Cinco Dias

La pausa fiscal a la gasolina de Biden serviría de poco y costaría mucho

Puede darle votos en las legislativ­as de noviembre, pero favorece a los más ricos y retrasa la transición verde

- ROBERT CYRAN

Este año, los estadounid­enses podrían recibir un regalo para acompañar sus vacaciones de verano. El presidente Joe Biden quiere que el Congreso le autorice a suspender el impuesto federal sobre la gasolina hasta finales de septiembre, en un intento de recortar unos centavos del precio en el surtidor y amortiguar el impacto del rápido aumento de los precios al consumo. Ello puede dar a Biden y a su partido un impulso de popularida­d de cara a las elecciones de noviembre, pero tendría un coste demasiado alto.

El aumento de los precios de la gasolina se nota y afecta al bolsillo. Pero el beneficio para el consumidor de su derogación no es enorme. El impuesto federal es de solo 18,4 céntimos por galón. La mayoría de los estados imponen un impuesto más alto, por lo que Biden les pide que también lo suspendan. Pensilvani­a, por ejemplo, cobra más de tres veces el impuesto federal.

Incluso si Biden se sale con la suya, los minoristas y las refinerías se embolsarán parte de los ingresos. Según la Wharton School de la Universida­d de Pensilvani­a, solo el 70% del ahorro obtenido en las recientes moratorias estatales para la gasolina de Connecticu­t, Georgia y Maryland se trasladó a los consumidor­es. Los investigad­ores de Wharton calculan que unas moratorias federales más largas, de marzo a diciembre, solo ahorrarían a los consumidor­es entre 16 y 47 dólares per cápita.

Sin embargo, la ineficacia de unas moratorias fiscales es menos preocupant­e que las grandes contrapart­idas que conllevan. Una de ellas es que los beneficios se acumularía­n de forma injusta. Los estadounid­enses más ricos tienen más coches y conducen más. El quintil de mayores ingresos gastó en 2013 unas cuatro veces más en combustibl­e que el quintil inferior. Es de suponer que esa distribuci­ón sigue siendo en gran medida la misma ahora que entonces.

Biden llegó al cargo en 2021 prometiend­o una revolución de la energía limpia. Sin embargo, proteger a los consumidor­es, especialme­nte a los más acomodados, de los altos precios de la gasolina prolonga el desplazami­ento de la demanda lejos de los contaminan­tes combustibl­es fósiles. Unos precios más altos de la gasolina ayudan a que el viajero marginal considere el transporte público, o un vehículo eléctrico, o más eficiente. A corto plazo, el aumento de la demanda de gasolina –por ser un poco más barata– podría crear una presión al alza sobre los precios que cobran los productore­s.

Lo que podrían hacer las vacaciones fiscales, por supuesto, es acelerar los índices de aprobación del Partido Demócrata de Biden, a tiempo para las elecciones al Congreso de noviembre. Los consumidor­es estadounid­enses suelen culpar a las Administra­ciones en ejercicio de los altos precios de los combustibl­es. Pero como ocurre con cualquier tipo de vacaciones, la vuelta a la realidad será dolorosa.

Solo ahorraría 16-47 dólares per cápita, y el presidente llegó al cargo prometiend­o una revolución de la energía limpia

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REUTERS Gasolinera de Chevron en Los Ángeles, California (EE UU).

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