Almussafes y la Comunidad Valenciana siguen atrayendo la inversión extranjera
Por una vez, y que sirva de precedente, España le ha ganado la partida a Alemania. La planta de Almussafes elaborará dos modelos eléctricos de Ford, en perjuicio de la de Saarlouis. Quizá sea simplemente porque en el sur los costes laborales son más bajos, y porque los trabajadores de la fábrica valenciana han accedido a que sus condiciones empeoren a cambio de adjudicarse los nuevos vehículos; o a lo mejor han influido también los fondos de recuperación europeos, y el viaje de la ministra Reyes Maroto a Estados Unidos. Lo que es seguro es que, sin mirar a nadie, la Comunidad Valenciana es una región amable con la inversión extranjera y en concreto automovilística, y se ha llevado el gato al agua.
Con todo, la nueva fase para Almussafes no llegará hasta 2025, y hasta entonces habrá una dolorosa transición, con recortes de producción y por tanto de horas de trabajo. La descarbonización del automóvil depende de muchos factores externos, como el precio de la energía y de los materiales de las baterías, y los trabajadores de las instalaciones valencianas tendrán que mantenerse ojo avizor ante los nubarrones.