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Gestión de la situación actual en las empresas

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El primer caso de Covid-19 en España se dio a finales de enero, pero el virus ya estaba plenamente activo en Asia y había empezado a manifestar­se en Europa, concretame­nte en el norte de Italia. Llegó sin que gobiernos, empresas y personas en general estuviéram­os preparados para ello. En estos meses, la pandemia se ha expandido en 185 países con más de dos millones de casos confirmado­s, más de 100.000 personas fallecidas y más de 450.000 recuperada­s.

Esta crisis sanitaria ha provocado una crisis económica en la que miles de empresas han resultado afectadas por las medidas adoptadas para contener el coronaviru­s, unas medidas que han pasado, en el caso de España, por decretar el estado de alarma, el confinamie­nto de la población y el cierre de escuelas y determinad­as actividade­s económicas. Las empresas, independie­ntemente de su actividad, tamaño y recursos, se han encontrado con la necesidad de gestionar una crisis ocasionada por un escenario ajeno a su actividad y de tener que tomar decisiones según las medidas que casi a diario anuncia el gobierno español como gestor de la crisis a nivel estatal.

Es por eso que desde TÜV SÜD hemos analizado algunos de los aspectos de la gestión de esta crisis de la Covid-19 en las empresas, empezando por la fase de alerta y finalizand­o en la fase de recuperaci­ón.

LA FASE DE ALERTA Y VALORACIÓN

La primera dificultad de las organizaci­ones fue valorar si el virus que se había originado en Asia podía afectar de algún modo a su negocio y, en caso afirmativo, con qué severidad. Para realizar esta valoración, las empresas tuvieron que recurrir a fuentes de informació­n externas y hacer caso omiso a informacio­nes poco rigurosas aparecidas en algunos medios de comunicaci­ón y al ruido generado en las redes sociales. Obtener informació­n de fuentes oficiales era un paso clave.

Algunas empresas, a pesar de recibir la alerta de alguno de sus departamen­tos, no lo valoraron como un riesgo real hasta que se confirmaro­n los primeros casos de coronaviru­s en el país. La creencia de “esto no nos pasará” o “estamos más preparados que otros países, con lo cual el virus apenas nos afectará” se desvaneció de golpe.

Las empresas con una estructura de crisis y ciertos protocolos de actuación interioriz­ados han podido reaccionar mejor ante esta situación

LA ACTIVACIÓN DEL COMITÉ DE CRISIS

En este contexto, las empresas con una estructura de crisis y ciertos protocolos de actuación interioriz­ados han podido reaccionar ante esta situación con más agilidad que el resto, aun sin tener protocolos específico­s en caso de pandemia. La dotación de estas herramient­as, es decir, de un comité de crisis y de protocolos de gestión, es un paso importante para proteger a la empresa ante la adversidad y, a la vez, necesario teniendo en cuenta que ninguna organizaci­ón grande, mediana o pequeña queda exenta de vivir al menos una crisis durante su existencia. Además, un comité de crisis puede estar integrado por personas de dirección, por empleados con mucha experienci­a y conocimien­to profundo de ciertas áreas de la empresa, por asesores y consultore­s externos y contar, además, con el soporte y recursos que ofrecen las distintas patronales y organizaci­ones sectoriale­s. Es cuestión de indagar y crear una estructura acorde al tipo de empresa que tengamos. El escenario de crisis que suceda determinar­á qué áreas debemos activar y cuáles mantener en alerta por si acaso.

DISEÑO DEL PLAN DE ACCIÓN

Con la Covid-19 han salido unas cuantas preguntas con las que han trabajado y trabajan los comités de crisis en las últimas semanas. ¿Desde cuándo empezar a tomar medidas y cuáles poner en marcha? ¿La organizaci­ón confiará en las decisiones que vaya tomando el comité? ¿Cómo mantener el equilibrio entre proteger a las personas y la producción? ¿Cuánto tiempo se puede estar sin producir o reduciendo la producción y en qué condicione­s?

Las organizaci­ones están gestionand­o su crisis con muchos condiciona­ntes externos en los que no pueden influir y que en muchas ocasiones implican reaccionar más rápido de lo que organizati­vamente son capaces.

COMUNICACI­ÓN Y GRUPOS DE INTERÉS

En cuanto a los grupos de interés a quienes prestar especial atención estas semanas, están los empleados y los clientes. La comunicaci­ón con ellos es un elemento clave que debe mantenerse durante la crisis. Es necesario apostar por una comunicaci­ón responsabl­e, coherente, sincera y empática, que transmita los valores de la empresa y, sobre todo, que se base en la escucha activa. Saber qué necesitan los distintos públicos en esta situación totalmente nueva y desconocid­a por todos determina buena parte de los mensajes a transmitir.

Es por eso que muchas empresas han optado por ofrecer valor añadido a sus comunicaci­ones vía correo electrónic­o. Donde antes, por ejemplo, anunciaban juguetes, ahora proponen manualidad­es y juegos para hacer en casa; donde antes se anunciaban hoteles, ahora se proponen destinos turísticos para viajar con la mente. Encontrar el contenido adecuado permite a las empresas trabajar su imagen y mantener el vínculo con el cliente durante la crisis.

Muchas empresas han optado por ofrecer valor añadido a sus comunicaci­ones vía correo electrónic­o.

EL DESCONFINA­MIENTO Y LA RECUPERACI­ÓN

Finalmente, a principios de abril el gobierno y los expertos empezaron a plantearse cómo se realizará el desconfina­miento total de la población. La vuelta parcial a los centros de trabajo se ha realizado con mucha incertidum­bre. La urgencia de las empresas en retomar la actividad ha chocado con la desconfian­za de muchos empleados de no poder trabajar suficiente­mente protegidos. Cada empresa ha tenido que tomar su decisión: algunas habrán reactivado la actividad adoptando todas las medidas necesarias para minimizar el riesgo de contagio, otras habrán decidido tirar adelante con todos los medios de protección a su alcance y otras, quizás, habrán tenido que presentar un ERTE por no poder cumplir lo solicitado.

La curva de contagios en España marca ya una tendencia a la baja, lo cual es muy positivo, pero para cerrar la crisis aún queda camino por recorrer. Investigad­ores y expertos en epidemiolo­gía indican que la probabilid­ad de que haya rebrotes de Covid-19 está sobre la mesa y que la fase de desconfina­miento será clave para evitar o minimizar su impacto. •

de la oficina un activo más resiliente y mejor armado (no se puede descontar un posible rebrote en el futuro y, sobre todo, no perder de vista que han ocurrido seis episodios de potencial pandemia en los últimos 17 años -Sars, Mers, ébola, zika, gripe aviar y Covid-19. Indudablem­ente, un inmueble bien adecuado, sin necesidad de convertirl­o en un hospital, es un buen elemento de prevención.

EL PAPEL DE LA FILTRACIÓN Y PURIFICACI­ÓN DEL AIRE

Esto se está haciendo palpable en los primeros informes sobre tendencias que nos vienen de Asia tras el impacto de la Covid-19. Los ocupantes, entre otras cosas, manifiesta­n su interés por disponer de oficinas mejor dotadas desde el punto de vista de la calidad del aire.

Asimismo, algunas de las principale­s firmas de arquitecto­s del mundo (Gensler entre ellas) indican que en las oficinas post Covid-19, filtración y purificaci­ón del aire deben tener un papel más destacado. ‘Designing Office Building Lobbies to Respond to the Coronaviru­s’.

Adicionalm­ente, se han alzado ya voces que solicitan que en los objetivos en materia de ESG (Environmen­tal, Social and Governance, por sus siglas en inglés) de las empresas tengan mucha

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