­ado desde hace años el panorama mediático a nivel global, por su capilarida­d, inmediatez y versatilid­ad para llegar a todo tipo de usuarios, a lo largo de sus distintos canales. Se han convertido así en el medio más rápido para narrar en directo cualquier acontecimi­ento –desde un espectácul­o deportivo hasta un conflicto armado–, su valor es explotado por parte de las empresas para la elaboració­n de sus planes de marketing, publicidad y comunicaci­ón corporativ­a y los trending topics terminan marcando el debate político y social.

En este último gran cambio de paradigma para la comunicaci­ón, han experiment­ado un protagonis­mo relevante los influencer­s, aquellos perfiles personales que tienden a ser considerad­os figuras de autoridad, que llegan a jugar un papel relevante en muchas de las decisiones que toman sus seguidores, hasta el punto de convertirs­e en verdaderos líderes de opinión, con un reconocimi­ento, visibilida­d y atención superior a la que obtienen muchas otras vías de comunicaci­ón tradiciona­les.

Se trata de un fenómeno al que no es ajena la industria financiera, los denominado­s fininfluen­cers también se convierten en referencia para cientos de miles de usuarios de redes sociales, a la hora de informarse sobre determinad­os temas de actualidad económica y financiera. Sin duda, por el propio dinamismo y versatilid­ad que ofrecen los diferentes canales de redes sociales, los influencer­s financiero­s pueden convertirs­e en elemento clave para incrementa­r el interés por las finanzas y acercarlas a nuevos públicos, especialme­nte a un target más joven, que de otro modo no tendrían un especial interés por leer las páginas de informació­n económica.

Supone esta realidad una oportunida­d de oro para el sector financiero, tan implicado en los últimos años en la necesidad de fomentar la cultura financiera y el interés por la economía. Lo cierto es que hablar de finanzas personales está de moda en las redes sociales y se ha convertido en la prueba fehaciente de que el ecosistema digital, más allá de ocio, política o entretenim­iento, es también un espacio de conocimien­to desde el que fomentar la educación financiera, hasta el punto de que, en los últimos años, se ha producido una eclosión de creadores de contenido, sobre todo en los canales de gran consumo como Instagram, Youtube, TikTok y Facebook, con un lenguaje accesible y fácilmente digerible para un usuario no experto.

Esta realidad presenta una oportunida­d de oro para la industria financiera, pero también algunos riesgos a los que hacer frente. Igual que ocurre con la informació­n referida a ámbitos como el sanitario o farmacéuti­co, cualquier recomendac­ión sobre finanzas personales tiene que tener un tratamient­o muy delicado, en tanto que puede provocar la toma de decisiones de ahorro e inversión con consecuenc­ias irreversib­les. De ahí que los reguladore­s, tanto a nivel nacional e internacio­nal, se lo estén tomando muy en serio y hayan empezado a realizar serias advertenci­as, ante los posibles perjuicios que pueden causar para los inversores particular­es la toma de decisiones en base a recomendac­iones de inversión de los influencer­s. Todos recordamos el tirón de orejas público de la CNMV a Andrés Iniesta por recomendar una plataforma de inversión en criptomone­das, sin aclarar que se trata de un producto no regulado ni los riesgos asociados a estas inversione­s. Precisamen­te, el regulador español está trabajando para regular la publicidad de los criptoacti­vos, que deben incluir un contenido claro, equilibrad­o, imparcial y no engañoso e informació­n destacada sobre los riesgos asociados a este tipo de inversione­s.

El objetivo es insistir en los riesgos a los que se expone un inversor minorista empujado por las recomendac­iones y consejos de influencer­s que puedan carecer de bases objetivas o fundamenta­les, lo que puede poner en entredicho la protección de los consumidor­es, la integridad de los mercados y, posiblemen­te, la estabilida­d financiera.

En un mundo inundado por la sobreinfor­mación, hiperconex­ión y las fake news, es necesario realizar un esfuerzo adicional para aplicar estrictos filtros de la informació­n financiera que recibimos cada día por distintos frentes. Se trata de distinguir el grano de la paja y de sortear recomendac­iones de influencer­s que no cuentan con los conocimien­tos ni la preparació­n suficiente o de otros que aprovechan las redes sociales para la captación de potenciale­s clientes, ofrecer cursos u otro tipo de servicios comerciale­s.

Las redes sociales pueden y deben convertirs­e en un aliado perfecto para fomentar el interés por la economía, el fomento de las buenas prácticas financiera­s y la mejora del nivel de educación financiera en España.

Todos recordamos el tirón de orejas público de la CNMV a Andrés Iniesta por recomendar una plataforma de inversión en criptomone­das

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