Las criptos no parecen ninguna alternativa a las monedas fiduciarias
Bill Gates, que se ha hecho rico gracias a la informática, criticó duramente el martes los criptoactivos, y en concreto los NFT. Ni siquiera Elon Musk se muestra tan arrogante defendiéndolos como en otras ocasiones. Desde luego, tras los hundimientos de las cotizaciones del bitcóin y otros primos menos conocidos, no parece que las divisas virtuales, universales y descentralizadas, vayan a sustituir en un periodo corto de tiempo a las monedas fiduciarias. Los precedentes históricos van por otra línea: dinero acuñado a nivel local, que se considera válido en pequeñas comunidades. En un mundo globalizado como el actual, eso también parece ciencia ficción; pero precisamente la globalización está en crisis existencial. La fortaleza del dólar no es la de otras épocas, y, euro aparte, en el planeta de los tuertos, las divisas de los mercados emergentes y de Japón, sin ser la panacea, pueden ganar peso.
Todo lo que nos dijeron sobre el comunismo era mentira, pero lo que nos contaron del capitalismo era verdad, decían los moscovitas postsoviéticos del chiste. Con las criptos pasa algo así: las monedas oficiales tienen múltiples problemas, pero la alternativa parece un desastre.