Nace un centro a medida contra el cáncer infantil
El nuevo edificio del Hospital Sant Joan de Déu abre la próxima semana Concentra asistencia e I+D en un modelo de atención integrado
Barcelona contará con un nuevo centro especializado en oncología pediátrica, después de que el Hospital Sant Joan de Déu centralizara esta actividad en un único edificio. El Pediatric Cancer Center Barcelona abrirá sus puertas la próxima semana –el día 27 el área ambulatoria y el día 4 de julio la de hospitalización–, tras una inversión de 37 millones de euros entre donaciones de empresas, entidades y particulares. “Es un proyecto necesario y prioritario para el cáncer infantil o del desarrollo, como preferimos llamarle. Es una enfermedad minoritaria, rara por definición, para la cual hay pocos recursos destinados tanto públicos como privados”, justifica por teléfono el doctor Andrés Morales, director asistencial del área de oncología pediátrica y de la unidad de neurooncología del hospital, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Este edificio concentrará tanto la asistencia como la investigación, en un modelo de atención integrado característico del hospital, explica Morales, por la complejidad del grupo de patologías que atenderá, “radicalmente distintas a las de un adulto”, y la falta de terapias con menos toxicidad. “Somos la unidad que más casos ve al año. En 2021 cerramos con 300 nuevos diagnósticos, para un total de 400 si contamos los enfermos con recaídas, segundos tumores...”, indica. Este crecimiento se explica en que es una unidad de referencia internacional: el 30% de sus pacientes viene del extranjero (Rusia, Ucrania, afectados por la guerra; Polonia, China, América Latina y Emiratos). En España, en general, los diagnósticos se mantienen estables en 1.100 al año porque en esta población, a diferencia de los adultos, se deben a mutaciones y no a malos hábitos.
Morales resalta que será “el primer centro de este tipo en España y el segundo en Europa”, tras el Princess Máxima de Holanda, ubicado en Utrecht y que registra 600 nuevos casos anuales. Además, aclara que al ser concertado podrá atender a cualquier paciente del sistema sanitario. “Es un edificio [de 14.000 metros cuadrados] conectado al hospital y pensado para las necesidades del paciente y sus familias”, sostiene.
Pese a que la supervivencia es del 80%, el reto es desarrollar terapias con menos toxicidad y secuelas
Los tumores más frecuentes en este colectivo son las leucemias y los linfomas, los tumores del sistema nervioso central, los sarcomas (óseos o de partes blandas), el neuroblastoma y los renales, entre otros. “El cáncer en niños no tiene nada que ver con el de adultos, la tipología también es muy distinta”, recalca. Aparecen en los primeros diez años e incluso en la segunda década, pero la tasa de supervivencia es alta en los países desarrollados: en ocho de cada diez se puede erradicar la enfermedad, afirma.
Sin embargo, los tratamientos (radioterapia o quimioterapia) que se administran son tóxicos y dejan secuelas (cognitivas, conductuales, sensoriales, hormonales, motoras, cardiacas...) que pueden acortar la expectativa de vida o afectar la autonomía del enfermo. “El reto es que sobrevivan con las menores toxicidades posibles y eso pasa por el desarrollo de fármacos más específicos; no concebimos una atención oncológica sin investigación, y encontrar cura para el 20% restante”, indica Morales.
Y lo están consiguiendo con una inmunoterapia para el retinoblastoma, el tumor intraocular más frecuente que aparece en los primeros dos años de vida. “Hemos desarrollado un virus oncolítico que inyectamos dentro del ojo e infecta a las células cancerosas, pero no a las de la retina ni a ninguna estructura del paciente, y genera la muerte del retinoblastoma, lo logra controlar sin afectar al resto del organismo”, explica. Esta terapia está completando la fase 1 “con resultados prometedores”. Precisamente, otro de los objetivos de este centro, con un equipo multidisciplinar de más de 150 especialistas, es atraer el interés de las farmacéuticas, que invierten lo mínimo que exige la regulación porque, al tratarse de un mercado pequeño, el retorno de la inversión es negativo.