EDITORIAL
Una economía en cuarentena
El mundo está viviendo una pausa sin precedentes en la que no solo las personas se encuentran en estado de shock… también lo está la economía. Nos vemos inmersos en un nuevo escenario en el que se avecina una fuerte recesión mundial que es posible que se apodere de la gran mayoría de las economías mundiales -desarrolladas y emergentes-, seguida de una recuperación en forma de U sin duda proporcional al bloqueo en el que nos encontramos y que dará comienzo en la segunda mitad del año.
En este contexto, apremia no solo vencer la enfermedad, sino también comenzar a pensar en los próximos meses, esos posteriores a los que se vuelva paulatinamente a la normalidad… Si bien muchas compañías creen que están preparadas para responder a un parón de las actividades, siendo esto absolutamente cierto, tal vez no se esté dedicando suficiente tiempo a pensar en la recuperación.
Esto es más importante incluso en el caso del estado de alarma actual, porque la respuesta se mezcla con la recuperación… Hay que tener en cuenta que nunca es demasiado pronto para empezar a planificar la recuperación de nuestras empresas instaladoras.
Los esfuerzos de recuperación son distintos a los esfuerzos de respuesta a la emergencia: en una primera fase, el objetivo es limitar el impacto en los empleados y las operaciones; en la fase de recuperación, el foco de atención debemos ponerlo en retomar las funciones críticas del negocio rápidamente para minimizar la pérdida de clientes.
Así, es crucial que las compañías se centren a fondo en la planificación de la recuperación y hagan que el riesgo se convierta en oportunidad, estando preparadas y siendo proactivas. En definitiva, es vital que las empresas y los autónomos deriven asimismo cierta atención hacia cómo volverán a su plena capacidad. Porque creemos que no sirve solo con dar prioridad a la gestión inmediata de la crisis sin prepararse para la recuperación a largo plazo porque esta falta de preparación puede anticipar la desaparición de la compañía.