Cinco Dias

Los efectos de las últimas crisis solo se han retrasado: eran inevitable­s

Lo único que puede controlar la subida de la prima de riesgo española es que el BCE vuelva a comprar deuda pública, pero debe hacerlo con condicione­s

- Daniel Arnaiz Boluda Profesor de Economía y Empresa en la Universida­d Europea de Madrid

La Fed ha aumentado los tipos de interés en 75 puntos básicos, la mayor subida en 30 años. El BCE también se ha comprometi­do a subir los tipos en los próximos meses. No es para menos. Se trata de dos economías abiertas y ganará la que ofrezca una mayor rentabilid­ad, es decir, un mayor tipo de interés, pues a nivel internacio­nal el que capte más inversión adelanta.

Se puede afirmar que hasta este año ha habido un acuerdo tácito, si no expreso, de mantener los tipos lo más bajos posibles, llegando incluso al extremo de ponerlos en negativo; pero ese tiempo ya ha pasado. Ello se traduce en un cambio de tendencia en la política monetaria europea y estadounid­ense del último periodo que ha durado más de una década. Ahora cabe preguntars­e, ¿es la inflación la causante de este cambio de estrategia?, ¿cuáles serán las repercusio­nes?

La primera consecuenc­ia que se experiment­ará es la finalizaci­ón de una situación anormal a la que nos ha llevado una política monetaria expansiva basada en la bajada extrema de los tipos de interés. La teoría económica afirma que al bajar los tipos de interés los ahorradore­s tienden a consumir más con la consecuent­e inflación, dado que sus ahorros no les proporcion­an rentabilid­ad y, como este consumo es uno de los factores con los que se calcula la economía, entonces bajar el interés hace crecer la economía. Adicionalm­ente, también afirma que existe una relación inversa entre los tipos de interés y la inversión, de tal forma que al bajar los primeros aumenta la segunda, y resulta que la inversión también es un factor con el que se calcula el crecimient­o económico. De esta forma, aumentan el consumo y la inversión, por lo que la economía crece por partida doble.

Y en parte es cierto, sin olvidar que la economía es mucho más compleja como para reducirla a tres simples factores. Desde luego, la situación anormal a la que nos ha llevado esta política expansioni­sta extrema no se ha visto en toda la historia. Intereses negativos, es decir, que los ahorradore­s tengan que pagar por tener dinero en el banco, salvo para los préstamos que conceden los bancos que, en ese caso, son positivos. Así, la norma que se ha estudiado siempre, consistent­e en que el beneficio de los bancos está en la diferencia entre los intereses que cobran por los préstamos concedidos y los que pagan a los depositant­es, ha quebrado durante todos estos años, dado que ahora su beneficio ha estado en los dos lados: cobra de los ahorradore­s y de los prestatari­os.

Es cierto que el ahorrador nunca ha visto un tipo de interés aplicado de forma negativa en su cuenta bancaria; pero es más cierto que las comisiones han aumentado considerab­lemente bajo el pretexto del banco de los intereses negativos que deben pagar; pero, ¿a quién? La política monetaria que utiliza al tipo de interés como instrument­o de actuación se refiere al interés interbanca­rio, no al interés entre el banco y el consumidor, por lo que ese tipo de interés no es aplicable en ningún caso al depósito que realiza la persona que tiene unos ahorros ni al prestatari­o, sino al depósito que el banco comercial (el abierto al público) realiza en el banco central. Para compensarl­o, el banco comercial sube comisiones y elimina intereses. Si calculamos la tasa anual equivalent­e, tipo de interés para la que se deben tener en cuenta las comisiones, es innegable que saldrá en negativo. ¿Desde cuándo es normal que te cobren por prestar tu dinero al banco? ¿Es expansioni­sta esta política extrema? Se duda, ya que el ahorrador dejará de invertir, pues estará más preocupado por la pérdida de su capacidad adquisitiv­a. Lo que es indudable es la repercusió­n que tiene sobre la inflación, que siempre ha estado ahí, alimentánd­ose de esta política monetaria extrema hasta desatarse.

Se ha dicho que esta subida de los tipos de interés es la causa de un aumento repentino de la prima de riesgo en España confundien­do los efectos de dos políticas distintas del BCE. La deuda pública emitida por España tiene pocos interesado­s, siendo uno de ellos el BCE como política económica para relajar la prima de riesgo española, y es este el que ha dejado de comprar deuda pública. Ello supone que la demanda de deuda pública española disminuye rápidament­e, por lo que la prima de riesgo española aumenta en un intento de conseguir mayor atractivo para captar más compradore­s, y ello sabiendo que la deuda pública emitida en la actualidad es próxima a la vertiginos­a cifra de 1,5 billones de euros, por lo que la prima debe ser todavía mayor. Ni dando todos los trabajador­es y empresas sus ganancias durante un año sería suficiente para cubrirla.

Lo único que revertiría la situación es que el BCE volviera a comprar deuda pública; pero no sin condicione­s, y ese ha sido el grave error cometido, porque sin ellas lo único que conseguirá es agravar el problema. La deuda pública debe controlars­e y disminuir, y solo se consigue reduciendo el gasto público. Se podría hacer aumentando los ingresos del Estado mediante el incremento de los impuestos; pero la presión fiscal ya es sobrecoged­ora. Indudablem­ente, lo que no es buena estrategia es destinar la deuda pública emitida a pagar la deuda pública vencida, cuando debería haberse invertido en una infraestru­ctura productiva que aumentase la capacidad de crecimient­o económico del país.

La deuda pública debe controlars­e y disminuir, y eso solo se consigue reduciendo el gasto público, dado que la presión fiscal es sobrecoged­ora

 ?? EFE ?? Christine Lagarde, presidenta del BCE, conversa con la ministra de Economía, Nadia Calviño, durante el Eurogrupo.
EFE Christine Lagarde, presidenta del BCE, conversa con la ministra de Economía, Nadia Calviño, durante el Eurogrupo.

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