La historia de Abengoa terminará mal; la de Celsa, aún está por ver
La historia de Abengoa acabará mal: en concurso de acreedores. La SEPI va a anunciar que rechaza la petición de rescate de una compañía que ya arrastraba problemas antes de la pandemia, que es el motivo principal del plan de salvamento de la agencia pública. En cambio, sí ayudará a Celsa (con importantes condiciones para las partes en conflicto) y a otras cinco compañías, dos de ellas ingenierías, dos turísticas, y una quinta, de clínicas dentales. Entre todas suman 12.000 puestos de trabajo.
Muy mala pinta tenía la operación de Abengoa, y tampoco ha convencido la propuesta del fondo californiano Terramar. Las distintas Administraciones regionales y nacionales fueron distanciándose de intervenir, y finalmente (pocos días después de las autonómicas andaluzas) los acreedores tendrán que afrontar pérdidas, y la empresa y sus empleos parece condenada a desaparecer. La historia de Celsa aún está por escribirse, y es de desear que sí tenga final feliz.