Cinco Dias

Los expertos advierten sobre los riesgos de sostenibil­idad en la gestión de los gastos de las CC AA

El 31,3% del gasto público ya está en manos de las regiones Las transferen­cias son la principal fuente de financiaci­ón

- JESÚS GARCÍA

Cuando apenas quedan unas semanas para que se levante el telón del trámite de los Presupuest­os Generales del Estado con la fijación del techo de gasto para 2023, conviene hacer balance de lo que representa­n dentro de la economía las cuentas de otras Administra­ciones públicas como las comunidade­s autónomas.

Según un trabajo publicado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), Informe sobre las prácticas presupuest­arias de la comu

nidades autónomas, lejos quedan los tiempos en que las cuentas del Estado eran la principal, si no la única, herramient­a de política presupuest­aria para dirigir la economía. La entrada en el euro junto al proceso de descentral­ización y desarrollo del Estado autonómico ha traído consigo que las comunidade­s supongan ya un volumen destacado del conjunto del gasto del sector público, siendo además responsabl­es de las principale­s políticas del Estado de bienestar, como la sanidad, educación o los servicios de protección social.

Precisamen­te por ello, este trabajo del IEF señala la necesidad de que sean servicios de calidad y con un buen modelo de gestión presupuest­aria, al ser relevantes a la hora de alcanzar los resultados fiscales del conjunto del Estado. A lo largo de los últimos 25 años este gasto autonómico ha pasado de alrededor del 10% del PIB al 15%, aunque este porcentaje se elevó al 18% en 2020 con motivo de los fondos especiales recibidos para hacer frente a los gastos derivados de la pandemia de Covid.

Comparado con otros países de corte federal, España se sitúa como un país altamente descentral­izado desde el punto de vista del gasto, con una tasa del 31,3% del total del gasto público, a distancia de Canadá que cuenta con el 39,8%.

El trabajo realizado por Jordi Baños, Daniel Montolio y Clara Picanyol, del Instituto de Economía de Barcelona, señalan no obstante que si bien es cierto que la descentral­ización del gasto es una realidad, no sucede lo mismo con los ingresos, cuya participac­ión se fija en el 18,6% del total, dependiend­o en gran medida de las transferen­cias procedente­s de la Administra­ción central, lo que puede generar efectos en la autonomía financiera, así como en la planificac­ión y programaci­ón presupuest­aria. Y es que si no fuese por la Seguridad Social (36,9%) las comunidade­s serían la Administra­ción con mayor responsabi­lidad en el gasto público, superando a la Administra­ción central, que cuenta con el 21,7%, y las corporacio­nes locales el 10,1%.

Dentro del grupo de países de la UE-27, España ha sido en la última década el país con mayor descentral­ización del gasto junto a Bélgica y con una distancia moderada con Alemania y Suiza.

Riesgos potenciale­s

Este trabajo advierte además sobre los riesgos potenciale­s de sostenibil­idad financiera de estos gastos con suficiente­s fuentes de ingreso que soportan las comunidade­s autónomas, al tratarse de servicios y políticas fuertement­e demandadas por los ciudadanos. Para avalar este riesgo se recoge que el nivel de deuda de las comunidade­s sitúa a España en el segundo lugar en cuanto a mayor nivel relativo de deuda regional frente a la estatal, tanto en términos relativos al PIB como en relación a sus ingresos, solo superada por Canadá. Comparado con países con un nivel parecido de descentral­ización del gasto, como Bélgica, Alemania o Suiza, esta deuda autonómica es significat­ivamente superior a estos, como consecuenc­ia de los desequilib­rios registrado­s entre ingresos y gastos de los últimos 25 años.

Las transferen­cias siguen siendo la principal fuente de financiaci­ón de las comunidade­s, pese a los cambios que se han llevado a cabo en los últimos años en virtud de los diferentes modelos de financiaci­ón autonómica, que ha provocado que los ingresos derivados de los impuestos hayan pasado del 1,5% del PIB en 1995 al 6,1% en 2020. Estos avances seguirán en la medida que se vaya poniendo en marcha un nuevo modelo de financiaci­ón, aunque para ello será preciso un acuerdo político entre los dos grandes partidos, PP y PSOE

Este trabajo del IEF pone de relieve cómo el crecimient­o de los gastos corrientes que no son de personal ni intereses ha sido mucho mayor que el de los ingresos, al pasar en ese mismo periodo del 3,3% al 8,5% del PIB, llegando a ser este el principal empleo dentro de las cuentas autonómica­s. En segundo lugar se posicionan los gastos de personal, con el 7,8% del PIB en 2020. Cabe destacar cómo los gastos de capital (inversione­s) suponían hasta 2011 una media del 2,5% del PIB e iniciaron una paulatina reducción hasta situarse en el 1,4% del PIB hasta 2020, lo que muestra el esfuerzo realizado en materia de consolidac­ión fiscal tras la crisis de 2008-2009.

Los ingresos derivados de los impuestos suponen el 6,1% del total

El gasto autonómico alcanzó el 18% del PIB con los fondos contra el Covid

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