El Renault Espace reivindica la validez de un buen monovolumen
Sus cualidades para un uso familiar son indiscutibles y una opción muy válida ante la ofensiva de los SUV
Nunca es fácil abstraerse de las modas, ni siquiera cuando se trata de elegir un coche. Quizá por ello sean muchos los que sucumben a las cualidades (que las tienen) de un buen SUV y descartan de antemano otras opciones que podrían resultar igualmente válidas como automóvil familiar... e incluso superiores en ciertos casos. Así ocurre, por ejemplo, con el Renault Espace, un monovolumen que lucha por salir a flote en un segmento cada día más copado por los todocaminos.
Su diseño se ha estilizado respecto a generaciones precedentes y ahora se antoja mucho más dinámico pero también elegante, con la prestancia de una generosa carrocería de 4,86 metros. Es más bajo y su cintura más afilada, mientras que en el frontal destaca una imponente parrilla integrada con los grupos ópticos y coronada por un logotipo del rombo que no deja lugar a dudas sobre su procedencia.
Todo ello da lugar a un interior espacioso para cinco ocupantes y un maletero igualmente capaz, que además puede alojar de forma opcional dos asientos más para una utilización esporádica. El Espace se posiciona en la parte alta de la gama Renault y así se aprecia tanto en los acabados como en el equipamiento, muy exclusivo en el nivel tope Initiale Paris. Mención especial merece su sistema de infoentretenimiento, con una gran pantalla central colocada en posición vertical que sirve de centro de control de multitud de funciones.
El motor TCe 1.8 de gasolina es una buena alternativa cuando este combustible gana terreno respecto al diésel, porque no gasta mucho y ofrece prestaciones más que suficientes gracias al recurso de un turbocompresor de doble entrada para alcanzar los 225 CV. Un propulsor que se combina con una caja de cambios automática con doble embrague y siete relaciones con un funcionamiento satisfactorio.
En marcha, se trata de un coche de funcionamiento silencioso y suave, con buen aplomo en curvas, aunque con una dirección de tacto algo particular pero que no llega a penalizar su agilidad general.