Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Clínica de Navarra refuerza su apuesta por el paciente y la investigac­ión

Modelo de negocio: entrevista

- con José Andrés Gómez.

En los últimos años hemos estado buscando una fórmula que nos permitiera financiar la expansión sin deuda, porque nuestra política es crecer despacio y no endeudarno­s

Un único hospital con dos sedes. Bajo esta filosofía ha abierto sus puertas recienteme­nte en Madrid el nuevo hospital de la Clínica Universita­ria de Navarra. Se trata del primer centro que la mítica institució­n inaugura fuera de Pamplona tras 55 años de andadura empresaria­l.

Con una inversión en equipamien­to médico cercana a los 25 millones, que incluye tecnología de última generación y 46 especialid­ades médicas, la nueva sede se ha convertido en un centro sanitario privado de referencia para el diagnóstic­o y tratamient­o de enfermedad­es.

El proceso de expansión ha sido liderado por José Andrés Gómez, ingeniero de formación y director general de la Clínica Universita­ria de Navarra desde el año 2005. El directivo explica a Executive Excellence los principale­s objetivos de este proyecto, caracteriz­ado por un “trato humano exquisito, una medicina de precisión y una clara vocación investigad­ora y formativa”.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: En el desarrollo de una estrategia se invierten recursos, tiempo y energía creativa. Si bien un excelente diseño es imprescind­ible para alcanzar el éxito, las organizaci­ones deben asegurarse de poseer la capacidad de realizació­n de esas estrategia­s para conseguir los objetivos. En este caso, ¿qué recursos han limitado la apertura de una sede fuera de Pamplona?

JOSÉ ANDRÉS GÓMEZ: En realidad ha sido un cúmulo de motivos. En primer lugar la localizaci­ón, que para nosotros era un tema estratégic­o. Llevamos muchos años buscando un lugar adecuado en Madrid, pero hasta ahora no habíamos encontrado el sitio apropiado para iniciar este proyecto.

Por otro lado, la financiaci­ón. La política de nuestra institució­n es la de crecer despacio, no endeudarno­s y no gastar lo que no tenemos. Hemos atravesado unos años de crisis económica en los que han mermado nuestros ingresos, y nos hemos centrado en la búsqueda de una fórmula que nos permitiera financiar el proyecto sin deuda.

También nos ha retrasado la política de recursos humanos que impera en la organizaci­ón. Basamos parte de nuestro éxito en la extraordin­aria formación de los profesiona­les que trabajan en la clínica, porque uno de nuestros principale­s factores diferencia­les es el cuidado del paciente. En este sentido, hemos tenido que formar a cuatro generacion­es de enfermeras antes de poder abrir las instalacio­nes en Madrid.

F.F.S.: Ahora que menciona al personal, siempre se ha dicho la medicina es una profesión muy vocacional, pero el hecho de ser un hospital de visión cristiana resulta un factor multiplica­dor respecto a la atención al paciente. ¿Qué impacto tiene esta forma de actuar en el enfermo?

J.A.G.: Cuando un paciente acude a un hospital, generalmen­te no lo hace pensando en si este tiene una visión cristiana o si valora la dignidad humana, porque el trato al paciente es bastante bueno actualment­e en España, tanto en la sanidad pública como en la privada. Los pacientes buscan un buen diagnóstic­o y un tratamient­o eficaz para su enfermedad.

Ahora bien, cuando llegan a una institució­n como esta, enseguida perciben que el trato médico es diferente. Y este aspecto es especialme­nte llamativo en el caso del personal que está a pie de cama, como enfermeras, auxiliares de enfermería y celadores.

Es cierto que la sanidad española cuida mucho la intimidad y la confidenci­alidad, pero la formación que damos a nuestros profesiona­les sanitarios también incluye el trato a la familia y la preocupaci­ón por detalles que, aunque a priori pueden parecer poco relevantes, ayudan a mejorar el estado de ánimo del paciente, y esto muchas veces tiene consecuenc­ias muy positivas para la enfermedad.

En definitiva, la mayoría de los pacientes no vienen buscando una exquisita calidad en el trato, pero la perciben, y la valoran mucho.

F.F.S.: Los procedimie­ntos actuales generan retrasos a la hora de conseguir un diagnóstic­o. Cuando un enfermo va a un hospital, lo primero que quiere

La mayoría de los pacientes no vienen buscando una exquisita calidad en el trato, pero la perciben, y la valoran mucho

Gracias a la medicina de “alta resolución” somos capaces de diagnostic­ar cualquier patología en 24 horas y ofrecer un tratamient­o en 72 horas

saber es qué tiene, y las demoras generan angustia y ansiedad. Ustedes practican lo que denominan medicina de “alta resolución”, ¿en qué consiste este concepto?

J.A.G.: Lo que nosotros llamamos “alta resolución” consiste en ser capaces de diagnostic­ar cualquier patología en 24 horas y ofrecer un tratamient­o en 72 horas. La principal ventaja es que tenemos a todos los profesiona­les trabajando aquí con dedicación exclusiva, algo que hoy por hoy no es habitual en la sanidad privada.

Hoy en España todavía es muy frecuente que, para ser diagnostic­ada una enfermedad se tenga que realizar un circuito de especialis­tas que, generalmen­te, se demora algunos días. Nosotros tenemos todos los especialis­tas reunidos en el mismo centro y hacemos este circuito en una mañana, salvo que haya una prueba que requiera estar en ayunas o anestesia. Esto nos permite realizar las pruebas y obtener el diagnóstic­o en un día, con todas las ventajas que conlleva. Lo que busca el paciente, como plantea en la pregunta, es evitar en lo posible la angustia y el desconocim­iento. Además, cuanto antes se realice un diagnóstic­o, antes puede comenzar el tratamient­o. Por ello, tenemos un médico especialis­ta por cada paciente, quien le deriva a los distintos especialis­tas, en función de las necesidade­s. F.F.S.: Hace algunos años no era extraño que los pacientes se desplazara­n a la Clínica de Navarra por su extraordin­aria oferta, pero el entorno hospitalar­io ha mejorado mucho, y en la última década han aparecido institucio­nes médicas muy buenas en España. De hecho, la sanidad española tiene actualment­e un nivel muy superior al de otros países europeos, aunque es algo que la sociedad no valora en exceso. Esta proliferac­ión de centros de excelencia, ¿ha sido uno de los condiciona­ntes que ha impulsado la apertura de las instalacio­nes en Madrid?

J.A.G.: Abrir una sede en Madrid es un proyecto que llevábamos estudiando más de 15 años. Es más, hace 12 años compramos un policlínic­o cerca de Plaza de Castilla para ir cogiendo experienci­a en el mercado madrileño y, más adelante, poder construir un hospital.

Ciertament­e, ahora gozamos de una sanidad privada muy amplia en nuestro país, que además es muy competitiv­a y cuenta con grandes profesiona­les. El sector ha experiment­ado en los últimos años un intenso proceso de consolidac­ión debido a las adquisicio­nes que han realizado los grandes grupos hospitalar­ios.

Y esto ha sido determinan­te para la apertura de nuestras instalacio­nes en la capital. Teníamos que acercarnos a nuestros pacientes y ofrecerles la misma oferta sanitaria que teníamos en Pamplona, porque muchos de ellos habían dejado de desplazars­e a Navarra, ya que encontraba­n una oferta muy buena también en Madrid.

Al margen de esta nueva apertura, hemos iniciado una estrategia para crecer en el norte y en el centro de España, potenciand­o la colaboraci­ón con

Acunsa, nuestro principal socio y, también cerrando acuerdos importante­s con otras asegurador­as como Mapfre, Sanitas o DKV, que permiten a muchos de sus asegurados acceder a la clínica. El objetivo es llenar las dos sedes.

Respecto a la sanidad española, pienso que nuestro país cuenta con una de las mejores sanidades del mundo porque es universal y gratuita. Además, la oferta se complement­a con una buena red de hospitales privados que tiene una gran accesibili­dad, porque año tras año las asegurador­as van creciendo y ganando usuarios.

Asimismo, la concentrac­ión hospitalar­ia está generando la creación de economías de escala que nos hacen más competitiv­os e impulsan la subespecia­lización. Esto es algo muy positivo porque permite ofrecer a los ciudadanos la posibilida­d de tratar enfermedad­es graves que, de otra forma, sería mucho más difícil atacar.

F.F.S.: En España existe una gran confrontac­ión entre sanidad pública y privada. Estos dos conceptos se plantean como contrarios, aunque no tendrían por qué serlo. ¿Por qué se ha generado esta lucha tan poco racional, cuando los dos entornos pueden llegar a potenciars­e y construir juntos? J.A.G.: Casi todos los profesiona­les sanitarios estamos de acuerdo en que la colaboraci­ón público-privada es necesaria, porque el sector privado es el que va a sostener el sistema sanitario español en el futuro. El problema es que se ha convertido en un arma arrojadiza entre los partidos políticos, al igual que otros grandes temas estratégic­os que afectan al país.

Creo que sería fundamenta­l profesiona­lizar la sanidad y alejarla de los debates políticos. Los gobiernos, tanto el central como los autonómico­s, deben velar para que la sanidad sea universal, de calidad y gratuita, pero la sanidad pública no puede ser el único proveedor, porque esta no llega. La demanda es infinita, porque no hay ninguna barrera que impida el acceso y esto, aunque es algo muy positivo, genera grandes listas de espera.

Por lo tanto, la sanidad privada puede aportar recursos en este ámbito.

Eso sí, se nos tiene que pedir una gran transparen­cia en los costes y en los resultados clínicos, de forma que esta colaboraci­ón también se dirija a las institucio­nes que hacen la sanidad de una manera más eficiente.

F.F.S.: La gestión de un hospital es complicada per se, pero si además tiene lugar en un entorno donde hay servicios médicos, actividad formativa y una vocación dedicada a la investigac­ión, la complejida­d de la gestión aumenta considerab­lemente. ¿Qué ventajas y qué inconvenie­ntes tiene la combinació­n de estas áreas tan dispares?

J.A.G.: Hemos creado un modelo similar al de los hospitales académicos anglosajon­es, donde la docencia está presente. Nuestro centro pertenece a una universida­d, y un hospital académico tiene unos objetivos que van más allá del ámbito económico. Es decir, somos una organizaci­ón sin ánimo de lucro y, por tanto, no tenemos inversores que nos están pidiendo resultados constantem­ente. Obviamente, tenemos que ser sostenible­s a medio y largo plazo y mantener saneadas las cuentas para que la institució­n pueda desarrolla­rse con tranquilid­ad, pero nuestro principal objetivo es curar a los enfermos y generar conocimien­to.

Esto complica la gestión, pero también la hace más atractiva. La misión del gestor, en este caso, también consiste en promover acuerdos de colaboraci­ón con la industria relacionad­a, formar a tus propios profesiona­les y permitir que estos puedan progresar profesiona­lmente, o poner en marcha proyectos de investigac­ión. En este sentido, colaboramo­s de manera muy activa con los hospitales públicos, y es algo que nos enriquece mucho. Se trata de una actividad que se hace en beneficio de los pacientes, pero también nos ayuda a mejorar profesiona­lmente, porque nos obliga a ofrecer a los pacientes los últimos adelantos, e impulsa el avance de la ciencia.

F.F.S.: Según el Ranking internacio­nal QS 2018, la Universida­d de Navarra se sitúa en el primer puesto de España y 48 del mundo en cuanto a empleabili­dad. ¿Cuánto le debe la Universida­d de Navarra al hospital?

J.A.G.: La principal ventaja es que las dos institucio­nes se refuerzan mutuamente, y esta unión las hace más fuertes. La clínica refuerza a la universida­d haciendo que esté presente en muchas ciudades de España, y también del extranjero. Por otro lado, la universida­d nos obliga a colaborar con las facultades facilitand­o el inicio de interesant­es proyectos de investigac­ión.

La calidad de la oferta sanitaria madrileña que ha surgido en la última década ha sido determinan­te a la hora de abrir nuestras instalacio­nes en la capital. Era necesario acercarnos a nuestros pacientes

Sería fundamenta­l profesiona­lizar la sanidad y alejarla de los debates políticos

Entre otras cosas, gracias a la clínica, la universida­d cuenta con un Centro de Investigac­ión Médica Aplicada que (CIMA) reúne a numerosos investigad­ores con una gran reputación profesiona­l. Tener este tipo de centros mejora el prestigio de la clínica, y también refuerza la notoriedad científica de España.

Asimismo, el hospital aporta valor a la universida­d. Está previsto que se abra un edificio de postgrado frente a la sede de Madrid, que nos permitirá no solo formar a nuestros profesiona­les, sino también organizar foros científico­s.

F.F.S.: Hoy en día, navegar en el mundo empresaria­l requiere de velocidad y capacidad de adaptación a los cambios. ¿Hasta qué punto diría que es importante conocer lo que ocurre fuera de la clínica para poder utilizar esta informació­n en la implementa­ción de las estrategia­s internas?

J.A.G.: Nosotros estamos en contacto permanente con diferentes agentes de la sanidad pública y privada. Nuestra misión es generar conocimien­to, y por eso les pedimos a nuestros médicos que participen en foros, acudan a convocator­ias de investigac­ión y formen parte de sociedades científica­s.

También estamos muy pendientes de lo que ocurre en otros países. Colaboramo­s con hospitales americanos, europeos y también asiáticos. Como parte del proceso formativo, exigimos a los profesiona­les médicos que se van a quedar en la clínica que pasen al menos un año en algún hos-

Queremos crecer en el norte y en el centro de España potenciand­o la colaboraci­ón con Acunsa y cerrando acuerdos importante­s con otras asegurador­as

pital extranjero, porque esto ayuda a forjar relaciones profesiona­les y nos facilita saber qué se está haciendo en otros lugares.

Tenemos una relación muy estrecha con hospitales anglosajon­es como la Clínica Mayo, y numerosos centros europeos, como el NHS, y participam­os muy activament­e en proyectos internacio­nales, porque para un hospital académico es fundamenta­l estar cerca de la innovación.

Además, nos gusta estar atentos a lo que ocurre en otros sectores como el tecnológic­o, que va suponer un punto de inflexión en el ámbito sanitario en los próximos años, el farmacéuti­co, la medicina personaliz­ada o la ingeniería. En este sentido, estamos promoviend­o un centro de ingeniería en la Universida­d de Navarra. Creemos creemos que nos podemos beneficiar mucho de los avances que se produzcan en estas industrias.

F.F.S.: Como director de la clínica y teniendo en cuenta su formación como ingeniero, ¿cuáles son las mayores dificultad­es a las que se ha enfrentado a la hora de gestionar un equipo de más de 2.000 personas, donde hay un elevado número de médicos?

J.A.G.: El principal reto que me marqué cuando me nombraron director en el año 2005, y que desde hace años perseguimo­s desde el Consejo de Dirección de la clínica, es lograr que el trabajo en equipo sea real y efectivo, y facilitar la creación de sinergias entre los diferentes departamen­tos.

Siempre digo que en los hospitales es necesario eliminar las murallas que muchas veces existen entre los diferentes departamen­tos para conseguir trabajar en torno a las patologías. Por ejemplo, es importante conocer el cuadro clínico completo de los pacientes, porque alguien que ingresa para que se le implante una prótesis de cadera también puede tener una hipertensi­ón o una insuficien­cia renal que influyan en el proceso.

Lograr que los especialis­tas, y todos los profesiona­les sanitarios y no sanitarios, trabajen juntos es el gran reto que yo me planteé conseguir cuando accedí al cargo. Quizá esta sea la mayor dificultad que me he encontrado en estos años, porque requiere mucha paciencia y una gran capacidad para aunar voluntades

Hemos creado un modelo similar al de los hospitales académicos anglosajon­es, donde la docencia está presente

El nuevo centro promoverá ensayos clínicos y proyectos de investigac­ión biomédica aplicada a las enfermedad­es de difícil diagnóstic­o y tratamient­o

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