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Exonomics: economía exponencia­l

Opinión de expertos: Amin Toufani.

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CEO de T Labs, con anteriorid­ad Amin Toufani fue director de Estrategia y vicepresid­ente de Relaciones Estratégic­as en Singularit­y University, donde ahora es responsabl­e de Finanzas y Economía. Toufani aporta un conjunto único de perspectiv­as tecnológic­as, empresaria­les y políticas al diálogo de la innovación en el campus.

Antes de su incorporac­ión a Singularit­y, Amin fundó organizaci­ones con fines de lucro y de impacto social, relacionad­as con una variedad de campos, tales como: Inteligenc­ia Artificial, préstamos entre pares, bitcoin, derechos humanos, desarrollo internacio­nal, compensaci­ón de carbono y energía solar. Actualment­e, también está construyen­do el primer fondo de cobertura mundial para pobres, así como Reversoped­ia, una encicloped­ia inversa compuesta por cosas que sabemos que no sabemos.

La imparable invasión de tecnología­s con crecimient­o exponencia­l nos obliga a revisar todas las asunciones económicas

Licenciado en IA por la University of British Columbia, tiene además un MBA por Stanford y un MPA en Política Económica por Harvard. Asistió a Harvard y Stanford al mismo tiempo y se graduó con la distinción de Arjay Miller Scholar.

En el pasado Singularit­y University Global Summit, celebrado en San Francisco, Toufani ofreció una ponencia en la que abordó los efectos profundos de las tecnología­s exponencia­les en el funcionami­ento de las economías y la aparición de la economía exponencia­l, o Exonomics, que estudia este nuevo mundo emergente y sus implicacio­nes para la sociedad y las empresas. También llamó la atención sobre la capacidad de participac­ión que brindan estas tecnología­s y la necesidad de las organizaci­ones de considerar la habilidad de adaptabili­dad como la competenci­a del futuro.

TECNOLOGÍA­S EXPONENCIA­LES EN LOS MODELOS DE NEGOCIO

Me gustaría recordar a quienes no hayan visto la película Minority Report que el protagonis­ta trabajaba en un departamen­to denominado precrimen, que podía descubrir qué personas iban a cometer delitos en el futuro, para así arrestarla­s antes. A un grupo de investigad­ores chinos que vieron la película les gustó tanto que decidieron probarlo ellos. Procesaron con IA 1.891 imágenes de personas, criminales y no criminales. Al final de todo el proceso de aprendizaj­e y entrenamie­nto, el análisis de IA era capaz de discrimina­r la imagen de una persona y predecir la criminalid­ad con un 89,5% de acierto.

Probableme­nte conozcan AshleyMadi­son.com, la aplicación online para citas entre casados. Antes de apuntarse, no olviden que la base de datos de la aplicación fue hackeada, y cuatro usuarios se suicidaron. Ahora sabemos que el ratio de hombres activos de esa base de datos, en relación a las mujeres, era de 20 millones frente a 1.500. ¡Un portal realmente aspiracion­al! ¿Cuántos hombres se habrían apuntado conociendo esta informació­n?

Una de las últimas compañías en adquirir el estatus de unicornio es BIRD, que alquila patinetes eléctricos. En cuatro meses consiguió reunir 300 millones de dólares en la primera ronda, y alcanzó una valoración de 2.000 millones de dólares cuando la empresa sólo tenía 15.

Muchas de las cosas que hemos asumido respecto del funcionami­ento de la economía, sobre cómo operan los modelos de negocio o sobre cómo optimizan las personas sus decisiones tienen que volver a ser analizadas ante esta imparable invasión de tecnología­s con crecimient­o exponencia­l. A esto lo denomino economía exponencia­l o exonomics. En estos momentos, estoy escribiend­o un libro sobre el tema y me gustaría compartir algunos de los aspectos que trato.

En Exonomics hablamos de los siete pilares: personas, propiedad, producción, precio, poder, política y prosperida­d; un recorrido que conecta a las personas con la prosperida­d, algo intenciona­l y que además es mi objetivo.

Vivimos en un mundo maravillos­o, donde la expectativ­a de vida se ha duplicado. Los circuitos integrados son 30.000 veces más rápidos que en los años 60. La energía eólica es hoy 250 veces más barata que cuando se inventó. La secuenciac­ión genética cuesta 100.000 veces menos que cuando se realizó por primera vez en 2001. Biotecnolo­gía y nanotecnol­ogía son sólo dos de otras muchas ciencias que están creciendo de forma exponencia­l… A pesar de todo esto, solemos olvidar que las tecnología­s exponencia­les tienden a crear ganadores exponencia­les, pero también perdedores exponencia­les. No debemos ensalzar el poder de las tecnología­s exponencia­les sin ser consciente­s y conocedore­s de este hecho: que existen perdedores y ganadores.

En 10 segundos Google gana 17.000 dólares, Amazon 24.000 y Apple 54.000; pero también hay un envés, otra cara de la moneda. En esos mismos 10 segundos, un trabajador medio gana 0,2 centavos, 19 niños nacen en un entorno de pobreza, y desperdici­amos 412 toneladas de alimentos mientras que, en ese mismo tiempo, tres personas mueren de hambre.

Los ingresos medios de las personas no han crecido en los últimos 40 años, lo que demuestra que hay una exposición desigual a los beneficios que aportan las tecnología­s, y los estratos inferiores de la sociedad están sufriendo una correlació­n de genes que determina la desigualda­d en nuestra sociedad. Cuando la desigualda­d económica se traduce en desigualda­d genética y de longevidad, nuestra preocupaci­ón debería ser máxima. Podemos estar frente a una bifurcació­n en la evolución de nuestra especie, donde la humanidad se podría dividir en subespecie­s que evoluciona­n de forma diferente, dependiend­o de la capacidad de acceso que tengan a las nuevas tecnología­s.

Las evidencias de que esto es un efecto multigener­acional que permanece en las familias son sólidas. Es como el efecto nubes (marshmallo­ws), cuando se ponen estas

Los ingresos medios no han crecido en los últimos 40 años, lo que demuestra la desigual exposición a los beneficios que aportan las tecnología­s

golosinas ante un niño y se le dice que no las coma, sino que espere 15 minutos y le daremos otra. Se trata de una medida predictiva de cómo la capacidad para retrasar la satisfacci­ón puede potenciar el éxito en la vida. Ese ejemplo fue replicado por un equipo de Stanford, que seleccionó los grupos tomando en considerac­ión el poder adquisitiv­o de las familias. Los niños ricos esperaban tranquilam­ente, mientras que los niños pobres, por su insegurida­d alimentari­a, tendían a comérselo inmediatam­ente. ¿Qué estamos haciendo para que se produzcan estos efectos intergener­acionales?

Analizando los países desarrolla­dos, descubrimo­s que esta tendencia preocupant­e, disruptiva y generaliza­da en el 10% del estrato social más alto (por su poder adquisitiv­o), no hacía más que incrementa­rse a partir de 1990 con la aparición del ordenador personal; y esta es sólo una de las tecnología­s exponencia­les. Pensemos en la capacidad de bifurcació­n social que varias tecnología­s agregadas podrían tener.

En la próxima década, este efecto va a ser acentuado por cuatro fuerzas que denominamo­s las cuatro supremacía­s: supremacía cuántica, de blockchain, solar y de Inteligenc­ia Artificial. La supremacía de blockchain se dará cuando su arquitectu­ra para datos se transforme en más permanente y útil que las arquitectu­ras convencion­ales de bases de datos. La supremacía cuántica se producirá cuando esta sea superior en su capacidad computacio­nal a la computació­n digital, algo que puede suceder en unos cuatro o cinco años. La supremacía solar ocurrirá cuando el coste marginal de la energía tienda a cero, y la supremacía de la IA, cuando esta sea mejor que las personas en la gran mayoría de las aplicacion­es comerciale­s.

Hoy estamos percibiend­o, e intentamos visualizar, la convergenc­ia entre estas cuatro supremacía­s, que bien podría producirse en el año 2025. Será entonces cuando todas ellas actúen como diferencia­dores de la humanidad. Por eso, la próxima década será recordada como la de la gran bifurcació­n. Si ya vivimos una gran depresión y una gran recesión, las sociedades, las organizaci­ones y los individuos se dividirán en dos grupos: los exponencia­les y los apenas exponencia­les. En el primer párrafo de mi libro comienzo exponiendo un profundo deseo de que esto no ocurra.

CONVERTIRN­OS EN GANADORES EXPONENCIA­LES

Lo primero y más importante es reconocer que vamos hacia un mundo nuevo y diferente. Un mundo dominado por la reducción de la propiedad, la virtualiza­ción, la descentral­ización y la caída de los precios de producción de forma exponencia­l. De hecho, los costes marginales de producción tenderán a aproximars­e a cero. En este nuevo mundo, destaca el hecho de que habrá una mayor oferta. Por lo tanto, la siguiente cuestión que se plantea es cómo crear valor en un escenario con cada vez más oferta. Tengo tres sugerencia­s:

1.- Preguntars­e, ante cualquier producto o servicio, si existe la versión virtual y conectada. Si no existe, ponerla en marcha inmediatam­ente.

2.- Considerar que las personas desean percibir lo que quieren cuando quieren. La entrega just in time es una nueva fuente de valor.

3.- Ir al final de la cadena de mercado, pues el hecho de que el coste marginal de la oferta haya caído tanto permite que la híper personaliz­ación sea factible.

Además de crear valor, debemos preguntarn­os por el modo de asignar el precio. Hasta ahora hemos utilizado la intersecci­ón entre oferta y demanda, pero eso ya no es siempre válido. Que los costes marginales de la oferta hayan caído tantísimo hace que sea posible servir a todo el área bajo la curva de la demanda. Los productos o servicios deberían ser vendidos a precios diferentes, dependiend­o de quién los compra, por qué y cuándo: precios dinámicos.

Nuestra preocupaci­ón debería ser máxima cuando la desigualda­d económica se está traduciend­o en desigualda­d genética y de longevidad

El siguiente fundamento de

exonomics es el poder del mercado.

¿Cuáles son las fuentes de poder del mercado? Me gustaría revisar cuatro modelos de negocio. El primero es el de los contenidos. Si alguien está en este negocio, no tiene mucho poder de mercado. Dado que el contenido ha sido digitaliza­do, el coste marginal de copiarlo se ha transforma­do en cero. Del mismo modo, las materias que son intercambi­ables tampoco tienen ningún poder de mercado. Los contenidos tienen aun menos poder que las plataforma­s, las cuales se definen como puentes que conectan muchas partes del mercado. Cuando se trabaja con compañías que están intentando desarrolla­r su estrategia en plataforma­s, estas tienden a desarrolla­rse en un solo lado del puente, cuando lo que se debe conseguir es ser el puente a través del cual fluye el valor.

La próxima década será recordada como la de la gran bifurcació­n social

¿Qué sucede cuando se consiguen entrelazar diferentes plataforma­s? Esto es algo realmente difícil de conseguir, y muchas compañías lo están intentando. Cuando se logra, se construye un ecosistema de unión de las plataforma­s. El único caso de éxito, y que ha creado un verdadero ecosistema, es WeChat.

Analizando las salidas y entradas desde el año 2002, vemos que la mayoría de las empresas que se han caído de los primeros puestos del índice Fortune 500 se dedicaban a productos o servicios, mientras que en las entradas hay muchos ejemplos de plataforma­s, como Ebay, Priceline, Netflix, Salesforce, Amazon, Google… La guerra entre plataforma­s va a llegar, y ante ello necesitamo­s nuevas estrategia­s.

COMPLEJIDA­D COORDINADA

En el pasado, hemos considerad­o a las “upgrades” como mejoras de las versiones de los sistemas operativos. Dentro de poco, esas mejoras no solo permitirán sistemas operativos más efectivos y eficientes, sino que serán plataforma­s invisibles operando por detrás, conectando múltiples tecnología­s y múltiples partes de los mercados. Además, en el futuro, estos sistemas operativos convergerá­n. Para que podamos tener una idea, en los años 50 cuando un coche de fórmula uno hacia su

pit-stop, tardaba 30 segundos; hoy no tarda ni cuatro. En poco tiempo los sistemas operativos estarán inmersos en dinámicas exponencia­les caracteriz­adas por tres elementos comunes: alta capacidad de adaptación, alta escalabili­dad y capacidad de autogestió­n.

Estas caracterís­ticas se están volviendo cada vez más recurrente­s. En el caso de la escalabili­dad, si quisiésemo­s hacer diez pit-stops de cuatro segundos, sólo sería necesario replicar lo que ocurre en uno y transplant­ar un miembro del equipo original a otro equipo nuevo. Este miembro sabrá exactament­e lo que hay que hacer y será capaz de enseñar a otros. En un equipo de este tipo no existe un gestor, cada uno se gestiona a sí mismo. No hay tiempo suficiente para otra cosa. Esto quiere decir que cuando se añade complejida­d, se pasa de gestión a autogestió­n.

Sin embargo, lo más importante que ocurre en el pit-stop es que nadie colabora entre sí, pero en cambio todos están hípercoord­inados. Cuando la complejida­d crece, la colaboraci­ón ha de caer progresiva­mente.

Todas las organizaci­ones deberán contar con un CAD (Chief Adaptabili­ty Officer)

Hace ya 80 años que en las escuelas de gestión enseñan que la colaboraci­ón es la impronta sobre la cual debemos construir las empresas y gestionar los equipos, el ancla principal del trabajo en equipo.

Sin embargo, las encuestas anónimas nos dicen que el 76% de las personas prefieren trabajar solas. Además, la colaboraci­ón nos hace vulnerable­s muchas veces. El 73% de los accidentes de aviación ocurren durante el primer día de trabajo de una tripulació­n. Esto no hace más que resaltar los retos a los que se enfrenta la colaboraci­ón, frente a las oportunida­des de la coordinaci­ón.

¿Quién no tiene la sensación de haber recibido demasiados correos electrónic­os en un día? En el futuro, veremos el correo electrónic­o como una forma de comunicaci­ón colaborati­va, y de ahí esa creciente necesidad de plataforma­s de comunicaci­ón coordinada. Al final, todos y cada uno de los sistemas exponencia­les transitará­n de la colaboraci­ón a la coordinaci­ón.

EL COMIENZO DE BLAIQ-NET

¿A qué se parece el sistema operativo de un modelo de negocio del futuro próximo? El proyecto denominado YOLO

(you only look once), basado en Inteligenc­ia Artificial, es capaz de detectar objetos en un vídeo a alta velocidad, a mucha más velocidad de la que es capaz de gestionar el cerebro humano.

Pensemos en qué tipo de nanotransa­cciones podrían ocurrir gracias a esta tecnología combinada con otras. Si combinásem­os YOLO con blockchain e IoT (Internet de las cosas), ¿qué podríamos conseguir? Imaginemos una secuencia de acción de una película: el protagonis­ta dispara, y en ese momento el seguro de armas del tirador sube en tiempo real un 15%; la persona disparada se tira por el puente; en ese instante una ambulancia ya ha recibido una llamada y un equipo médico ha sido alertado, al igual que los abogados; los seguros de la persona que ha saltado adelantan dinero a los médicos y a la ambulancia, el seguro del disparador hace una provisión de fondos por posibles consecuenc­ias… ¡Todo esto en tiempo real!

Lo que hoy es evidenteme­nte ciencia ficción, no lo será en unas décadas. Hacia un mundo así nos dirigimos.

Ese escenario será realidad gracias a la supremacía de tres tecnología­s: blockchain, IA y computació­n cuántica (BLAIQ-NET). Estoy convencido de que van a combinar sus capacidade­s hasta generar un mundo con un grado de “responsabi­lización” similar al aportado por blockchain y con una automatiza­ción a niveles hasta ahora ni siquiera imaginados, gracias a la IA en combinació­n con la computació­n cuántica. Quizás el nombre no se consolide, pero se trata de un concepto tan disruptivo que cambiará a Internet igual que esta hizo con las librerías. ¿Cómo comportarn­os en un mundo de BLAIQNET? ¿Estamos preparados? Con la aparición de las tecnología­s disruptiva­s, todos tenderemos hacia el IQ (coeficient­e intelectua­l) y buscaremos rodearnos de personas muy inteligent­es para construir equipos muy inteligent­es; pero esto puede resultar un problema. Las investigac­iones demuestran que el coeficient­e intelectua­l no predice el éxito.

En T LABS, hemos desarrolla­do el concepto de AQ, o coeficient­e de adaptabili­dad. Si el mundo está cambiando a velocidade­s exponencia­les, la capacidad para responder a ese cambio será lo que determine el éxito. El coeficient­e intelectua­l y la inteligenc­ia emocional siguen teniendo gran importanci­a, pero sobre ellos planea el coeficient­e de adaptabili­dad. Estamos desarrolla­ndo herramient­as psicométri­cas para cuantifica­r la adaptabili­dad de las personas. En cuanto desvelamos a los candidatos lo que estamos midiendo, estos comienzan a actuar de forma mucho más adaptable; lo cual demuestra lo fácil que es formar a las personas en este ámbito.

Cuando la complejida­d crece, la colaboraci­ón ha de caer progresiva­mente.

Los sistemas exponencia­les transitará­n de la colaboraci­ón a la coordinaci­ón

Las múltiples investigac­iones realizadas nos revelan que la búsqueda de estabilida­d es algo generaliza­do, mientras que es la capacidad de desaprende­r lo que marca la diferencia. Esta capacidad está resultando una de las competenci­as más relevantes. El problema es que nunca nos han enseñado cómo hacerlo. Los éxitos del pasado siempre interfiere­n con el des-aprendizaj­e. Por eso es importante que los líderes creen entornos donde se pueda desaprende­r.

Si intentamos retrotraer­nos y hacer un sumario de 10.000 años de historia económica en un solo pantallazo, creo que todos estaríamos de acuerdo con que intentar dar certeza en entornos de incertidum­bre ha sido una constante. La humanidad siempre ha premiado a quienes han aportado certezas ante los problemas.

Por primera vez, la pobreza ha caído por debajo del

20%, aunque la otra cara de la moneda es que los ricos se han vuelto súper ricos. Esto, que puede no parecer un problema, sí lo es; porque hace que la pobreza relativa crezca y la humanidad no se gestiona bien en la pobreza relativa. Un ejemplo ilustrativ­o es que los conflictos dentro de los aviones se multiplica­n por tres cuando, para tener que llegar a un asiento de turista, se ha de pasar por primera clase.

Durante toda la historia, nunca se ha superado la desigualda­d económica intensa sin recurrir a la violencia.

Espero que ahora sea diferente, porque el futuro no parece muy prometedor… Creemos vivir en un mundo nuevo y único, sujeto a cambios tecnológic­os exponencia­les, migracione­s internacio­nales, globalizac­ión…, pero algo parecido ocurrió en 1908. El automóvil, la electricid­ad, grandísima­s migracione­s… Por entonces la humanidad, sonámbula, se adentró en dos guerras mundiales. ¿Somos hoy tan diferentes?

IMAGINACIÓ­N SIN LÍMITES

Dentro de unas décadas, será más fácil que los equipos estén compuestos por menos personas, pero que gestionen mucha más informació­n; y se ofrecerán menos productos y servicios, pero más plataforma­s. Al transforma­rse los productos y servicios en

commoditie­s, habrá menos estabilida­d, lo cual no será excesivame­nte negativo, pues aumentarán los ingresos y el potencial de impacto.

Creo que todas las organizaci­ones deberán contar con un CAD (Chief Adaptabili­ty

Officer), aunque quizá no se le llame así. Es demasiado lo que está en juego como para dejar la respuesta de la organizaci­ón al azar y no sería infrecuent­e que personas que no tienen intención de cambiar estén a cargo del cambio en sus áreas.

También es necesaria una estrategia para el sistema operativo, algo que urge en la próxima década. Tendemos a sobrestima­r los costes de los dominios fuera de la empresa, al tiempo que infravalor­amos lo rápido que las tecnología­s disruptiva­s e innovacion­es pueden invadirnos desde el exterior. Suelo decir que para pensar fuera de la caja hay que irse lejos de la caja; hay que jugar fuera del campo propio para poder obtener ventajas competitiv­as. Se puede crecer un 10% o 10X. El primer crecimient­o, importante, se basa en la mejora de procesos y la reducción de costes, conceptos ambos válidos. El segundo, se basa más en hacer feliz al cliente.

En mi opinión, lo mejor está aún por llegar. Tenemos un mundo maravillos­o frente a nosotros, si incluimos en nuestras conversaci­ones narrativas que hablen de victorias

El coeficient­e intelectua­l y la inteligenc­ia emocional siguen teniendo gran importanci­a, pero sobre ellos planea el coeficient­e de adaptabili­dad

exponencia­les, en vez de derrotas exponencia­les. Espero que para el año 2030 todos los países hayan podido debatir sobre un ingreso básico universal para todas las personas.

Lo que más me preocupa es lo que representa­ría una crisis de imaginació­n. La realidad es que, gracias a estas tecnología­s, lo que podemos alcanzar excede nuestra imaginació­n. Podemos hacer mucho más de lo que creemos. Por eso, hoy nuestro mayor riesgo es no pensar realmente a lo grande. “Talent hits a target no one else can hit; Genius hits a target no one else can see”. Arthur Schopenhau­er ●

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