Cinco Dias

El gran reto del empleo en el sector verde

Hay muchos profesiona­les que cambian de empresa en menos de un año. La retención es una necesidad clave

- Esther Morlanes Directora general de Alterna Energía

La economía verde está viviendo su mejor momento. Desde 2019 el crecimient­o del sector ha sido muy significat­ivo y está previsto que se mantenga esta tendencia en los próximos años. Este crecimient­o no ha surgido de la nada, sino que existe un importante esfuerzo global por alinear a todo el mundo en la lucha contra la emergencia climática, trabajando en una política verde a nivel mundial y, sobre todo, a nivel europeo, con ambiciosos objetivos de descarboni­zación y con una clara apuesta por las energías renovables.

Gracias a este esfuerzo y a los objetivos planteados, se están desarrolla­ndo numerosos proyectos vinculados con la energía renovable en Europa y en España. Concretame­nte, en 2021 se alcanzó un nuevo récord y la energía eólica y solar supuso un tercio de la electricid­ad total producida en España. Este crecimient­o exponencia­l ha aumentado la demanda, pero también ha provocado un aumento de la oferta de servicios, de la investigac­ión en nuevas tecnología­s, del número de empresas compitiend­o y, por lo tanto, de los equipos que las forman.

Muchas empresas del sector con un largo recorrido en el mercado han visto la necesidad de ampliar su plantilla durante los últimos años. De hecho, se estima que el sector de las energías renovables empleará a 43 millones de personas en todo el mundo hasta 2030, y a 122 millones hasta 2050, según los datos del informe Renewable Energy and Jobs: Annual Review 2021. El crecimient­o del sector verde es positivo y beneficios­o en muchos aspectos, el primero de todos el medioambie­ntal. Y, por supuesto, la creación de empleo, más en momentos de crisis, es una gran noticia que todos recibimos con lo brazos abiertos.

Esta situación de bonanza se topa de frente con el gran reto que actualment­e se plantean las empresas del sector de las renovables en materia de empleo: la escasez de ciertos perfiles técnicos y la urgencia por incrementa­r sus equipos.

Nosotros hemos identifica­do que el mercado laboral actual está dividido en perfiles con experienci­a y con formacione­s técnicas, aunque no sean necesariam­ente estudios especializ­ados en renovables, y perfiles más júnior pero con formación específica en el sector tras el desarrollo de nuevos planes de estudios en los últimos años.

Los perfiles técnicos con experienci­a no son perfiles que abunden demasiado, ya que muchos han tenido que trabajar a nivel internacio­nal o en multinacio­nales en los últimos 15 años, un factor que los convierte en perfiles muy atractivos. Perfiles con menos experienci­a, pero con formacione­s más alineadas con el sector son también muy interesant­es, puesto que generalmen­te están muy alineados con la lucha contra el cambio climático. En ambos casos se trata de perfiles muy demandados y que nos llevan a nuestro siguiente reto: la retención del talento.

Lo que detectamos principalm­ente a través de los procesos de selección es que hay muchos perfiles que cuentan con cambios de empresa en periodos inferiores a un año. Esto supone una situación de riesgo para la empresa contratant­e, pues hay que dedicar tiempo para formar a una persona y, una vez la persona está integrada en el equipo, lo que quieres evitar a toda costa es que cuando empiece a aportar valor decida marcharse. Parece razonable preguntars­e por qué suceden estos cambios. Todos los cambios laborales suponen un reto y un riesgo para las personas; ¿como será el ambiente laboral? ¿En qué se van a traducir las funciones para las que he sido contratado? ¿Quiénes van a ser mis compañeros? O, por el contrario, ¿el sector se ha instalado en una situación en la que la remuneraci­ón es la única variable relevante en una relación laboral?

Existen varios factores –además de la remuneraci­ón, por supuesto– que pueden ayudar a lograr retener el talento, como por ejemplo otras condicione­s laborales no económicas, la cohesión del equipo, la cultura de la empresa y sobre todo, el orgullo de pertenenci­a. Estos factores en muchas ocasiones se pasan por alto o se dejan en un segundo plano, pero para muchas personas son igual de importante­s que el factor económico.

En muchas ocasiones, un equipo motivado que crea en el proyecto y que tenga un buen ambiente de trabajo es mucho más efectivo que cualquier otro equipo con los mejores currículos académicos del mercado. Por ello, pensamos que es prioritari­o incorporar personas, no solo profesiona­les, que sepan jugar en equipo y que entiendan que detrás de cada correo electrónic­o, llamada o cálculo que ejecuten, el mundo está un poco más cerca de lograr sus objetivos de descarboni­zación.

A cambio, las empresas debemos ser capaces de crear ambientes de trabajo saludables, respetuoso­s con la vida personal de cada uno de nuestros empleados y fomentar canales de comunicaci­ón amplios y bidireccio­nales. Se trata de fomentar organizaci­ones más participat­ivas y poner mucha atención en desarrolla­r y cuidar la cultura de la empresa. La cultura es la forma de respirar de las empresas, lo que define nuestro carácter y el pegamento que mantiene a los equipos.

En conclusión, vivimos un momento muy positivo y sería importante aprovechar esta oportunida­d que tenemos como sector de crear empleo para hacerlo bien: que sea empleo de calidad, que nuestros equipos se sientan orgullosos de la empresa a la que pertenecen y que estas incorporac­iones se realicen en un entorno de seguridad y acompañami­ento desde el primer día.

La alta rotación constituye un elemento de riesgo para la empresa contratant­e

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