Confort térmico con la mínima obra
Lo que ya resulta innegable es que el aislamiento es la medida más eficiente de ahorrar energía y evitar emisiones contaminantes en cualquier tipo de inmueble. El aislamiento presenta unos periodos medios de amortización de cuatro años y durante la vida útil de las superficies en las que se ha instalado un adecuado aislamiento, y la obtención de un beneficio de unos siete euros por cada uno invertido, vía ahorro de energía.
Gracias a la normativa (cada vez más ambiciosa en materia de eficiencia energética) los proyectos de obra nueva ya incluyen un aislamiento adecuado en un espesor suficiente, de acuerdo con cada zona climática. El problema viene de los edificios que ya estaban construidos cuando en 2006 se aprobó el primer Código Técnico de la Edificación (CTE). España cuenta con un parque edificado obsoleto que padece una gran falta de mantenimiento, baja eficiencia energética que agrava el frío doméstico de los más vulnerables, problemas de accesibilidad, etcétera. Y, pese a todo, la rehabilitación de edificios con criterios de eficiencia energética y sostenibilidad no despega.
Hace tan solo unos meses el antiguo Ministerio de Fomento hacía público que el ritmo de rehabilitación en España no superaba las 25.000 viviendas anuales rehabilitadas. Unos datos que contrastan con las estimaciones de los expertos, que aseguran que hasta 2050, para cumplir con los compromisos internacionales suscritos en materia ambiental, deberíamos estar rehabilitando con criterios de eficiencia energética más de 250.000 viviendas al año.
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Resulta innegable que el aislamiento es la medida MÁS EFICIENTE DE AHORRAR ENERGÍA y EVITAR EMISIONES CONTAMINANTES EN CUALQUIER tipo de inmueble
El aislante insuflado se reparte por toda la cámara en fachadas, medianeras, tabiques, buhardillas, falsos techos, etcétera.
GRAN OPCIÓN PARA REFORMAS
Pese a que todo son ventajas y la obra quedará amortizada en unos años, muchas personas temen las molestias ocasionadas por engorrosas reformas y rehabilitaciones que pueden convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Para todas estas personas que huyen de las obras hay una generación de aislantes (insuflados). Este tipo de material se inyecta por una pequeña perforación practicada en el exterior o interior de la vivienda con una máquina especial que desmenuza el material y lo introduce en la cámara de aire. El aislante se reparte por toda la cámara en fachadas, medianeras, tabiques, buhardillas, falsos techos…) consiguiéndose un sistema aislante sin puentes térmicos que garantiza la libre circulación de aire y el mantenimiento de las temperaturas.
Este nuevo tipo de material, además de proporcionar un excelente aislamiento térmico y acústico, protección frente al fuego y calidad del aire interior, es no higroscópico (ni absorbe, ni retiene humedad) y es permeable al vapor y, por tanto, transpirable. También es importante señalar que no precisa mantenimiento y no pierde sus propiedades con el paso del tiempo. Es resistente al moho y no se pudre ni se descompone, lo que le convierte en un producto fiable y duradero. Debido a la sencillez y rapidez de su instalación, se trata de un material idóneo para la renovación y rehabilitación energética de edificios. El material, que no desprende ni polvo ni ningún tipo de compuestos, puede instalarse en unas horas y sin que los ocupantes de la vivienda tengan que abandonar sus hogares y sin que sea necesario obtener el permiso de la comunidad de vecinos.
Asimismo, este material es capaz de ahorrar más de 500 veces la energía empleada en su fabricación, transporte e instalación. También es completamente respetuoso con el medio ambiente. La tecnología empleada en su fabricación hace que solo se emita vapor de agua a la atmósfera y cero emisiones contaminantes. Por último, destacar que es completamente reciclable, con lo cual puede cerrar su ciclo de vida de forma continua. •
Un sistema aislante sin puentes térmicos garantiza la libre circulación de aire y el mantenimiento de las temperaturas.
Los expertos aseguran que deberíamos estar rehabilitando con criterios de eficiencia energética más de 250.000 viviendas al año
El material se inyecta por una pequeña perforación practicada en el exterior o interior con una máquina especial que lo desmenuza y lo introduce en la cámara de aire.