Vivienda unifamiliar biopasiva
La construcción biopasiva es un concepto que suma a los requerimientos de eficiencia energética del estándar Passivhaus la preocupación por el bienestar y la salud de los ocupantes de la vivienda. Se trata de buscar el máximo confort para el usuario y el mínimo impacto para el entorno, algo que no compromete en absoluto la estética. Un edificio recientemente construido en Montecanal (Zaragoza) es buena muestra de ello.
El edificio ha sido proyectado por la arquitecta Laura Gonzalo Calderón, que ha contado con la colaboración de la empresa Gestión Aragonesa de Proyectos Técnicos.
El edificio cuenta con dos alturas, cuatro habitaciones y dos baños, además de una terraza con pérgola y un pequeño terreno. El nivel de aislamiento de la vivienda es altísimo, como dicta el estándar Passivhaus, y los materiales empleados son todos naturales, como corresponde a la construcción biopasiva. La madera con la que está construida la casa, por ejemplo, proviene de bosques certificados como sostenibles. Y es que se trata de un edificio de madera, pero es una vivienda de aspecto muy moderno, de formas rectas e inmaculadas fachadas lisas.
En cuanto a la climatización, el auténtico reto de una casa biopasiva, se ha empleado un sistema basado en la aerotermia. Esta tecnología (junto con la geotermia y la hidrotermia) es prácticamente la única capaz de ofrecer el nivel de eficiencia que exigen las normas Passivhaus. En este caso una bomba de calor Genia Air 5 de Saunier Duval alimenta un suelo radiante refrescante que se extiende por toda la superficie útil de la vivienda proporcionando calor o frío a demanda de los usuarios. La bomba de calor también se utiliza en la producción de agua caliente, en este caso mediante un interacumulador de ACS FEW 200 de Saunier Duval. Además, la casa cuenta con un sistema de ventilación con recuperación de calor. Estas instalaciones también son indispensables en una vivienda Passivhaus, ya que la renovación del aire en un edificio que no cuente con ellos deviene inevitablemente en un intercambio de calor entre el interior y el exterior y, por tanto, en una pérdida de energía. Para solucionarlo se instalan estos sistemas de ventilación. Su funcionamiento es muy sencillo: el equipo pone en contacto el aire interior que se extrae con el del exterior que se introduce, a través de un intercambiador que evita que se mezclen ambos. La temperatura y la humedad del aire interior se aprovechan para calentar el flujo de aire entrante que, además, se hace pasar por unos filtros que se encargan de recoger cualquier partícula nociva. De esta manera, el aire interior de la vivienda es renovado constantemente sin que se pierda energía en calentarlo. El resultado de todo esto (y de algunos otros aspectos, como el estudio previo de geopatías del terreno) es una vivienda que aporta un nivel de confort muy superior al habitual y un gasto energético asombrosamente bajo. “Una forma de entender, diseñar y construir que traza el camino que los códigos técnicos de edificación tendrán que seguir tarde o temprano”, asegura
Saunier Duval.
La aerotermia, junto con la geotermia y la hidrotermia, es prácticamente la única tecnología capaz de ofrecer el nivel de eficiencia que exigen las normas Passivhaus