¿Cómo gestionar la ventilación en hostelería durante el periodo Covid?
La eficiencia energética y la calidad del aire interior han cobrado una gran relevancia en la situación en la que nos encontramos actualmente. Reducir el impacto y la huella climática se ha convertido en una prioridad. En este contexto, el sector de la climatización y refrigeración juega un papel crucial. La recuperación termodinámica activa es el objeto de este artículo.
Debido a la entrada en vigor de nuevas exigencias del rendimiento por parte de la Directiva Europea de Ecodiseño (UE) 2016/2281, el sector de la climatización y refrigeración se enfrenta al desafiante reto de mejorar de forma notable la eficiencia energética de sus equipos. En consecuencia, en contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
De igual forma, la delicada situación de pandemia global que padecemos ha puesto el foco en un aspecto que hasta ahora pasaba desapercibido, que es el de disponer de una buena calidad de aire interior (IAQ).
Como parte del endurecimiento en los estándares de construcción, con normativas que fijan unos requerimientos cada vez más exigentes en aislamientos y estanqueidad, solo el correcto equilibrio entre hermeticidad y ventilación puede asegurar la mejor calidad del aire interior sin perjudicar a la eficiencia energética. Para ello, tenemos que garantizar una renovación del aire en el edificio de forma controlada, extrayendo el aire viciado e introduciendo aire fresco.
Con el fin de dar respuesta a esta problemática, en los últimos años han surgido nuevas tecnologías con equipos de recuperación de calor del aire. Estos equipos están diseñados para aprovechar la energía contenida en el aire interior y, mediante un intercambiador, cederla al flujo del aire de renovación.
En consecuencia, gracias a este intercambio podemos atemperar el aire entrante de renovación y alcanzar la temperatura de confort deseada re