Cinemanía

Nuestro propio Talos IV

El Enterprise pone rumbo al agrioulce final Oel capiten Pike en la segunoa temporaoa Oe Star Trek: Strange New Worlds, el nuevo lugar feliz Oe los trekkies

- Enid Román Almansa POR

Si Star Trek ha conseguido mantener a sus fans a bordo del Enterprise a lo largo de 57 años, desde el estreno de la serie original en 1966, no ha sido precisamen­te por sus efectos especiales -aunque damos gracias a la falta de presupuest­o de la producción que derivó en la creación del teletransp­ortador-. En este corto periodo de tiempo terrenal, la franquicia ha abarcado más de 300 años de misiones, desde el siglo XXIII al XXV, con salto temporal al siglo XXXII incluido. Repartidos en trece películas y doce series, sus altibajos han hecho que, en ocasiones (admitámosl­o), deseáramos que dejasen ir a la nave estelar para siempre. Sin haber conseguido remontar en lo que respecta a las produccion­es para televisión desde Espacio profundo nueve (1999), y con el permiso de Sir Patrick Stewart y su Picard, tuvo que llegar Strange New Worlds para confortar los corazones vulcaniano­s de los trekkies con una vuelta a los orígenes por partida doble.

El destino del capitán Pike está escrito en las estrellas bajo la firma de Gene Rodenberry. La primera temporada nos mandó de regreso junto a Spock (Ethan Peck) a las órdenes del predecesor del capitán Kirk y, en el camino, rememoró aquellas estructura­s episódicas en las que el comandante bajaba a un planeta desconocid­o -siempre junto a tres compañeros y a un pobre extra destinado a morir en la primera confrontac­ión con la especie autóctona del lugar- para lograr un objetivo establecid­o al inicio del capítulo. Y a pesar de que, en el primer episodio, Pike (Anson Mount) afirmaba que nadie moriría esta vez, todos sabíamos, incluido él, que esta nueva misión de cinco años desembocar­ía en lo que él considerar­ía su propia muerte y, posteriorm­ente, en su “vuelta a la vida” en el planeta Talos IV, donde en la serie original vimos cómo el capitán pasaba el resto de sus días en una ilusión mental que le permitió vivir un final feliz.

Fue esa recuperaci­ón de subtramas desenfadad­as y humor inocente entrelazad­o con una de las historias más emotivas de Star Trek lo que hizo que, con tan solo una temporada, los trekkies ya consideras­en Strange New Worlds como una de las mejores series de este mundo intergalác­tico. Ahora, después de la confirmaci­ón del ineludible final de Pike, la segunda entrega explorará a fondo el personaje del joven James T. Kirk (Paul Wesley) quien, sin ser todavía capitán y tras aparecer en una línea temporal paralela al final de la primera entrega, hará gala de ese particular sentido del humor con el que William Shatner nos deleitó en la serie que lo originó todo. Por fin una producción que ha conseguido que queramos más de esos viajes por la última frontera. “Písele”.

‘Star Trek: Strange New Worlds’ 15 DE JUNIO SKY SHOWTIME

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